El primer homicidio
Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató.
La semana pasada hablamos de lo que condujo al asesinato de Abel por parte de Caín —su enojo y envidia hacia su hermano. En lugar de permitir que las palabras de Dios acerca de su ofrenda inferior y su estilo de vida lo motivaran a cambiar y a mejorar, él permitió que su enojo hacia Abel se convirtiera en odio, lo cual terminó en homicidio.
Dios había advertido a Caín que controlara sus pensamientos porque estos estaban muy cerca de convertirse en pecado (Génesis 4:7). En lugar de gobernar sus impulsos, él se rindió y permitió que el proceso descrito en Santiago 1:14-15 ocurriera en su vida. Esto dio como resultado el primer homicidio.
Así como sus padres llevaron a la humanidad por el camino de rechazar el liderazgo de Dios en sus vidas, Caín hizo que la humanidad siguiera por el camino del odio y homicidio, que se ha manifestado en un sinnúmero de crímenes y guerras a lo largo de la historia. Juan 8:44 revela que Satanás es el originador de los pensamientos homicidas.
Más tarde Dios codificó el mandamiento en contra del homicidio en los Diez Mandamientos (Éxodo 20:13). Lea usted el artículo “¿Existían los Diez Mandamientos antes de Moisés?” para la prueba bíblica de que estas leyes existieron mucho antes de Moisés y el Monte Sinaí.
La lección más importante que podemos aprender del pecado de Caín es que nosotros tenemos que vencer los pensamientos de enojo y odio hacia otras personas —antes de que ellos se conviertan en palabras o actos de violencia.
Jesucristo enseñó que el odio y el enojo quebrantan el espíritu del Sexto Mandamiento (Mateo 5:21-22). Los que albergan pensamientos y actitudes de odio en contra de otros andan “en tinieblas” (1 Juan 2:11). El odio es una actitud que los cristianos deben vencer (Romanos 1:29; 2 Corintios 12:20; Tito 3:3). El verdadero cristianismo es vivir el camino de vida caracterizado por el amor hacia otros (Mateo 22:37-40; Juan 13:35; Colosenses 3:14).
Si usted desea aprender más acerca del profundo significado del Sexto Mandamiento contra el homicidio, lea el artículo titulado “El Sexto Mandamiento: No matarás”.