El sábado: una señal del pueblo de Dios

Éxodo 31:16-17  

Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo. Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo el Eterno los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó.

Este es uno de los muchos pasajes que conectan el ejemplo de Dios de descansar en el séptimo día con el mandamiento a la gente de observar el sábado. Dios estableció el sábado como una señal y pacto perpetuo con su pueblo.

Los versículos 13 y 14 dan más antecedentes. Dios dijo: “En verdad vosotros guardaréis mis días de reposo; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy el Eterno que os santifico. Así que guardaréis el día de reposo, porque santo es a vosotros; el que lo profanare, de cierto morirá; porque cualquiera que hiciera obra alguna en él, aquella persona será cortada de en medio de su pueblo”.

Dios los llama “mis sábados”. Y otros pasajes muestran que Dios espera que aquellos que no son israelitas (gentiles) también recuerden sus sábados (Isaías 56:1-6). El Nuevo Testamento explica que Jesucristo es el Señor del sábado y que queda todavía  un descanso de sábado para el pueblo de Dios (Marcos 2:27-28 y Hebreos 4:9.)

Si usted desea más información acerca del sábado, vea nuestro artículo titulado "¿Es el sábado una señal del pueblo de Dios?".

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