Extraños llegan a ser familia
Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros; en el partimiento del pan y en las oraciones... Y el Señor añadía cada día a la Iglesia los que habían de ser salvos.
La mayoría de los nuevos conversos a la Iglesia de Dios eran extraños entre sí, pero pronto llegaron a ser familia. Ellos pasaron tiempo aprendiendo, conociéndose unos a otros, comiendo y orando juntos. El Espíritu de Dios los ayudó a crecer en comunión como hermanos y hermanas, como un edificio, como un cuerpo (2 Corintios 6:18; Efesios2:19-22; 1 Corintios 12:12-14 vea nuestro artículo “Manifestaciones de la unidad”).
Llegar a ser una familia unificada no es fácil, pero ese es el deseo de Dios para su Iglesia. Algunos de nuestros más grandes desafíos son aprender a sobrellevarnos unos a otros, perdonarnos y solucionar desacuerdos en forma amorosa (Colosenses 3:12-17).
Para leer más acerca de la Iglesia y la Convivencia cristiana, ver nuestra sección La Iglesia.