La maldición de Caín
Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano.
Por haber cometido homicidio, Caín recibió una “maldición” específica de Dios por su pecado:
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Caín sería “maldito de la tierra”. Debido a que Caín derramó la sangre de su hermano sobre la tierra, la tierra ya no le volvería “a dar su fuerza”, es decir, Caín ya no tendría cosechas abundantes (Génesis 4:12). Los Libros de Soncino de la Biblia explica: “Dondequiera que él viva, la maldición lo seguirá y la tierra será árida para él. En consecuencia, Caín sería un vagabundo por el resto de su vida” (El Pentateuco y la Haftorá, p. 15). Este castigo es similar a una de las maldiciones profetizadas más tarde que vendrá sobre Israel por su desobediencia (Deuteronomio 28:16-17).
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Caín sería “errante y extranjero” sobre la tierra (Génesis 4:12). Él estaría separado de su familia y viviría su vida como un vagabundo en “la tierra de Nod”.
No debemos olvidar que el castigo final de Caín sería la muerte por su pecado (Romanos 6:23). Aunque Caín ciertamente merecía una muerte rápida llevada a cabo por Dios o su familia, Dios le permitió a Caín vivir su vida en el exilio. Aun más, Dios misericordiosamente proveyó a Caín con una “señal” que lo protegió de ser asesinado (v. 15)
Si usted desea aprender más acerca de la gracia y misericordia de Dios, lea el artículo titulado “Misericordia y gracia: ¿hay alguna diferencia?”.