La solución de Sarai, carente de fe
Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar.
Aquí se nos relata el principio de un giro desafortunado que ocurrió en la vida de Abraham. Abraham creyó en las promesas de Dios (Génesis 15:6), pero su esposa tuvo dudas en cuanto a cómo Dios cumpliría la promesa. Sarai tenía unos 75 años de edad y nunca había podido tener un hijo, así que le pareció imposible que a través de ella pudiese cumplirse la promesa.
En lugar de tener fe en que Dios podía y lo llevaría a cabo, Sarai empezó a tratar de solucionarlo por sí misma. Sarai tenía una sierva llamada Agar que la atendía en sus necesidades.
Entonces Sarai le dijo a Abraham “te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella” (Génesis 16:2). La propuesta de Sarai era que Agar sirviera como una madre sustituta y tuviera un hijo para Sarai.
El problema era que Dios nunca propuso —o necesitó— que esto fuera la solución a la infertilidad de Sarai. Ésta era una solución basada en la falta de fe en la capacidad de Dios para hacer un milagro. Desafortunadamente, Abraham hizo caso de la sugerencia de Sarai (como Adán, años antes, había hecho caso de la sugerencia de Eva) y Agar quedó embarazada de Abraham (v. 4).
La lección para los cristianos hoy en día es que nosotros debemos evitar tomar las situaciones en nuestras propias manos en contra de la voluntad de Dios. Los cristianos deben demostrar fe cuando se trata de las promesas y leyes de Dios. La Biblia enseña que “sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6).
Cuando a los cristianos les falta fe, en lugar de tomar las cosas en sus propias manos, deben orar por más fe (Marcos 9:24; Lucas 17:5) y estudiar diligentemente la Biblia para entender la voluntad de Dios (Romanos 10:17).
Si usted desea aprender más acerca de la importancia de la fe en su vida, lea nuestros artículos acerca de la fe.