Versiculos Para Meditar

Llevando muchos hijos a la gloria

Hebreos 2:10  

Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.

El libro de Hebreos empieza demostrando que Jesucristo, el Hijo de Dios, es superior a los ángeles y a todo lo demás. En los versículos anteriores a este pasaje, el autor cita del Salmo 8 al hablar del propósito y potencial de los seres humanos. Dios creó al hombre para que tuviera dominio sobre todas las cosas —¡el universo entero! Pero “todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas” (Hebreos 2:8). En este punto Jesús, quien vino para morir y hacer posible que nosotros vivamos por siempre, es el único que está ahora “coronado de gloria y de honra” (v. 9).

Cada uno de nosotros ha pecado y con ello se ha acarreado la pena de muerte por quebrantar la ley de Dios buena y perfecta. La justicia de Dios requiere el pago por esa pena, y nuestro Dios amoroso diseñó un plan que permitió que Jesucristo viniera a la Tierra como un ser humano para pagar la pena en lugar de cada uno de nosotros.

Cuán increíble que nuestro amoroso Dios considerase como “apropiado” que el Ser que nunca pecó muriera para hacer posible el perdón de todos nosotros pecadores. Y cuán increíble que el Ser sin imperfección alguna estuviese dispuesto a sufrir para completar su sacrificio perfecto.

El vocablo “perfecto” viene de la palabra griega teleioo, la cual significa “llevar a un final por medio de completar o perfeccionar” y “llevar a un estado completo” (Diccionario expositivo de Vine de las palabras del Antiguo y Nuevo Testamento, p. 466). Jesucristo no pecó ni tuvo ninguna imperfección moral (Hebreos 4:15), pero estuvo dispuesto a sufrir por completo como nuestro Salvador.

¡Dios hizo todo esto porque Él quiere más hijos!

Lea usted más acerca de nuestro inspirador potencial en el artículo “Hijos de Dios”.