Los cielos de los cielos no pueden contener a Dios
Y la casa que tengo que edificar, ha de ser grande; porque el Dios nuestro es grande sobre todos los dioses. Mas ¿quién será capaz de edificarle casa, siendo que los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerlo? ¿Quién, pues, soy yo, para que le edifique casa, sino tan sólo para quemar incienso delante de él?
¿Puede usted imaginarse escribiendo una carta a una empresa de suministros para construcción o a un líder extranjero, alabando a Dios como lo hizo Salomón aquí?
Salomón sabía que el rey Hiram estaba al tanto del profundo deseo que tenía el rey David de construir un templo. Al recalcar la importancia de conseguir los materiales más finos y la mejor mano de obra disponible, Salomón explicó abiertamente el asombroso desafío de construir un templo para el gran Dios creador del universo. Nada de lo que el ser humano pueda hacer se puede comparar con su magnificencia, pero Dios se complace cuando nosotros nos esforzamos por darle lo mejor.
Si desea más información acerca de nuestro asombroso Dios, lo invitamos a leer “¿Quién es Dios?”.
