No añadiréis ni disminuiréis

Deuteronomio 4:2   

No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos del Eterno vuestro Dios que yo os ordeno.

Moisés dio esta contundente instrucción en el contexto de su súplica a los israelitas para que permanecieran fieles a Dios después de que entraran a la tierra de Canaán. Básicamente, él les estaba diciendo que fueran fieles y diligentes para guardar exactamente lo que Dios les ordenara y les enseñara a través de su ley. Obedecer este mandamiento los llevaría a recibir bendiciones y a convertirse en un ejemplo para las demás naciones (Deuteronomio 4:6).

Jesucristo reforzó esta enseñanza fundamental a lo largo de todo su ministerio. Específicamente, enseñó que los seres humanos no debían eliminar nada de su ley ni de su palabra (Mateo 5:17-19) o agregar algún requisito innecesario que Dios no hubiera planteado (Mateo 23:4, Marcos 7:8-9, 13).

Jesucristo les enseñó a sus discípulos que fueran diligentes y fieles a la Palabra de Dios así como Moisés les enseñó a los israelitas. Cristo describió a su pueblo como aquellos que “oyen la palabra de Dios, y la hacen” (Lucas 8:21).

Para Dios es tan importante este tema, que inspiró unas palabras similares para que quedaran registradas en la última parte de la Biblia en Apocalipsis 22:18-19.

Si usted desea aprender más acerca de la fidelidad diligente que Dios quiere que tengamos, lo invitamos a visitar nuestra sección “Los Diez Mandamientos y el camino de vida de Dios” en Vida, Esperanza y Verdad.

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