No es de interpretación privada
Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.
El apóstol Pedro había acabado de relatar la memorable transfiguración de la cual él había sido testigo durante el ministerio de Cristo. En esa ocasión él había oído una voz del cielo confirmando: “Éste es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia” (vv. 16-19).
Esta asombrosa visión confirmó muchas de las profecías acerca del Mesías en el Antiguo Testamento. En este contexto, Pedro puntualiza que todas las profecías fueron inspiradas por Dios a través del Espíritu Santo. Muchos de los profetas ni siquiera quisieron ser profetas, y por supuesto no inventaron sus mensajes. Dios inspiró a los escritores bíblicos, y Él es también la fuente del entendimiento bíblico apropiado.
Si usted desea entender más acerca de los propósitos de Dios para la profecía, vea nuestro artículo “Propósito de la profecía”.