No esperar nada a cambio
Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos.
Es mucho más fácil amar a los que nos aman y hacer el bien a los que nos hacen bien a nosotros. Estamos dispuestos a prestar si sabemos que lo recibiremos de vuelta. Jesucristo no dijo que no hagamos estas cosas, pero Él sí dijo que estas cosas no son dignas de alabanza.
No, esas cosas no impresionan a Dios. Pero a Dios sí le impresionan los que altruistamente dan y aman sin esperar nada a cambio. Esta clase de amor refleja el asombroso amor mostrado por nuestro Padre y nuestro Salvador.
Si usted desea más información acerca de este amor divino, vea nuestro artículo “Dios es amor”.