“No he venido para traer paz”
No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada.
Mientras Jesucristo estaba preparando a sus 12 discípulos para salir y llevar a cabo su obra, Él les advirtió acerca de muchos peligros que iban a enfrentar. Los animó para que fueran fuertes en el momento de la persecución. Incluso algunos miembros de sus familias se oponían a ellos (vv. 35-36).
Pero ¿cómo encaja este versículo con el anuncio que le hicieron los ángeles a los pastores antes del nacimiento de Jesús? ¿No dijeron que iba a traer paz a la Tierra? De hecho, una traducción más clara es: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” (Lucas 2:14, Traducción en Lenguaje Actual).
No fue una promesa de paz para toda la humanidad en ese momento o en la actualidad, ya que es obvio que la paz no ha llegado todavía. En esta época hay muy pocos hombres en los que Dios se complace, ya que el pecado es la decisión que prevalece en la humanidad en estos días.
Aunque Jesucristo no trajo la paz en su primera venida, si abrió el camino para que el hombre se reconciliara con Dios. Y prometió regresar para gobernar en el Reino de Dios. Él va a aplicar las leyes de Dios, que son el camino hacia la paz y la paz se va a extender alrededor del mundo. En su segunda venida Él va a ser el Príncipe de paz (Isaías 9:6).
Si desea más información acerca de cómo encaja esto en el plan de salvación de Dios, lo invitamos a leer nuestro artículo “La fiesta de Trompetas: alarma de guerra, anuncio de paz”.
