Nuestras justicias como trapo de inmundicia
Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento.
En Isaías 64, el profeta Isaías claramente nos muestra que “hemos pecado” y “necesitamos ser salvos” (v. 5). Le pide a Dios “ni tengas perpetua memoria de la iniquidad” (v. 9). Nuestros pecados nos han alejado de Dios.
Pero en el versículo 6, Isaías muestra que incluso nuestros intentos humanos por hacer el bien pueden ser inmundos y estar contaminados. Sus caminos y sus pensamientos están tan alejados de los nuestros que no podemos complacerlo por nuestros propios medios. Afortunadamente, Él está dispuesto a perdonarnos y a darnos su Espíritu Santo para que podamos empezar a pensar y actuar como Él lo hace. El Espíritu Santo escribe las leyes de Dios en nuestras mentes y en nuestros corazones para que nuestras motivaciones y nuestro justo actuar puedan ser realmente puros ante sus ojos.
Para más información acerca de cómo buscar la justicia de Dios en nuestra vida en lugar de la justicia motivada por nuestra naturaleza humana, lo invitamos a ver nuestras secciones “Arrepentimiento” y “Conversión cristiana”.
