Orando en el nombre de Jesús
“Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Y si alguno pidiere en mi nombre, yo lo haré.
Jesucristo estuvo dispuesto a confiarles a sus discípulos —los que han comprometido sus vidas a seguirlo y obedecerlo— el uso de su nombre. Ellos podían orar al Padre “en el nombre de Jesús” —y qué mayor privilegio puede haber que acercarse al Padre con la bendición de su Hijo amado. Es como ser administradores de su sello oficial sobre un cheque en blanco con la firma de Jesús en el cheque.
Desde luego, un discípulo de Jesucristo se estará esforzando por pedir únicamente de acuerdo a la voluntad de Dios —según lo que es verdaderamente mejor para nosotros y para los demás. Nosotros no pediremos de manera egoísta o con una motivación pecaminosa. Jesús continúa en el versículo 15: “Si me amáis, guardad mis mandamientos”. Los mandamientos de Dios reflejan el amor de Dios, proveyendo un fundamento para orar de acuerdo a su voluntad.
Para más información acerca del uso apropiado del nombre de Jesús, lea usted nuestro artículo “Tercer mandamiento: No tomarás el nombre del Eterno tu Dios en vano”.