Perfeccionando la santidad en el temor de Dios

2 Corintios 7:1   

Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.

El apóstol Pablo, después de haber compartido una de las promesas más grandes que Dios ha hecho —“Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas” (2 Corintios 6:18), explicó lo que esta promesa nos debe motivar a hacer. Dios nos exhorta a limpiarnos y a buscar su santidad motivados por el respeto y admiración que Él merece.

El apóstol Juan expresó unos pensamientos similares en 1 Juan 3:1-3:

“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro”.

Si usted desea aprender más acerca del proceso de limpieza por el que debe pasar un cristiano, lo invitamos a ver nuestras secciones “Arrepentimiento” y “La conversión”.

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