¿Por qué me has desamparado?
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?
Las palabras del rey David en el Salmo 22 fueron proféticas del sufrimiento y la agonía experimentados por Jesucristo durante su crucifixión y sacrificio por nuestros pecados. Jesucristo, quien nunca pecó, llevó nuestros pecados sobre sí mismo. Debido a que el pecado nos separa de Dios (Isaías 59:2), el llevar nuestros pecados sobre si hizo que Jesús se sintiera desamparado. Él citó estas palabras de angustia de David al estar colgado en la cruz (Mateo 27:46; Marcos 15:34).
Si desea más información acerca del sacrificio de Cristo, vea nuestros artículos titulados “Las siete últimas frases de Jesús” y “Elí, Elí, ¿lama sabactani?”.