¿Por qué te turbas?
¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mi? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío.
En medio de sus pruebas y lágrimas, otras personas se burlaban del salmista: “¿Dónde está tú Dios?” (Salmos 42:3). Incluso los recuerdos de alabanza a Dios durante las fiestas santas le producían melancolía, ya que en ese momento se sentía alejado de Dios.
El salmista se responde a sí mismo y recuerda: “Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío”. Esta esperanza reconoce que Dios no está lejos, siempre está dispuesto a ayudarnos como si estuviera cara a cara con nosotros.
Si usted desea leer más acerca de este pasaje y de otras escrituras que nos animan, lo invitamos a ver “Versículos inspiradores de la Biblia”.