¿Qué es el hombre?
Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra.
Al igual que David, muchos se han preguntado por qué el grande y eterno Creador del vasto universo tendría algún interés en nosotros.
El hombre, como cualquier otro punto insignificante de materia en el cosmos, no parece merecer atención alguna de cualquier poder intergaláctico. Pero David continúa: “Lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies” (vv. 5-6).
Isaías y el apóstol Pablo describen este futuro indescriptible: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Corintios 2:9, citado de Isaías 64:4).
Nosotros no llegamos a existir al azar y sin propósito. ¡La humanidad fue creada para el más maravilloso e increíble propósito imaginable!
Lea más acerca de ese grandioso propósito en el artículo “El propósito de la vida”.