Sométase toda persona a las autoridades superiores
Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.
Aunque la ciudadanía y lealtad principal de los cristianos es con el Reino de Dios, el apóstol Pablo deja muy claro que debemos ser respetuosos y obedientes a los requerimientos de nuestra nación a no ser que sean contrarios a la Palabra de Dios (Hechos 4:19). Dios es quien ha permitido que existan las autoridades que existen, aunque los líderes humanos que no tienen el Espíritu Santo para que los guíe, nunca estén a la altura de los estándares de liderazgo que Él ha establecido. Un cristiano no debe resistirse a las autoridades, pero sí debe dejar su destino en manos de Dios.
Cuando David estaba huyendo de Saúl (que lo estaba tratando de matar sin ningún motivo), él explicó porque no iba a matar a su enemigo: “El Eterno me guarde de hacer tal cosa contra mi señor, el ungido del Eterno, que yo extienda mi mano contra él; porque es el ungido del Eterno” (1 Samuel 24:6). Con el tiempo Dios le dio el reino a David, pero no quería que David lo tomara por sus propias manos, a pesar de que Saúl ya no tenía el respaldo de Dios. El mismo rey David sintió que no estaba a la altura de los estándares de gobierno perfecto de Dios —que van a ser establecidos por Cristo cuando gobierne como Rey de reyes en la Tierra.
Es interesante ver que el líder romano que estaba en el momento que Pablo escribió Romanos 13 era el perverso emperador Nerón. Aun así, Pablo exhortaba a los cristianos para que se sometieran a la autoridad del gobierno romano.
Vivir bajo gobiernos humanos imperfectos nos ayuda a anhelar más el gobierno perfecto de Dios. Para más información acerca de este tema, lo invitamos a leer nuestra sección “Reino de Dios”.
