por Mike Bennett

Ayer cubrimos la primera parte de esta bendición que Dios prometió a los descendientes de Abraham por la fidelidad que éste le mostró. El primer aspecto de esta bendición era grandeza nacional otorgada a los descendientes de Abraham.

El segundo aspecto de esta bendición era: “Y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”. Aunque las bendiciones nacionales proveerían algunas bendiciones para otras naciones también, esta bendición incluye un cumplimiento más amplio. Habría una bendición específica que vendría a través de Abraham que no sólo cobijaría a sus descendientes, sino que bendeciría a todos los pueblos de la tierra. Esta bendición es reiterada en Génesis 22:18 con un detalle importante agregado: “En tu simiente serán benditas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz” (énfasis agregado).

¿Qué es esta “simiente” de Abraham que bendeciría a todas las personas? La respuesta se halla en Gálatas 3:16 “Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo”.

Jesucristo, quien físicamente era un descendiente de Abraham, era la Simiente a través de la cual toda la tierra sería bendecida. Entre las bendiciones espirituales que el mundo ha recibido a través de Jesucristo, tenemos las siguientes:

• Gracia y perdón de pecados (Hechos 13:38; Romanos 3:24; 5:15-17; Tito 2:11).

• La extensión de las bendiciones espirituales de Abraham a todas las personas (Gálatas 3:28-29).

• La oportunidad para todas las personas de recibir la salvación en el Reino de Dios (1 Tesalonicenses 5:9; 2 Timoteo 2:10; Hebreos 5:9).

• La futura derrota del enemigo de toda la humanidad —Satanás el diablo (Génesis 3:15; Romanos 16:20).

El estudio de las promesas hechas a Abraham es un tema extenso. Si usted desea saber más, lea nuestro artículo “Promesas a Abraham”.