Vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro
He aquí que no se ha acortado la mano del Eterno para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.
El santo Dios siempre es justo y perfecto. Él aborrece el pecado porque es contrario a su forma de pensar. Sus leyes producen el bien, pero quebrantarlas sólo produce dolor, sufrimiento y tristeza.
Dios tiene todo el poder —más que suficiente para salvarnos. ¡Él puede escucharlo todo! ¿Entonces porque parece que no escuchara cada clamor pidiendo por su ayuda o llamado para que nos salve de la angustia? El problema es el pecado. El pecado nos aleja de Dios y nos trae castigos.
Afortunadamente, nuestro misericordioso Dios se ideó una salida para el pecado a través del sacrificio de Cristo. Debemos buscar el perdón y orar por el arrepentimiento. Para más información acerca del arrepentimiento, lo invitamos a leer en nuestra sección “Arrepentimiento”.