Y llamares el sábado una delicia
Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso del Eterno; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en el Eterno; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca del Eterno lo ha hablado.
Dios dio el mandamiento del sábado para ayudarnos a dejar de enfocarnos en nosotros mismos y en nuestros propios intereses. En lugar de eso, nosotros debemos enfocarnos especialmente en Dios y sus prioridades durante 24 horas de tiempo santo. Pero esto no significa que el sábado sea aburrido o penoso. Debe ser una delicia poder ser renovados y fortalecidos espiritualmente al acercarse a Dios y pasar tiempo con aquellos que son llamados a ser sus hijos.
Dios llama al sábado “mi día santo”. “Dios lo reclama como su día; tomarlo para nuestro placer es robarle a Él de lo que es suyo” (Comentarios de Jamieson, Fausset y Brown acerca de Isaías 58:13).
Dios promete grandes bendiciones a aquellos que lo honran en el sábado. Estas bendiciones traen a la mente las bendiciones de seguridad y abundancia mencionadas en el Canto de Moisés (Deuteronomio 32:9, 13).
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