¿En donde está la Iglesia de Dios?
"Yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18).
Jesucristo, refiriéndose a sí mismo, le dijo al apóstol Pedro que edificaría su verdadera Iglesia sobre “esta roca”. Jesucristo es aquella roca sobre la que está fundada su Iglesia, y seamos muy claros aquí, la palabra es singular. Jesucristo no dijo que establecería sus iglesias, sino que establecería su Iglesia. ¿Dónde está, pues, la verdadera Iglesia de Dios? ¿A cuál iglesia asistiría Jesucristo hoy?
Jesucristo proclamó hace casi 2.000 años que establecería su Iglesia. Dijo que su Iglesia nunca moriría y que las puertas del “Hades” (el sepulcro, a veces traducido como infierno) no prevalecerían contra ella. Les aseguró a sus discípulos que guiaría y preservaría su Iglesia hasta su regreso, prometiéndoles también: “Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de este mundo” (Mateo 28:20).
Si todo esto es cierto, y sabemos que lo es porque Jesucristo no miente, ¿dónde está la Iglesia de Jesucristo hoy en día? Los testigos oculares de aquel tiempo nos relatan que, inmediatamente después que Jesucristo ascendiera al cielo para estar de nuevo con su Padre, los discípulos salieron por todas partes a predicar el mensaje de Dios acerca de su Reino venidero. Nos dicen también que el Señor trabajó con ellos confirmando sus palabras con prodigios maravillosos y poderosos (Marcos 16:20). Leemos en Hechos 2 que la Iglesia de Dios tuvo un inicio muy poderoso con la venida del Espíritu Santo en el día de Pentecostés.
Hoy en día millones de personas claman ser verdaderos cristianos, siguiendo las mismas enseñanzas y principios que enseñaron Jesucristo y los apóstoles en el primer siglo. Ostentan ser verdaderos miembros de la Iglesia que Jesucristo fundó. Pero la religión cristiana está tan dividida hoy que las iglesias se contradicen entre sí con respecto a lo que enseña la Palabra de Dios. Formada por cientos de denominaciones diferentes y a través de los siglos, muchas de las ramas del cristianismo han ido asimilando, poco a poco, creencias no bíblicas y doctrinas que nada tienen que ver con el mensaje central que trajo Jesucristo a la Tierra.
Si les preguntara a diez personas diferentes cuál fue el mensaje principal que trajo Jesucristo al mundo, recibiría, sin duda, diez diferentes respuestas; y sin embargo la Biblia dice claramente que Jesucristo hablaba, no acerca de sí mismo, sino acerca del mensaje del Reino de Dios; el mensaje que tiene que ver con un futuro gobierno que se establecerá aquí en la Tierra cuando Cristo regrese. En el evangelio de Marcos leemos: “Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio” (Marcos 1:14-15).
Las instrucciones de Jesucristo siempre han tenido que ver con el arrepentimiento y la fe. Arrepentimiento de nuestra forma anterior de vivir, esto es, contraria a la obediencia de los mandamientos de Dios, y fe en Él como nuestro Salvador y futuro Rey. Tristemente, muchas religiones que hoy en día se llaman cristianas no enseñan el mensaje que trajo el Mesías. Hablan más del mensajero que del mensaje. Predican un mensaje vacío de amor sin obediencia y una vida de libertad sin ley. Jesucristo mismo nos advirtió diciendo: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará al reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21). El mensaje no es sólo decir y creer que Jesucristo es Señor, sino hacer lo que Él nos manda: obedecer a Dios. Los demonios también creen y hasta tiemblan (Santiago 2:19), pero no obedecen a Dios.
La verdadera Iglesia de Dios hoy en día está enseñando a guardar y a observar la ley de Dios: los Diez Mandamientos, incluyendo el cuarto, que habla acerca de observar el séptimo día, el sábado, como un día santo, un día sagrado y bendecido por Dios desde la creación del mundo. Porque Dios creó el sábado como día de reposo en el séptimo día de la creación. Él mismo nos dio el ejemplo de descansar ese día (Génesis 2:2). La verdadera Iglesia que Jesucristo fundó, está hoy en día enseñando lo mismo que Él enseñó, observando lo mismo que Él observó y creyendo lo mismo que Él creyó.
Recordemos que Jesucristo prometió que su verdadera Iglesia estaría fundada sobre Él —la Roca— y que no perecería nunca. ¿Cómo es posible que tantas iglesias proclamen ser la verdadera Iglesia que fundó Cristo? Si lee cuidadosamente la Biblia, encontrará que Jesucristo observaba el día de reposo, el sábado: “Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer” (Lucas 4:16). Encontrará también que los discípulos siguieron observando el sábado, según el mandamiento, muchos años después de la muerte de Cristo: “Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente día de reposo les hablasen de estas cosas” (Hechos 13:42). Esta última cita es muy significativa, porque nos muestra que los gentiles, quienes nunca habían observado el día de reposo, el Cuarto Mandamiento, a medida que iban creyendo en la Palabra de Dios y eran convertidos les pedían a Pablo y Bernabé que volvieran a predicarles las cosas de Dios en el día de reposo.
Cristo siempre le advirtió a su Iglesia que se cuidara de los falsos profetas y maestros que tratarían de engañar aún a los mismos elegidos (Marcos 13:22). Jesucristo nos dice claramente que la puerta que lleva a la vida es angosta y difícil y que pocos son la que la hallan (Mateo 7:14-16). El apóstol Pablo también expresó su preocupación por los verdaderos cristianos de su tiempo, advirtiendo que sus mentes podrían ser corrompidas y alejadas de la simplicidad de Cristo (2 Corintios 11:3; 13).
No seamos ingenuos. Satanás ha engañado al mundo entero (Apocalipsis 12:9). Ha llevado a la humanidad a creer un evangelio diferente; creen en otro cristo y en otro dios. ¿Está usted asistiendo a la verdadera Iglesia, la que fundó Jesucristo? Comience por buscar la Iglesia que lleve el nombre de Dios y que crea y observe todos los mandamientos de Dios. No encontrará muchas. De hecho, sólo existe una verdadera Iglesia de Dios. Recuerde las palabras de Jesucristo: “Edificaré mi Iglesia”.
En nuestro artículo “La Iglesia de Dios: ¿Qué es en realidad?” usted encontrará un más amplio estudio acerca de estas palabras de Jesucristo.
Fecha de publicación: Febrero 14, 2018