De la edición Mayo/Junio 2015 de la revista Discernir

El mensaje del Mesías: El Reino de Dios se ha acercado

¿A qué se refería Cristo cuando dijo: “el reino de Dios se ha acercado” (Marcos 1:15)?

Como vimos en los artículos anteriores, el evangelio de Cristo acerca del Reino de Dios se divide en cuatro temas principales: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio” (Marcos 1:15).

En el nuestro artículo anterior "El tiempo se ha cumplido: Cuatro pruebas de que Jesús era el Mesías" hablamos de la profecía de Daniel 9:25 y cómo ésta se cumplió cuando Cristo comenzó a predicar el evangelio en el año profetizado (27 d.C.) y puso fin al tiempo de espera para ese importante paso en el plan de Dios.

Veamos ahora lo que Cristo quiso decir con “el reino de Dios se ha acercado”.

¿Qué es y dónde está el Reino de Dios?

Lamentablemente, esta pregunta ha confundido a muchos a través de la historia. Mientras algunos han llegado a creer que el Reino de Dios es la Iglesia o que está en nuestro corazón o en el cielo, sólo muy pocos han logrado conciliar las enseñanzas del Antiguo Testamento con las del Nuevo.

Pero, para comprender lo que Cristo quiso decir con “el reino de Dios se ha acercado”, es necesario saber qué dicen las Escrituras acerca de este Reino antes de la predicación de Jesús. Sin eso, no podremos entender sus palabras.

En el segundo año del reinado de Nabucodonosor (rey de Babilonia), Dios envió al rey un sueño que anunciaba los tres imperios gentiles que sucederían al Imperio Babilónico: el Imperio Medo-persa, el Imperio Griego y el Imperio Romano (Daniel 2:1-43). Y, a través de Daniel, Dios también le mostró la interpretación de su sueño (v. 19).

La última parte del sueño tenía que ver con “en los días de estos reyes” y mostraba cómo “el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre” (v. 44). En otras palabras, Dios estaba revelando que su Reino será un gobierno mundial sobre todas las naciones y pueblos de la Tierra.

Este punto es reiterado por Zacarías cuando describe la segunda venida de Cristo diciendo que “el Eterno será rey sobre toda la tierra”, y también se confirma en muchos pasajes del Nuevo Testamento (Zacarías 14:9; 1 Timoteo 6:15; Apocalipsis 11:15; 17:14; 19:16).

Cuando Cristo vino por primera vez, el Reino de Dios obviamente no se había establecido, y los primeros cristianos siguieron esperándolo con fervor después de su muerte. Sin embargo, la enseñanza de que el Reino de Dios será establecido en la Tierra para reemplazar a los gobiernos humanos fue desapareciendo poco a poco del cristianismo tradicional, hasta el punto de que en la actualidad se considera una enseñanza arcaica.

Y, como vimos en otro artículo de esta serie, este proceso de desaparición gradual fue registrado por el historiador Edward Gibbon.

Si desea más detalles acerca de cómo el Reino de Dios será establecido en la Tierra, consulte la columna “Los cuatro elementos de un reino”.

¿Qué es y dónde está el Reino de Dios? El Antiguo Testamento revela que será un Reino establecido por Dios en la Tierra para gobernar a los seres humanos, primero por mil años y luego por toda la eternidad.

El Reino “se ha acercado”

En los tiempos de Daniel, Dios había revelado: “recibirán el reino los santos del Altísimo [quienes estudian, aprenden y viven la ley de Dios], y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre” (Daniel 7:18). Esto implicaba que tanto los santos como el Reino serían eternos, pero nadie tenía muchos detalles acerca de cómo se podía entrar al Reino de Dios.

Al decir que “el reino de Dios se ha acercado” o “está cerca” (Nueva versión internacional), Cristo estaba comenzando a describir aspectos más profundos del Reino. Estaba diciendo que ahora Él mismo, como portavoz de su futuro Reino, estaba disponible para enseñarle al mundo de qué se trataba el Reino de Dios.

Los futuros reyes y sacerdotes que gobernarán a las naciones y pueblos humanos con Cristo serán aquellas personas que hayan respondido fielmente a sus enseñanzas (Apocalipsis 1:6; 5:10). Pero, ¿cómo será esto posible si “la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios” (1 Corintios 15:50)?

Otro requisito para entrar al Reino es que nuestros cuerpos sean transformados a “cuerpo espiritual”, o como dice Pablo, “es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad” (1 Corintios 15: 44, 53). Sólo los seguidores fieles de Cristo que hayan sido transformados en espíritu entrarán al Reino de Dios.

Estos seres espirituales (antes mortales) ayudarán a Cristo a gobernar a los seres humanos que sobrevivan a los devastadores eventos que ocurrirán antes de su segunda venida. Su Reino eterno será conformado y administrado sólo por seres espirituales que en un principio gobernarán la Tierra mil años, y luego por toda la eternidad bajo el mando directo de Dios.

Ahora que conocemos los aspectos básicos del Reino de Dios, analicemos algunos de los pasajes Bíblicos que a menudo son tergiversados.

El Reino está entre vosotros

En cierta ocasión, un grupo de fariseos le preguntó a Cristo cuándo vendría el Reino de Dios, y Él les respondió: “El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros” (Lucas 17:20-21, énfasis añadido).

Aunque el Reino de Dios sí está en el cielo ahora, eventualmente se extenderá a todas las naciones y pueblos del mundo.Pero, contrario a lo que algunos piensan, esto no significa que el Reino de Dios haya estado en el corazón de los escépticos líderes religiosos. Cristo sólo estaba diciendo que Él, un representante directo del futuro Reino de Dios, estaba ahora con ellos.

Es cierto que el Reino de Dios debe estar en nuestra mente y corazón, pero el Reino es mucho más que una filosofía de vida. Si desea más detalles acerca de Lucas 17:20-21, consulte el artículo de VidaEsperanzayVerdad.org titulado “El Reino de Dios está entre vosotros”.

Nuestra ciudadanía está en los cielos

En Filipenses 3:20, Pablo dijo que “nuestra ciudadanía está en los cielos”, y a partir de esto muchos suponen que entrar al Reino de Dios implica irse al cielo. Pero como hemos visto, Cristo regresará para establecer el Reino de Dios en la Tierra.

Aunque el Reino de Dios sí está en el cielo ahora, eventualmente se extenderá a todas las naciones y pueblos del mundo. Como vio Juan en una visión: “El séptimo ángel [tocará] la trompeta, y [habrá] grandes voces en el cielo, que [dirán]: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 11:15). Y con su Reino, Cristo traerá “la restauración de todas las cosas” (Hechos 3:21).

Obtenga más información sobre las buenas noticias del Reino de Dios que Jesús predicó (Marcos 1:15) en nuestros artículos relacionados:

"El mensaje del Mesías: Evangelio del Reino".

"El tiempo se ha cumplido: Cuatro pruebas de que Jesús era el Mesías".

"El mensaje del Mesías: Arrepentíos".

"El mensaje del Mesías: Creed en el evangelio".

 

Los cuatro elementos de un reino

Para que un gobierno humano exista, se necesitan cuatro cosas:

1. Territorio. Una autoridad civil necesita de un lugar físico donde pueda ejercer su gobierno. El propósito de las fronteras es delimitar la jurisdicción de las autoridades de los países.

2. Súbditos. Todo gobierno necesita súbditos para gobernar.

3. Leyes.  Todos los gobiernos tienen leyes que sus ciudadanos deben cumplir y son impuestas a través de tribunales de justicia. Cuando una ley se infringe, los culpables son juzgados y castigados.

4. Líder. Independientemente de su ideología y organización, todo gobierno debe tener un líder que dirija a los súbditos y monitoree el gobierno.

El Reino de Dios que Jesucristo establecerá cuando regrese tendrá todos estos elementos:

1. El territorio del Reino de Dios abarcará toda la Tierra.

2. Sus súbditos serán todos los seres humanos.

3. Sus leyes serán las leyes de Dios que encontramos en la Biblia.

4. Y su líder será Jesucristo.

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