Hay un proverbio para eso: la veracidad
Las investigaciones acerca de la frecuencia con que nos mentimos unos a otros son tan numerosas como alarmantes. En lo que respecta a la mentira, el libro de Proverbios no se muestra favorable.

La gente se ha mentido unos a otros durante miles de años. ¿Pruebas? Un libro sapiencial escrito hace casi 3.000 años aborda las consecuencias de la mentira y el disgusto que Dios siente por ella.
Es fácil cometer un error y mentir ocasionalmente por diversas razones, incluso cuando nos esforzamos por ser veraces. Están las llamadas “mentiras piadosas” para asegurarnos de no herir los sentimientos de alguien. También decimos mentiras descaradas para salir de apuros cuando tenemos miedo. Y luego están las mentiras que contienen la suficiente verdad como para justificarlas como si no fueran mentiras. ¿El denominador común? Nuestra conciencia, ya de por sí irritada, se agrava con cada mentira que nos permitimos decir.
Es muy difícil que la verdad nos libere cuando la tergiversamos, abusamos de ella, la distorsionamos, la descuidamos o huimos de ella (Juan 8:32). Si quienes aman y practican la mentira no son bienvenidos en la Nueva Jerusalén (Apocalipsis 22:14-15), debe haber una muy buena razón para ser veraz. Y, sí, hay un proverbio que lo explica.
Proverbios e implicaciones
1. Proverbios 12:22: “Los labios mentirosos son abominación al Eterno; pero los que hacen verdad son su contentamiento”.
Es bastante sencillo, ¿verdad? Dios se complace en quienes se esfuerzan por decir la verdad, incluso cuando resulte incómodo o requiera unos segundos más para ser lo suficientemente amables y delicados. Por el contrario, Él aborrece la lengua mentirosa (Proverbios 6:17) y al falso testigo (v. 19). Entonces, ¿por qué es tan difícil hacerlo bien? Quizás sea porque mentir es tan común y aceptado. ¿Cuántas personas en nuestro mundo podrían describirse como enemigas de la mentira (Proverbios 13:5)?
Implicaciones: debemos recuperar el hastío y la abominable connotación de la mentira que el libro de Proverbios expresa con tanta claridad. No se trata de desenmascarar a cada mentiroso que veamos (no habría suficientes horas en el día), sino de centrarnos en nosotros mismos. Cuando mentimos, Dios lo aborrece profundamente. Debemos recordarlo para romper la seducción que convierte a las pequeñas mentiras piadosas en “hechos alternativos”, que en última instancia nos llevan a terrenos tan desagradables como la negación del Holocausto, el racismo darwiniano y un cristianismo vacío.
2. Proverbios 17:20: “El perverso de corazón nunca hallará el bien, y el que revuelve con su lengua caerá en el mal”.
Aunque mentir sea algo común, incluso las personas más seculares se irritan ante la mentira patológica. Esta característica no puede traer nada bueno a largo plazo. Con el tiempo, quienes la practican caerán en el mal y serán aislados por todos los que les rodean. Aunque lo que se gana con engaño puede parecer dulce por un tiempo, pronto tendrá un sabor amargo, pues las consecuencias lo alcanzarán (Proverbios 20:17).
Implicaciones: cada vez que dejamos pasar algo que sabemos que es mentira, sin aclararlo, debemos reconsiderarlo. El remordimiento de conciencia y la derivación hacia problemas inevitables, ¿realmente valen la pena? Dios siempre está dispuesto a perdonar y ayudar a quienes se arrepienten de mentir. Sin embargo, negarse a arrepentirse nos mantendrá en la senda moral descendente que nos llevará a otras formas de maldad.
3. Proverbios 26:28: “La lengua falsa atormenta al que ha lastimado, y la boca lisonjera hace resbalar”.
Quizás este proverbio ilustra la razón principal por la que la mentira se considera una abominación en toda la Biblia (con muchos ejemplos en el libro de Proverbios): El Dios de amor sabe que la mentira es odio en acción. Cuando mentimos, estamos diciendo que la persona a quien mentimos no es lo suficientemente importante como para decirle la verdad.
Cuando mentimos, estamos diciendo que la persona a quien mentimos no es lo suficientemente importante como para decirle la verdad.
Consideremos algunas de las mentiras asociadas incluso al cristianismo, como decirles a los niños que Santa Claus existe, enseñar que Jesús nació el 25 de diciembre o afirmar que una antigua fiesta de la fertilidad representa la resurrección de Jesucristo. Todas estas mentiras confunden a la gente acerca del verdadero Jesús y lo tergiversan. Estas mentiras no demuestran amor a nadie.
Implicaciones: deberíamos considerar decir la verdad como un acto de amor hacia todas las personas con las que nos relacionamos: nuestros hijos, cónyuge, amigos, compañeros de trabajo e incluso desconocidos. Debemos esforzarnos por decir verdades incómodas con tacto y delicadeza, en lugar de racionalizar que una mentira resultará mejor. Puede ser que funcione a corto plazo, pero generalmente sólo para nosotros mismos, no para aquellos a quienes se supone que debemos amar y estimar más que a nosotros mismos.
Hay muchos más ejemplos como estos
Más de 25 proverbios tratan acerca de la mentira. De los pocos que se mencionan en esta publicación, el tema central es claro: Dios aborrece la mentira porque daña profundamente tanto al mentiroso como a quienes son engañados. Así que la próxima vez que piense en difundir “hechos alternativos” o que la propaganda parezca más fácil que decir la verdad con tacto y amabilidad, recuerde que hay un proverbio para eso.
Para profundizar en el tema de la mentira, le invitamos a leer “El noveno mandamiento: no darás falso testimonio”, “¿Mentir o decir la verdad?” y “Hablar la verdad en amor”.
Fecha de publicación: Febrero 25, 2025