Job, un ejemplo de buena reputación
La reputación de Job estaba caracterizada por su sinceridad y una profunda relación con Dios. ¿Qué cualidades de su personalidad podemos aprender para tener una buena reputación?
La historia del patriarca Job, contada desde el primer capítulo del libro que lleva su nombre, es un relato conmovedor de fe, integridad y resistencia ante el sufrimiento. Job, un hombre de notable carácter, es presentado como un modelo a seguir, debido a la excelente reputación que tenía delante de Dios y delante de los hombres.
Job era un hombre rico, respetado, conocido por su piedad y su justicia, lo cual es confirmado por Dios con estas palabras: "Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal" (Job 1:1). De hecho, Dios repite dos veces más la descripción de su reputación: "¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?" (Job 1:8, 2:3). Cuando Dios repite algo dos o más veces es porque lo considera muy importante.
Estos versículos destacan las cualidades de Job, por las cuales fue considerado un ejemplo de fe y de buena moral. A través de este artículo, exploramos su buena reputación, reflexionando especialmente en sus cualidades que pueden inspirarnos a mejorar la nuestra.
Un varón perfecto
La palabra hebrea traducida como perfecto es tam, que se refiere a “integridad y pureza de corazón”. No implica una perfección sin fallas, sino a una integridad moral y sincera ante Dios y los hombres. Job tenía una vida que reflejaba una profunda y auténtica relación con Dios. El patriarca era alguien maduro e íntegro en sus convicciones morales y espirituales. Esta integridad se manifestaba en su trato con todos.
Además, Job oraba por sus hijos constantemente y se preocupaba de que cada uno de ellos viviera conforme a la voluntad de Dios: "Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días" (Job 1:5). Su pureza de corazón no era una fachada, sino una realidad que cubría cada aspecto de su ser. En un mundo apartado de Dios, Job brillaba como un faro de integridad y madurez.
Un hombre recto
El término "recto" proviene del hebreo yashar, que denota justicia y equidad. Esto sugiere que Job actuaba con justicia y rectitud en todas sus relaciones, siendo honesto y justo en su trato con los demás. En la ciudad de Uz, Job era conocido no sólo por su riqueza, sino también por su justicia y equidad.
Job oraba por sus hijos constantemente y se preocupaba de que cada uno de ellos viviera conforme a la voluntad de Dios.
Aunque había perdido a toda su familia y sus bienes, Job no culpó a Dios en nada. La Biblia menciona que, siendo consciente de la tragedia que le acontecía, “Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. El Eterno dio, y el Eterno quitó; sea el nombre del Eterno bendito. En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno” (Job 1:20-21).
Temeroso de Dios
El "temor de Dios" en hebreo yare elohim es una expresión que implica reverencia y respeto profundo hacia nuestro Creador. No se trata de tener miedo a Dios, sino de tener un temor reverente a desobedecer sus mandamientos. No es un temor meramente humano, sino una actitud de respeto y reconocimiento de la soberanía y de la santidad de Dios. Para Job, este temor no era sólo una emoción, sino una forma de vida. Cada acción y cada decisión, estaban guiadas por su profundo respeto y amor por Dios.
Job demostró su temor cuando Dios lo interpela. Humillado Job y con temor reverente, menciona: “Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti. ¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento? Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía. Oye, te ruego, y hablaré; te preguntaré, y tú me enseñarás. De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. Por tanto, me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza” (Job 42:1-6).
Apartado del mal
La frase "apartado del mal" se traduce del hebreo sar mera, que indica una aversión al pecado y una vida dedicada a evitar el mal. Job no sólo evitaba el mal, sino que se apartaba conscientemente de cualquier cosa que pudiera llevarlo a pecar. En un mundo donde el mal estaba siempre presente, Job mantenía una vigilancia constante sobre su corazón y sus acciones.
Era tal su compromiso con evitar las cosas incorrectas, que dijo: “Hice pacto con mis ojos; ¿Cómo, pues, había yo de mirar a una virgen? Porque ¿qué galardón me daría de arriba Dios, y qué heredad el Omnipotente desde las alturas?” (Job 31:1-2).
Job era consciente que había que mantenerse lejos del mal, apartarse de él, ya que corría el riesgo de no llegar a obtener el galardón por el cual él luchaba.
Job tuvo una excelente reputación, la cual mejoró entre más conocía a Dios, aun en medio de las pruebas por las que pasó.
También dijo el patriarca: "Si anduve con mentira, y si mi pie se apresuró a engaño, péseme Dios en balanzas de justicia, y conocerá mi integridad" (Job 31:5-6). Esta aversión al mal de parte de Job no era sólo una fachada, sino una expresión de su profundo deseo de vivir una vida santa y pura.
Buscando una buena reputación
Nosotros podemos y debemos emular de Job en sus cualidades de integridad, de rectitud, de temor reverente a Dios y de apartarse del mal. De esa manera también podemos aspirar a tener una excelente reputación delante de Dios y delante de los hombres. Podemos tener las mismas cualidades que destacaron a Job.
Si apreciamos la opinión de Dios, debemos luchar por tener una buena reputación. La Biblia nos muestra la perspectiva de que Dios apreciaría en nosotros las cualidades del patriarca:
Perfecto: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mateo 5:48).
Recto: "Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide el Eterno de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios" (Miqueas 6:8).
Temeroso de Dios: "El principio de la sabiduría es el temor del Eterno; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza" (Proverbios 1:7).
Apartado del mal: "Apártate del mal, y haz el bien; busca la paz, y síguela" (Salmos 34:14).
Buscando estas cualidades, no sólo agradamos a Dios, sino que también nos convertimos en buen testimonio delante de las personas.
Job tuvo una excelente reputación, la cual mejoró entre más conocía a Dios, aun en medio de las pruebas por las que pasó. ¿Cuál será nuestra reputación delante de Dios y delante de los hombres? ¿Podremos crecer en esa reputación y mantenerla hasta que Jesucristo regrese a la Tierra? Éstas son preguntas que usted y yo debemos de responder.
Fecha de publicación: Junio 27, 2024