Juan 1:1: ¿cómo se explica que el Verbo está con Dios y también es Dios?
El primer capítulo de Juan contiene una de las afirmaciones más impresionantes acerca de Dios en la Biblia. Ha confundido a muchas personas. ¿Qué significa?

En el primer capítulo de Juan, inmediatamente leemos: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1:1).
A lo largo de los siglos, muchos han reflexionado acerca de esta afirmación. ¿Qué significa? ¿Cómo puede alguien estar con una persona y a la vez ser esa persona?
Herbert W. Armstrong, ya fallecido, tenía una manera única y muy útil de explicar este versículo. Para parafrasearlo, él explicó que una buena manera de entenderlo era ver a Dios como una familia. Imagínense a un hombre que se llama Juan García que está con otro hombre que se llama Eduardo García. Tanto Juan como Eduardo son García porque García es su apellido. Pero aun así, son dos individuos diferentes. Son dos personas distintas que son miembros de la misma familia.
Pero la unidad e identidad de Dios y el Verbo va más allá de formar parte de la misma familia. ¿Qué más nos dice la Biblia al respecto?
Unidos en amor
Veamos en Juan 17:21-22 para aclarar esto mejor. Aquí Jesús estaba orándole a Dios el Padre, justo antes de ser arrestado, torturado y asesinado. Jesús dijo, “como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti… así como nosotros somos uno”.
También le rogó a su Padre que hiciera a los santos uno con Él y el Padre: “Mas no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste” (vv. 20-21, énfasis añadido).
Jesús describe una unidad perfecta —una unidad de propósito y dirección— que su Padre y Él compartían. Él quería que esa misma unidad fuera experimentada por su pueblo a nivel humano.
Jesucristo: Dios en la carne
Las anteriores escrituras nos dicen que Dios y el Verbo siempre han existido, en un compañerismo eterno. Así que, en el principio existían dos seres: Dios el Padre y Dios el Verbo. Dios el Verbo sería engendrado más adelante y nacería como Jesucristo —momento en el cual se convirtió en el Hijo de Dios (Juan 1:14). Es importante entender que Jesús había vivido durante toda la eternidad antes de ser concebido como un ser humano.
Dios es una familia. Esa familia, actualmente consta de dos seres —el Padre y el Hijo— pero en algún momento va a incluir a muchos más hijos.
Se despojó de su gloria como ser espiritual para ser engendrado por Dios y nacer de la virgen María como ser humano, el Hijo de Dios. Cuando el Verbo nació como Jesucristo, se convirtió en un ser humano de carne y sangre. Como ya no era un ser espiritual invisible, las personas podían verlo y tocarlo.
Y ahora, le está ofreciendo a los seres humanos la oportunidad de formar parte de su familia eterna. Ésa es la razón por la cual Jesucristo quiere que nosotros tengamos una relación con el Padre como la que Él tiene con Padre.
De hecho, la única manera en que podemos crecer espiritualmente, es acercándonos tanto al Padre como al Hijo.
Entonces, ¿quién es Dios?
¡Ésta es una de las verdades más asombrosas que encontramos en la Biblia! La verdad de que Dios es una familia. Esa familia, actualmente consta de dos seres —el Padre y el Hijo— pero en algún momento va a incluir a muchos más hijos (Hebreos 2:10). Estos hijos serán todos aquellos que se han vuelto a Dios, se han arrepentido sinceramente de sus pecados y han hecho el pacto de seguir y obedecer a Dios.
Dios el Padre está a la cabeza de la familia, planeando y liderando, mientras que Jesús ejecuta todos los planes de Dios y se asegura de cumplir la voluntad del Padre.
¿Cómo podemos ser como Dios en este momento?
Una de las afirmaciones más importantes acerca del carácter de Dios la encontramos en 1 Juan 4:8: “Dios es amor”.
Esa escritura comienza estableciendo una relación entre la naturaleza de Dios con la forma en que debemos vivir: “El que no ama, no ha conocido a Dios”. En otras palabras, no podemos tener una relación con Dios a no ser que pensemos y vivamos como Él lo hace.
Para poder formar parte de su familia eterna, Dios requiere que nosotros también amemos. Los seres humanos debemos despojarnos del odio, los prejuicios, resentimientos y tratar a todas las personas con amor —una preocupación realmente genuina, por el bienestar de los demás.
Juan 13:34 aclara, “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros”. Debemos amar a las personas como Cristo amó —y continúa amando— a los demás.
Si continuamos creciendo en el carácter de Dios, también podremos nacer en la familia de Dios. Podemos vivir al mismo nivel de su existencia (1 Juan 3:2).
Nada podría ser más maravilloso —y esta promesa es la que encontramos en la Biblia, para todos aquellos que lo aman y obedecen sus mandamientos.
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Fecha de publicación: Mayo 11, 2025