La lucha contra las obras de la carne: inmundicia
En la tercera publicación de esta serie acerca de las obras de la carne mencionadas en Gálatas 5:19-21, vamos a ver varias estrategias para combatir la inmundicia.
Cuando la palabra inmundo se menciona en una conversación hoy en día, inmediatamente muchos lo relacionan con no haberse duchado o no haber lavado la ropa. Pero generalmente, cuando la Biblia habla de “inmundicia”, se refiere a la ausencia de pureza y santidad espiritual. Esta obra de la carne destruye nuestros esfuerzos por complacer y amar a nuestro Creador.
Veamos algunas mentiras que el gran engañador ha transmitido al mundo con respecto a ser inmundo o impío a nivel espiritual.
Mentiras acerca de la impureza
Mentira No. 1: “A Dios no le importa cómo usted elige adorarlo, cómo come, o cómo habla, piensa y se comporta. Dios es feliz con usted tal como usted es”.
Esta mentira anima a la gente a desechar lo que Dios dice en la Biblia. Lleva a la gente a creer que todo lo que hacen físicamente está bien siempre y cuando su corazón esté en el lugar correcto. Pero la Biblia dice otra cosa: “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios” (2 Corintios 7:1).
¡Debemos estar limpios! Eso significa que debemos quitar cualquier cosa de nuestra vida que Dios considere “sucia” o “impura”. Esto incluye carnes inmundas (Levítico 11), malos pensamientos (Mateo 5:28), lenguaje soez (Efesios 5:4) e incluso adoración falsa (Marcos 7:7).
Mentira No. 2: “A Dios ya no le importan los viejos rituales que el antiguo Israel hacía en el Antiguo Testamento. Cristo nos liberó de muchas cosas que antes se consideraban ‘inmundas'“.
Dios aborrece la inmundicia porque impide que los seres humanos vivan la vida plena y abundante que Él quiere para nosotros.
La mayoría de los cristianos de la corriente tradicional creen que Cristo abolió todo en el Antiguo Testamento al ser crucificado. Para entender correctamente este tema, lea nuestro artículo acerca del Nuevo Pacto. El mandamiento de Dios de ser santo como Él es santo es consistente desde el Antiguo hasta el Nuevo Testamento. Debemos ser santos, así como Dios es santo (Levítico 19:2; 1 Pedro 1:16).
Estrategias para combatir la inmundicia
1. Permita que la Biblia defina lo que es santo y limpio, no la sociedad.
La Biblia establece definiciones muy claras de lo que es ser santo (limpio) e impío (inmundo). Satanás el diablo, que engaña al mundo, quiere influenciar a la gente para que viva basándose en su propio razonamiento humano y tradición en lugar de la revelación de Dios (Génesis 3:4; Apocalipsis 12:9). El mismo Jesucristo advirtió que las ideas del hombre nunca pueden sustituir los mandamientos de Dios (Mateo 15:9).
Compruébelo usted mismo —de la única fuente de verdad que tenemos de Dios (la Biblia)— lo que es realmente santo y limpio, y lo que es sucio e inmundo.
2. Entienda que la inmundicia puede invadir cualquier aspecto de su vida, y esté preparado.
La sociedad ejerce una gran influencia en nosotros para que vivamos en inmundicia. Estas influencias pueden hacer que la vida sea muy difícil de vivir de acuerdo a las definiciones que Dios tiene de santidad. Si la Biblia dice que algunos alimentos son inmundos y no deben ser consumidos, entonces debemos evitar esos alimentos (no importa cuán populares sean o cuan agradable pueda ser su sabor). Si la Biblia dice que las formas impuras e incluso abiertamente falsas de adorar a Dios son inmundas, entonces esas costumbres y tradiciones deben ser desechadas lo más pronto posible (incluso si todos nuestros amigos y familiares siguen esas tradiciones). Si la Biblia dice que algunos comportamientos y pensamientos son impuros e impíos, entonces tenemos que cambiar nuestras vidas (incluso si esos comportamientos los practican todas las personas que nos rodean).
3. Aprenda a despreciar y aborrecer la inmundicia tanto como sea posible.
“¿Pero por qué?” se preguntará. Dios aborrece la inmundicia porque impide que los seres humanos vivan la vida plena y abundante que Él quiere para nosotros (Juan 10:10). Debemos aborrecer cualquier idea o comportamiento que mantenga a los seres humanos cautivos a un camino de vida sucio e inmundo. ¡Dios quiere que compartamos su carácter! Ese carácter es puro y santo, no sucio e inmundo.
Debemos desear que todos los seres humanos tengan una relación profunda y significativa con el Dios que los creo. La inmundicia bloquea eso en cada paso y engaña a muchas personas haciéndolas pensar que en realidad están agradando a Dios. Es tiempo de tomar la Biblia en serio y “Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones” (Santiago 4:8).
Usted puede comenzar este proceso estudiando la Biblia y aprendiendo acerca del camino de vida puro que Dios quiere que vivamos. Si quiere investigar un poco más a fondo, la Biblia revela una ceremonia única diseñada para ayudarnos a ser espiritualmente limpios: el bautismo. Para obtener más información acerca de este tema, lea “Un nuevo comienzo”.
Otros recursos:
- ¿Es relevante el Antiguo Testamento?
- Animales limpios e inmundos: ¿le importa a Dios que tipo de animales comemos?
- Vida cristiana: una vida a la manera de Cristo
Ésta es la tercera de una serie de diecisiete partes, “La lucha contra las obras de la carne”. Para leer la parte 2, vea “Sexo fuera del matrimonio”. Para continuar la serie, vea la parte 4 “Lascivia”.
Fecha de publicación: Mayo 12, 2014