La lucha por mantener las convicciones
Mantener las convicciones se ha transformado en una fuerte lucha en un mundo que relativiza los valores humanos, y aún más los valores cristianos.
Hablar de convicciones hoy en día es sinónimo de fanatismo. Es difícil encontrar personas serias, de carácter, dispuestas a mantener y fundamentar sus convicciones. Al mismo tiempo, si uno fundamenta con carácter las convicciones que nos definen y guían, nos exponemos a una lluvia de críticas, debido a un movimiento social y generalizado en donde todo se relativiza.
En el año 1995 el científico estadounidense Carl Sagan escribió en su libro El mundo y sus demonios. La ciencia como una luz en la oscuridad, lo siguiente: "La ciencia es más que un conjunto de conocimientos; es una forma de pensar. Tengo el presentimiento de una América en la época de mis hijos o nietos, cuando Estados Unidos sea una economía de servicios y de la información; cuando casi todas las industrias manufactureras clave se hayan ido a otros países; cuando los impresionantes poderes tecnológicos estén en manos de unos pocos, y nadie que represente el interés público pueda siquiera entender los problemas; cuando la gente ha perdido la capacidad de establecer sus propias agendas o de cuestionar con conocimiento de causa a los que tienen autoridad; cuando, aferrados a nuestros cristales y consultando nerviosamente nuestros horóscopos, nuestras facultades críticas en declive, incapaces de distinguir entre lo que se siente bien y lo que es verdad, nos deslizamos, casi sin darnos cuenta, de nuevo hacia la superstición y la oscuridad".
Hoy podemos decir que las sospechas que Carl Sagan tenía hace 27 años se han convertido en una realidad.
Pseudociencia e ideologías
Es impresionante ver a personas que se consideran sabias e influyentes convertirse en expertas del relativismo, libertinaje y experimentación social. Además, no les interesa tener las pruebas de lo que creen, lo que se conoce como Pseudociencia, que se caracteriza por el uso de afirmaciones vagas, contradictorias o exageradas. También muestra dependencia hacia el sesgo de confirmación en lugar de pruebas rigurosas.
Lamentablemente este concepto está de moda en todo el mundo: nadie quiere ni busca las pruebas para confirmar una verdad.
Por otro lado, en cuanto a las corrientes ideológicas, éstas se definen como “un conocimiento que se adquiere sin la necesidad de emplear un análisis o un razonamiento”.
De aquí que la pseudociencia y la ideología tengan varias cosas en común. Una tiene que ver con la afirmación de algo sin ninguna comprobación científica, y la otra con la creación de ideas renovadas para aquellas mentes que les gusta la innovación o experimentación, como un camino de constante renovación, sin mayor análisis o razonamiento.
El objetivo de esta forma de pensar es generar una reacción masiva, un cambio de conducta hacia el relativismo y adecuarla a los “tiempos modernos”, donde todo aquello que antes se fundamentaba sobre convicciones, hoy se describa como “retrógrado”.
La pérdida de la moral y de carácter
El Creador ama a todos los seres humanos y quiere darles la oportunidad de estar en su familia.
Por supuesto que esta forma de pensar deja de lado a Dios, Romanos 1:28-32 dice: “Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican”.
En estos cinco versículos se describe de manera precisa lo que está sucediendo con las corrientes ideológicas y la perdida de la moral en la sociedad, y tal parece no haber voluntad o capacidad en la actualidad para defender las convicciones, ya que defenderlas es sinónimo de burlas, o bien que por intereses personales se transan y es ahí donde se pierde la capacidad para defender lo que es correcto.
Los postreros tiempos
En 2 Pedro 3:3-4 leemos: “sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen, así como desde el principio de la creación”. El apóstol Pedro entrega una clara advertencia de lo sucedería en los tiempos del fin sobre la conducta de las personas, y es esta conducta la que vemos reflejada en la sociedad ahora. Los mandamientos de Dios están siendo vulnerados con éstas nuevas ideologías, y su fin es destruir la moral, profanar lo santo y degradar a la humanidad.
Esta nueva sociedad está siendo movida por el enganche de “una sociedad moderna”, cuyo artífice y creador no es Dios. Es el adversario quien influye en las mentes, a través de la experimentación “de lo nuevo”, sin mayor análisis o razonamiento de si es correcto o no, si es verdad o no.
En el principio Dios había creado los cielos y la Tierra de una manera ordenada y buena (Génesis 1:1). “Y la tierra estaba desordenada y vacía y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo” (v. 2). Dios no pudo haber creado un mundo en caos, confusión y tinieblas. La clave para entender este versículo está en el verbo hebreo empleado hayah, esta palabra puede traducirse “estaba”, pero también “se volvió” según el contexto. Esto implica que alguien la volvió desordenada. Satanás odia la creación de Dios y trata constantemente de hacer fracasar el plan de salvación de Dios para toda la humanidad y para ello su mejor método es degradar a los humanos que fueron creados inicialmente inocentes.
Queda una oportunidad
Dios Padre y Jesucristo establecieron un plan supremo y una oportunidad de salvación para toda la humanidad. Las corrientes ideológicas de hoy están distorsionando la Palabra de Dios, burlándose de ella y llamándola “sesgada”, “machista”, “discriminatoria” y “retrógrada”.
Sin embargo, Dios, en su inmenso amor, dispuso enviar a su hijo Jesucristo, para que viniese y realizara el acto de salvación más inmenso en toda la historia de la humanidad: pagar el precio del perdón y salvación de cada ser humano que existió, existe y existirá. (Juan 3:16).
Hasta este momento, casi todos han rechazado —tampoco Dios le ha abierto su mente a su verdad— dicho pago por su salvación, siguiendo las corrientes ideológicas de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia (Efesios 2:1-2).
Pero Dios sigue llevando a cabo su plan, a pesar de nosotros mismos. El Creador ama a todos los seres humanos y quiere darles la oportunidad de estar en su familia. Sí, Dios quiere una gran familia para sí. Romanos 5:8 nos dice: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Este sacrificio maravilloso de Jesucristo abre el plan de salvación para toda la humanidad, lo queramos o no, lo entendamos o no. Gracias a Dios existe un plan de rescate para toda esta sociedad que está colapsando y aparentemente sin esperanza.
Fecha de publicación: Agosto 19, 2022