Paso 3 para sanar las relaciones: reemplazar
Para que el progreso de sanar las relaciones avance, es necesario reemplazar los pensamientos, las palabras y los comportamientos que causaron el daño en primera instancia. ¿Cómo podemos reemplazar comportamientos negativos con comportamientos positivos?
Con el primer paso (reconocer), aceptamos que hemos provocado una brecha o hecho algún daño a la relación. Con el segundo paso (arrepentirse), el proceso de sanación comienza tan pronto comenzamos a actuar para solucionar las cosas con Dios y la otra persona. Pero la única manera en que la sanidad puede continuar es cuando reemplazamos los factores negativos que causaron el daño, con pensamientos y comportamientos positivos.
Si en primer lugar no reemplazamos lo que sea que haya sido el causante del daño, la relación se puede tornar en una guerra al mismo tiempo que se supone había surgido una tregua de paz.
Dejar de hacer las cosas de las que nos arrepentimos, no es suficiente. Eso puede dejar un vacío que se llena fácilmente. Para continuar con el proceso de sanación, debemos reemplazar esos comportamientos negativos con pensamientos y comportamientos positivos que estén de acuerdo con Dios.
Para ilustrar esta idea, analicemos algunas de las influencias negativas más perjudiciales dentro de una relación: el chisme, los insultos y los comentarios ofensivos, planteamientos ideológicos autojustos, desestimar los sentimientos de las demás personas, orgullo y arrogancia.
Ejemplos de reemplazar
Veamos con que podemos reemplazar algunas de estas influencias negativas comunes:
1. Participar de algún chisme
Problema: deteriora las relaciones a través de la falta de paz y confianza.
Reemplazo: tomar la decisión de no hablar mal de ninguna persona —especialmente cuando la persona no está presente (Tito 3:2). Si alguna persona se nos acerca con información incendiaria o negativa acerca de alguien, simplemente le podemos decir a esa persona que se nos acercó, que vaya y hable directamente con la persona implicada en lugar de nosotros. Si nos sentimos tentados a ser el epicentro del chisme, podemos recordar el modelo de Cristo con respecto a lo que debemos hacer cuando tenemos un problema con alguna persona en lugar de ir por todo lado comentándolo con los demás (Mateo 18:15). Hable honesta y abiertamente (con amor) con la persona involucrada si hay algún problema o molestia que no se pueda pasar por alto.
2. Hacer comentarios ofensivos o insultar a otras personas
Problema: deteriora las relaciones a través de la falta de consideración y amabilidad.
Reemplazo: hablar sólo palabras amables que beneficien a los demás (Efesios 4:29). Después de cada interacción asegúrese de que la otra persona sea consciente de que usted se preocupa por él o ella y que nunca le diría nada hiriente intencionalmente.
3. Discutir acerca de planteamientos ideológicos autojustos
Problema: deteriora las relaciones a través de la falta de sabiduría y un comportamiento desagradable.
En lugar de imponer nuestras opiniones a los demás, podemos aceptar, de manera respetuosa, las diferentes perspectivas y experiencias de vida.
Reemplazo: en lugar de imponer nuestras opiniones a los demás, podemos aceptar, de manera respetuosa, las diferentes perspectivas y experiencias de vida. Cuando no estemos de acuerdo, podemos ser amables y discrepar cuando sea necesario. Es sensato evitar los temas polémicos y no traerlos a colación (Proverbios 20:3).
4. Desestimar los sentimientos de las demás personas
Problema: deteriora las relaciones a través de la falta de delicadez y compasión.
Reemplazo: haga todo lo posible por ponerse en la posición de la otra persona, intentando comprender toda la situación en lugar de decirle que se equivoca al sentirse así. Podemos hacer todo lo posible por comprender por qué los demás se sienten como se sienten y buscar comprensión y misericordia. Intentar comprender mejor a los demás es una señal de sabiduría (Proverbios 4:7).
5. Mostrar orgullo y arrogancia
Problema: deteriora las relaciones a través de la falta de humildad.
Reemplazo: la Biblia nos dice que el reemplazo del orgullo esta enunciado en : “estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo” (Filipenses 2:3). Esto significa que valoramos más a los demás que a nosotros mismos. Se requiere humildad para hacer el esfuerzo de sanar una relación —especialmente cuando significa reconocer que nosotros hemos sido parte del problema.
Considere la posibilidad de que usted se pudo haber equivocado en esta situación en lugar de asumir que fue al contrario. La humildad no hace parte de la naturaleza humana, pero podemos crecer en esta característica si le permitimos a Dios que transforme nuestra mente (Romanos 12:2).
Cuando estos reemplazos están en su lugar, se convierten en la evidencia visual, verbal y emocional de que la relación puede mejorar. Muestran que sanar si es posible.
La ultima publicación de esta serie en el blog va a tratar de los últimos dos aspectos en el proceso de sanación: la reconciliación y reintentar.
Fecha de publicación: Febrero 6, 2023