Paso 4 y 5 para sanar las relaciones: reconciliación y reintentar
Si bien el arrepentimiento y el volver a intentar pueden ser desafiantes, los últimos dos pasos en la sanidad de las relaciones son probablemente los más difíciles. ¿Por qué? Porque ellos necesitan que los mantengamos de una forma constante y duradera.
Hemos reconocido que somos responsables de una parte del daño de la relación.
Nos hemos arrepentido ante Dios y le hemos pedido perdón a la otra persona asegurándole que sabemos que lo que hicimos estuvo errado y vamos a tratar de hacer lo mejor. Hemos empezado a reemplazar las conductas negativas que causaron el daño con conductas positivas para demostrar la evidencia de nuestro arrepentimiento.
Pero todavía tenemos dos pasos más que debemos analizar. Los pasos finales para sanar las relaciones están ligados entre sí, porque ellos nos ayudan a reconstruir lo que está dañado. Por el hecho de volver a intentar, hay una evidencia de que hay un cambio. Pero es necesario mantenerlo. Aquí es donde entran a jugar un papel la reconciliación y el volver a intentarlo.
Podemos mirar la reconciliación y el reintentar como hacer la paz y comenzar algo nuevo. Algunas veces sencillamente es necesario empezar de nuevo, con reglas de conducta y comunicación en las cuales ambos están de acuerdo. Esto exige una gran cantidad de perdón, misericordia, compasión, y paciencia de ambas partes.
Hay tres formas de lograr que una relación compleja y el proceso de reintentarlo, sea un poco más fácil para cada uno.
1. Desarrolle reglas básicas
Queremos reemplazar las conductas y establecer las normas y tal vez tengamos que establecerlas explícitamente. Esto puede pasar de varias maneras diferentes, pero una forma posible es que haya un juego de varias reglas básicas sobre las cuales ambas partes están de acuerdo. Veamos algunos ejemplos:
- “Cuando me siento triste, necesito algún tiempo para recuperarme. O entonces, voy a decir: ‘Hablemos acerca de esto más tarde’, o ‘Déjame yo pienso más antes de responder’. Esto puede ser frustrante para ti porque sientes que te cortaron la conversación, pero pienso que va a ayudarnos a ser más civilizados. ¿Qué tal te parece a ti?”
- “Cuando estás compartiendo algo conmigo déjame saber si estás buscando una retroalimentación o sólo necesitas a alguien que te escuche. De esa manera yo puedo saber cómo responder mejor y evitar ser argumentador. ¿Crees que esto podrá funcionar?”
- “Si tienes un tema o una pregunta acerca de mí, por favor ven a mí primero”.
- “Escucha, no vamos a cambiar el uno al otro su forma de pensar acerca de ciertas cosas. Yo entiendo tu posición (pienso que tu entiendes la mía también), pero no estamos de acuerdo. No sigamos hablando acerca de esto en el futuro ya que el intercambio de argumentos parece que no ayuda en nada a fortalecer nuestra relación. ¿Te parece bien lo que digo?”
- “Leí en un blog que postearon, que es importante evitar los insultos, elevar la voz, interrumpirse el uno al otro y tratar de dominar la conversación. Si cualquiera de los dos ve que eso está empezando a pasar, podemos establecer una regla de cambiar de tema. ¿Qué piensas al respecto?”
Y así continúan las posibilidades. Las reglas básicas deberían ayudarnos a mantener las conductas de reemplazo vivas y ser realmente fácilmente de acordar para ambas partes.
2. Dejarlo ir en nuestra mente.
No podemos controlar la otra persona, así que, si él o ella se rehúsan a perdonar y seguir adelante, una reconciliación por encima de todo y volver a intentarlo puede convertirse de alguna forma en algo que sólo hace una parte. Sin embargo, nuestra responsabilidad es avanzar hacia un nuevo comienzo. No podemos comenzar de nuevo con una mentalidad fresca si estamos pensando continuamente y mantenemos vivos ciertos aspectos del conflicto que no fueron resueltos a nuestra entera satisfacción. Algunas veces tenemos que aceptar que ambas partes son seres humanos que tienen fallas y continuar avanzando hacia adelante lo mejor que podamos.
No podemos comenzar de nuevo con una mentalidad fresca si estamos pensando continuamente y mantenemos vivos ciertos aspectos del conflicto que no fueron resueltos a nuestra entera satisfacción.
La reconciliación nunca va a ocurrir si cualquiera de ambas partes se rehúsa a dejar el pasado en el pasado. Moverse y progresar requiere poner en práctica la descripción del amor en 1 Corintios 13, de una forma más real. Veamos como los principios de 1 Corintios 13:4-6 nos pueden ayudar a avanzar y a progresar:
“Ambos somos humanos, necesitamos ser pacientes el uno con el otro, no importa lo que la otra persona está haciendo, yo tengo la responsabilidad delante de Dios de ser amable. No puedo envidiar otras relaciones al compararlas con la que yo tengo. Necesito no seguir tratando de satisfacer sólo mis deseos, sintiéndome tan orgulloso de mí mismo y autoexaltándome, porque no todo tiene que ver conmigo y yo cometo muchos errores también. Sé lo que provoca a esta persona y sé lo que él o ella piensa que es un comportamiento agresivo y yo puedo evitar eso. Pienso que no es necesario pensar mal en cuanto a esta persona, pero si puedo denunciar la iniquidad y regocijarme en la verdad.
Este pasaje termina con: “El amor todo lo espera, todo lo cree, todo lo soporta” (1 Corintios 13:7-8).
3. Reconocer que va a cometer más errores, pero hay un plan.
“Nunca volveré a hacer esto” es una forma peligrosa de decirlo. Somos humanos y somos susceptibles a fallar y tener comportamientos pecaminosos —aunque no queramos hacerlo (Romanos 3:23; 7:15-19). Una meta más humilde y realista es “Trataré de dar lo mejor de mí para no volver a hacerlo” o, “Yo lo haré mejor en el futuro”. Lo mismo se aplica para la otra persona.
La misericordia, la paciencia y el perdón deben ser una parte central de la reconciliación y el volver a intentar porque Dios demuestra estas características graciosamente en nuestra relación con él. Sabemos que cometeremos muchos errores en el futuro, pero el plan es que nosotros nos vamos a arrepentir y nos volveremos Él para que nos ayude a evitar esos errores (Proverbios 24:16).
Algunas veces las personas se van al otro extremo y tienen una actitud que ya está endurecida: “Yo voy a volver a cometer el mismo error, porque soy humano, así que es mejor que te prepares para poder bregar con esto”. Ésta es la actitud de alguien que va a continuar destruyendo la relaciones tanto con Dios como con los demás seres humanos. Una actitud humilde de planear hacer lo que es correcto a pesar de las caídas o recaídas que se tengan en el camino, si conducen a una verdadera sanidad.
Podríamos decir muchas más cosas acerca de cómo sanar las relaciones. En esta serie hemos cubierto sólo cinco pasos. En resumen, debemos reconocer el daño que se ha hecho, arrepentirnos de nuestra parte en el problema, reemplazar la conducta errada y las actitudes con algo positivo, y luego reconciliarnos y volver a intentarlo a medida que la relación avanza. Estos elementos conforman un modelo sencillo para ayudar a restaurar una relación herida y con problemas.
¡Vale la pena el esfuerzo!
Fecha de publicación: Febrero 7, 2023