Problemas en el matrimonio, parte 1: antes de casarse
Este blog da inicio a una serie que busca abordar problemas comunes en el matrimonio. En esta publicación preguntamos, “¿Existe alguna manera de evitar o prevenir los problemas en el matrimonio antes de decir “Sí, acepto”?

El matrimonio es una de las mayores alegrías que dos seres humanos pueden experimentar. Se puede convertir en el sueño de toda una vida de diversión, romance, intimidad, alegría y (sobre todo) de amor.
Pero también puede ser frustrante, difícil y una auténtica pesadilla para muchos. Con una tasa de divorcios bastante alta en diferentes países alrededor del mundo, parece que fuera como lanzar una moneda: cara, su matrimonio va a funcionar bien; sello, su matrimonio termina en divorcio.
Esta serie de blog busca ofrecer ideas y ayuda para los asuntos y situaciones que comúnmente se presentan dentro del matrimonio y que podrían producir matrimonios infelices e incluso el divorcio. Esta serie es para todas aquellas personas que están pensando en casarse, que ya lo hicieron o están inmersos en desafíos y alegrías. También es para las personas que llevan casados muchos años, pero hay señales de que las cosas no están marchando bien.
Esta serie no sólo va a presentar nuestras perspectivas y, por supuesto, las escrituras, también incluye las experiencias de varias parejas de diferentes edades. También entrevistamos bastantes ministros de la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial, que tienen décadas de experiencia en consejería matrimonial.
El comienzo
Hemos estado casados durante casi 15 años. Después de muchas transiciones importantes —como comenzar nuestras carreras, comprar una casa, tener hijos y ahora prepararnos para que una de nuestras hijas comience a estudiar en el colegio— el período del cortejo y compromiso parece ya una historia antigua. Pero esa etapa inicial realmente es fundamental.
A medida que el día de la boda se aproxima, las parejas pueden sentir miedo y emoción a la vez. Existe esperanza en el futuro, pero también dudas. Pero durante ese periodo también se pueden presentar graves problemas, que no notamos por estar tan distraídos en la boda.
En nuestra iglesia, es costumbre que las parejas que están comprometidas busquen consejería prematrimonial con un ministro antes de decir, “Si, acepto”. (Incluso hay personas que hacen la consejería antes de comprometerse.) El beneficio de pedir una consejería formal antes del matrimonio es que muchos de los problemas potenciales que pueden surgir en el matrimonio se pueden explorar, discutir y abordar antes de que la pareja siquiera decida unirse en el pacto sagrado del matrimonio.
Después de todo, el matrimonio ha estado presente desde que los seres humanos fueron creados (Génesis 2:24) y es un símbolo de la relación de Cristo con la Iglesia (Efesios 5:32). Entonces tiene todo el sentido que lo asumamos con la seriedad del caso y después de pensar muy bien al respecto, ¿no le parece?
Tengamos en cuenta algunas señales de alarma que pueden surgir antes de casarse. Ninguna de estas señales de alarma debería ser ignorada ya que pueden tener efectos a largo plazo en el éxito de un matrimonio.
1. Falta de transparencia (o no conocer realmente a nuestra pareja).
Tener conversaciones claras y llanas antes del matrimonio acerca de las debilidades personales y pecados con los que estamos luchando nos pueden salvar de la “sorpresa no agradable” de descubrir esos asuntos antes de la boda. Por difíciles que puedan ser estas conversaciones, son esenciales para construir confianza y ser transparentes el uno con el otro. Pueden ayudar a que dejemos de ver todo color de rosa, algo que con mucha frecuencia lo hacemos, antes de decir “si, acepto”.
Uno de los pastores que entrevistamos nos dijo que una situación que se presenta comúnmente entre las parejas que están comprometidas es “ocultarse pecados entre ellos, y no hablar acerca de las preocupaciones que uno o los dos tienen acerca del matrimonio”.
Otro pastor dijo que les hace la siguiente pregunta a las parejas que están comprometidas: “¿Es capaz de comunicar abiertamente sus sentimientos? ¿Siente que su prometido(a) realmente lo/la entiende? Si la respuesta a alguna de las dos preguntas es no, ésa es una señal de alarma.
Les preguntamos a algunas parejas casadas lo siguiente, “¿Qué le hubiera gustado saber acerca del matrimonio, antes de casarse?”. Algunas de las respuestas fueron:
- “Me hubiera gustado saber que él iba a cambiar una vez se casara conmigo. Nunca hubiera aceptado”.
- “Que es complicado, y estoy muy agradecido de poder tener una pareja con los mismos valores. La vida es mucho más sencilla cuando los dos están caminando en la misma dirección, tanto espiritual como moralmente”.
- “Cualquier defecto que vea en la otra persona probablemente permanecerá e incluso puede empeorar”.
- “Que no hubiéramos tenido un poco más de citas los dos”.
- “Número 1: no “tienes que” casarte. Debe casarse con alguien con valores y motivaciones similares”.
Pasos a seguir: Tenga las conversaciones dolorosas y haga las preguntas incómodas. Esto requiere tiempo durante las citas, así como observación.
A continuación, algunas preguntas para hacerse a lo largo de este período:
- ¿Cómo actúa su posible cónyuge con su familia y amigos?
- ¿Hay cosas de nuestro pasado o de nuestras luchas actuales que romperían el compromiso y que realmente deberían discutirse antes de casarse?
Como cristianos, todos nos esforzamos y queremos cambiar para mejorar, pero no ser sinceros acerca de quiénes somos realmente en el presente es privar a la otra persona de la posibilidad de tomar una decisión objetiva con respecto al matrimonio. Si ocultamos cosas acerca de nosotros mismos, es probable que en algún momento salgan a la luz (Números 32:23). Es mucho mejor abordar esos asuntos antes de decidir pasar nuestra vida con alguien en lugar de que estos aparezcan más tarde.
2. Pensar que el matrimonio es como en las películas de Disney (o ser ingenuo acerca de la vida conyugal).
Cuando nos enfrentamos a una situación difícil en nuestro matrimonio, tenemos la costumbre de pronunciar la frase: “¿Así es cómo pensaba que sería la vida conyugal?” Aporta un poco de ligereza a la situación, pero también apunta a un gran problema que pueden experimentar las parejas. Tendemos a simplificar lo que es el matrimonio en una caja idealizada basada en cosas que hemos visto en la televisión, en las películas o que hemos imaginado en nuestra propia mente.
Tendemos a simplificar lo que es el matrimonio en una caja idealizada basada en cosas que hemos visto en la televisión, en las películas o que hemos imaginado en nuestra propia mente.
Un pastor comentaba que las señales de alarma que se descubren en la consejería prematrimonial suelen describirse de esta manera: “Una ingenuidad general acerca de todo lo que implica el matrimonio”.
Otras personas que fueron entrevistadas mencionaron lo siguiente con respecto a las cosas que les sorprendió aprender:
- “Es mucho más difícil aprender a comunicarse eficazmente de lo que uno cree”.
- “Lo difícil [que es] poner a otra persona como prioridad las 24 horas del día, 7 días a la semana”.
- “La profundidad de dar [que se requiere para que un matrimonio funcione]”.
- “Cuánta madurez emocional, o falta de ella, afectaría a nuestro matrimonio”.
- “Salir en alguna cita es la parte fácil. El matrimonio no lo es”.
Uno de los pastores que entrevistamos mencionó que los problemas matrimoniales más comunes por los que se busca consejería provienen de “la falta de respeto mutuo y, especialmente, de una comunicación defectuosa”. O no se hablan o, cuando lo hacen, se menosprecian y se sacan a relucir los defectos del pasado. Se producen peleas y discusiones. Las emociones suelen desbordarse y la discordia se agrava. La falta de respeto y la mala comunicación afectan todo. Afecta a las finanzas, la educación de los hijos, los momentos de ocio, la vida íntima, todo”.
Pasos a seguir: Del mismo modo que debemos intentar tener los “ojos bien abiertos” con respecto a quién es nuestro cónyuge, también tenemos que tener los “ojos bien abiertos” acerca de qué es el matrimonio.
Sí, el matrimonio está lleno de placer y alegría. Pero también está lleno de sacrificios, desafíos, la necesidad de crecer y cambiar, y una empinada curva de aprendizaje para descubrir cómo hacer de dos individuos separados “una sola carne” (Marcos 10:8). Hay muchas cosas que las parejas pueden hacer para comprender mejor cómo es el matrimonio:
- Compartir una amplia variedad de experiencias y situaciones mientras son novios.
- Recibir consejería prematrimonial de un pastor o consejero con años de experiencia en el matrimonio.
- Hablar con parejas casadas que han surcado las aguas del matrimonio durante muchos años. Esto puede ayudarle a aprender más acerca de lo que realmente significa ser fiel a otra persona “en la salud y en la enfermedad”.
3. El problema de los “amantes desventurados” (o amigos y familiares que no están entusiasmados con la pareja).
A veces, uno de los mayores desafíos para las parejas es la desaprobación de la relación por parte de los demás, a veces por razones legítimas.
He aquí algunas respuestas habituales a este fenómeno:
- “Mis padres no lo entienden. Seremos diferentes a los demás”.
- “No lo conocen como yo lo conozco. En realidad, puede ser muy agradable en privado”.
- “Puedo casarme con quien yo quiera. ¿Por qué intentan controlarme?”
Aunque no deberíamos tomar nuestra decisión acerca de casarnos o no casarnos con alguien únicamente por la opinión de los demás, si otras personas que nos quieren expresan sus preocupaciones, no deberíamos ignorarlas o descartarlas simplemente. Es prudente al menos escuchar esas preocupaciones.
Un pastor dijo: “Otra señal de alarma es cuando los padres tienen un problema con la relación, [porque] los padres son los que mejor conocen a su hijo”.
Otro pastor mencionó que las preocupaciones de los padres a menudo se deben a que la pareja minimiza o ignora las directrices bíblicas. Por ejemplo, algunas de las preocupaciones legítimas que pueden tener los demás son “casarse con alguien de una religión diferente, casarse con alguien que no se toma en serio los asuntos espirituales cuando usted lo hace, mantener relaciones sexuales prematrimoniales, etcétera”.
Uno de los participantes de las entrevistas acerca del matrimonio destacó la importancia y el efecto duradero de las relaciones familiares: “El matrimonio no es sólo una cosa de dos personas que se aman, sino que incluye también a madres y padres, abuelos, primos, hermanas y hermanos que estaban allí mucho antes de que empezara su matrimonio. Uno se casa con toda esa familia, no sólo con su cónyuge. Por lo tanto, conocer a muchos miembros de la familia antes de casarse sería útil, [ya que] también le permite conocer aún más a su futuro cónyuge. Sus futuros hijos formarán parte algún día de la continuidad de toda esa familia”.
Pasos a seguir: No ignore las preocupaciones o problemas que le planteen sus amigos y familiares más cercanos. Deben abordarse antes de decir “sí, acepto”. Evite pensar que usted va a ser la excepción a la regla o sacar a relucir excepciones del otro lado (“Sí, bueno, ellos tienen un matrimonio horrible, ¡y todo el mundo pensaba que encajaban a la perfección!”).
Todos tenemos puntos ciegos, y siempre es prudente buscar la opinión de una multitud de consejeros (Proverbios 11:14), en lugar de limitarnos a seguir nuestras emociones (Jeremías 17:9).
Conclusión
Para evitar los diversos problemas que pueden surgir en el matrimonio, es imprescindible que sepa exactamente con quién se va a casar, que tenga muy claras las realidades del matrimonio y si sus seres más cercanos lo están animando o se están comiendo las uñas aterrorizados, todo esto antes de decir “Sí, acepto”.
Como veremos en la próxima publicación de esta serie, el matrimonio seguirá teniendo su buena ración de problemas incluso si damos los pasos correctos con estos primeros pasos cruciales. Pero, ¿por qué no empezar con fuerza?
Fecha de publicación: Febrero 27, 2025