¿Qué significa Proverbios 7:2 “Guarda mis mandamientos… y mi ley como las niñas de tus ojos”?
¿Sabía usted que hay una parte del cuerpo humano que la Biblia llama “la niña de los ojos”? ¿Cómo se relaciona esto con nosotros?
El libro de Proverbios contiene declaraciones y principios de vida que son un tesoro precioso de sabiduría práctica. Para un lector casual de este libro, sus versos podrían parecer interesantes sólo por su forma poética. Sin embargo, los principios recopilados en este libro son más que poesía hebrea antigua. Están hechos para ayudarnos a sacar el máximo provecho de la vida, escuchando la sabiduría de Aquel que creó todas las cosas.
Este tesoro precioso de sabiduría fue escrito y ha sido preservado hasta hoy por inspiración de Dios. Su valor es tan alto que muchos eruditos, teólogos, filósofos y consejeros en general los usan diariamente, aunque no todos sepan su verdadero origen.
La Biblia nos revela que el origen de la sabiduría es el temor a Dios, que es un respeto y admiración sanos por su palabra y sus obras (Proverbios 1:7). Si desea profundizar en este tema, le sugerimos leer nuestros artículos Proverbios y Palabras de sabiduría.
La niña de tus ojos
Uno de los proverbios de la Biblia se refiere a una parte de nuestro cuerpo que es muy delicada: la niña de los ojos. Proverbios 7:2 dice: “Guarda mis mandamientos, y vivirás, y mi ley como las niñas de tus ojos”.
Esta declaración, que quizás puede sonar romántica y poética, contiene un principio de vida poderoso.
En esta publicación analizaremos este principio. Si sus ojos continúan leyendo estas palabras, le invitamos a poner cuidadosa atención con la niña de sus ojos.
Algo precioso en medio de la oscuridad
Según la Concordancia de Strong, la palabra hebrea empleada para referirse a “la niña de tus ojos” es ishon, la cual significa pupila (de los ojos). Esta misma palabra es empleada en Salmos 17:8 y Deuteronomio 32:10. Al comparar estas escrituras con Proverbios 7:2, veremos que en todas ellas la palabra ishon está relacionada a algo precioso. ¡Justamente así es la pupila en el ojo! Algo precioso en medio de la oscuridad.
Pero, ¿cómo se relacionan nuestras pupilas con guardar los mandamientos y las leyes de Dios como la niña de tus ojos?
Para contestar esta pregunta debemos tener en cuenta que los mandamientos y las leyes de Dios son algo precioso, en medio de una oscuridad densa de leyes humanas confusas y contradictorias. Las leyes de Dios fueron dadas para nuestro beneficio, con el propósito de producir buenos resultados y guiarnos hacia una mejor vida.
En una forma paralela, las pupilas de nuestros ojos (ishon) tienen por propósito ayudar a enfocar nuestra visión, permitiéndonos observar mejor las cosas a través de la luz que éstas reflejan. Este ejercicio cotidiano que realiza el cuerpo humano de manera natural, separa la luz de la oscuridad, beneficiando el desarrollo de nuestras actividades diarias. Algo tan valioso merece un cuidado tierno y amoroso. ¿No son así también los mandamientos y leyes de Dios?
Funciones de la pupila
La pupila es un orificio oscuro en forma de punto ubicado en el centro del iris y es responsable de regular la entrada de luz en el ojo. Gracias a su naturaleza dócil, la pupila se dilata y contrae conforme sea necesario, permitiendo el paso de la luz hacia el fondo del ojo (retina), con lo que permite, a su vez, examinar zonas normalmente oscuras y detectar posibles afecciones o lesiones oculares.
Estudios han determinado que luego de un estado de concentración profunda, nuestras pupilas, los orificios por donde pasa la luz, se expanden o dilatan. Como resultado de estas investigaciones científicas podemos distinguir dos características bien definidas en las pupilas: la primera es su naturaleza dócil y la segunda su efecto dilatador frente a estados de gran concentración mental.
Ahora que ya hemos visto que la niña de los ojos son las pupilas y cómo funcionan ellas en nuestro cuerpo, podemos examinar con mayor profundidad el principio contenido en Proverbios 7:2.
Guardar la ley de Dios como las pupilas de los ojos
Tengamos en cuenta las dos características más resaltantes que la ciencia ha descubierto en las pupilas.
1. Dóciles en obedecer a Dios
Cuando estamos poniendo toda nuestra atención en el estudio de la Palabra de Dios, cuando fijamos todo nuestro enfoque en el fondo del asunto de cada escritura tendremos un sano entendimiento de la verdad de Dios.
La pupila emplea músculos para regular la entrada de luz en el ojo. Estos actúan de manera dócil, permitiendo la contracción o dilatación de la pupila según se requiera. La función de cierre la cumple el esfínter de la pupila, mientras que la función de apertura, el músculo dilatador.
La Biblia de estudio en inglés de la NKJV hace el siguiente comentario respecto al versículo bajo análisis: “La gente debe guardar las palabras sabias tan instintivamente como ellos protegen la pupila del ojo. Dios cuida a su pueblo con la misma diligencia”.
Podemos aprender de la naturaleza dócil de la pupila y poner en práctica esta característica en nuestras vidas, siendo más dóciles en obedecer las instrucciones y enseñanzas de Dios. De este modo estaremos también trabajando los músculos espirituales que permiten que la luz de sus leyes ingrese a nosotros para moldear nuestro carácter.
Dicho de otra manera, estaremos conectados más con la mente de Dios y por lo tanto gozaremos de sus beneficios. Tal como lo leemos en el versículo que estamos estudiando: “Guarda mis mandamientos, y vivirás”.
2. Concentrados en estudiar de la Palabra de Dios
En 1964 los psicólogos Eckhard Hess y James M. Polt realizaron un estudio muy interesante sobre las pupilas. Ellos observaron que las pupilas de los participantes se hacían cada vez más grandes cuando éstos se enfrentaban a tareas más difíciles de completar. Por el contrario, sus pupilas se contraían si el trabajo no requería de toda su concentración. Así, ellos determinaron que si el cerebro de una persona está funcionando al máximo, sus pupilas se dilatan.
Eso ocurre también cuando estamos poniendo toda nuestra atención en el estudio de la Palabra de Dios, cuando fijamos todo nuestro enfoque en el fondo del asunto de cada escritura tendremos un sano entendimiento de la verdad de Dios.
Cabe resaltar en este punto que, según la Concordancia de Strong, la palabra hebrea usada en Proverbios 7:2 para referirse a “guarda” significa, además de proteger y cuidar, prestar atención.
Podemos aprender también del efecto dilatador de la pupila bajo estados de gran concentración, sometiendo nuestra mente a un esfuerzo por centrar la máxima atención posible en el estudio de las leyes de Dios. Al hacer este ejercicio con cierto rigor, estaremos dilatando nuestro corazón para realizar un autoexamen más efectivo de cómo andamos en la verdad y así prevenir de mejor forma posibles lesiones espirituales.
Conclusión
El propio diseño de la pupila de nuestros ojos es una prueba irrefutable de la voluntad dadivosa de Dios para el hombre.
Guardar los mandamientos y las leyes de Dios como la niña de los ojos significa ser dóciles en la obediencia y concentrarnos en el estudio de su palabra. Al comparar nuestra relación con Dios al comportamiento natural que las pupilas tienen en nuestros ojos, podemos ser más conscientes de nuestras afecciones espirituales y podemos pedirle a Él que nos ayude a sanar de todas ellas. Esto es posible si nos esforzamos por poner suma atención al estudio y a la práctica de las leyes de Dios.
Le animamos a profundizar en el estudio de las Sagradas Escrituras. ¡Usted no está solo en esta tarea! Puede encontrar una valiosa ayuda diaria, suscribiéndose gratuitamente a la sección Versículos para meditar y al Desafío: Una escritura diaria.
Fecha de publicación: Mayo 5, 2023