¿Cuál es el significado de salvación? ¿Es un lugar, un destino, un estado mental o qué? Muchas personas hablan de “ser salvos” Pero, ¿qué significa exactamente esto?
¿Qué es salvación? Podríamos dar una definición precisa con una sola palabra: liberación. ¿Liberación de qué? Cuando los israelitas salieron de Egipto y llegaron al mar Rojo, Moisés les dijo: “No temáis; estad firmes, y ved la salvación que el Eterno hará hoy con vosotros” (Éxodo 14:13). En este caso, Dios liberó físicamente a Israel de los ejércitos de Egipto.
En el Nuevo Testamento, el término “salvación” es utilizado especialmente para referirse a la gran liberación de la pena del pecado, que es muerte eterna (Romanos 6:23). Por esto es que el libro de Hebreos la llama “una salvación tan grande” (Hebreos 2:3).
Porqué es necesaria la salvación
¿Por qué el hombre necesita ser salvo? Primero, volvamos atrás al momento en que el hombre fue creado por Dios. “Entonces el Eterno Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (Génesis 2:7).
Más adelante, el profeta Ezequiel dijo que todas las almas (los seres vivientes) le pertenecían a Dios. “He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:4). En el versículo 20 se repite nuevamente: “El alma que pecare, esa morirá”.
Todo ser humano (excepto Jesucristo) ha pecado. “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). La paga del pecado es la muerte. “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23).
Entonces, el hombre necesita ser salvado—liberado de la muerte eterna—y recibir el don de Dios, que es vida eterna. Por esto es que la salvación es necesaria, y por esto es que Jesús vino a la tierra como ser humano. “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10).
La salvación solo es posible por el sacrificio de Jesucristo.
Lo que Jesús hizo
Jesús dio su vida por nosotros. Romanos 5:8 nos dice: “Más Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”.
Jesús dio su vida, una vida de perfección, sin pecado, para que nosotros pudiéramos ser salvos. Nuestra salvación es posible por la aceptación del sacrificio de Cristo. Es por su sangre derramada que la salvación ha sido hecha posible para todos los seres humanos. Pero necesitamos aceptar su sacrificio y dejar de pecar.
El profeta Isaías escribió: “Buscad al Eterno mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Eterno, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar” (Isaías 55:6-7).
Las instrucciones de Jesús
A Jesús le preguntaron una vez cómo se podía heredar la vida eterna (que es el resultado final de la salvación).
“Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo” (Lucas 10:25-28).
Antes, otro hombre le había preguntado a Jesús: “Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Más si quieres entrar en la vida guarda los mandamientos” (Mateo 19:16-17).
¿Qué es salvación? Es un regalo, y no podemos ganárnoslo (Efesios 2:8). Sin embargo, hemos sido llamados para ser “hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras” (Efesios 2:10). Guardar los mandamientos y las leyes de Dios son algunas de las buenas obras que Jesús nos dice que debemos hacer. “El pecado es la infracción de la ley” (1 Juan 3:4). Las infracciones son violaciones de la ley de Dios y su forma de vida. Por lo tanto, las infracciones contra la ley de Dios tienen que terminar.
El camino a la salvación
Jesús vino para morir por nuestros pecados, que son actos que quebrantan la ley de Dios. Él pagó la pena de muerte por nosotros, para que podamos tener vida eterna. Él nos reconcilió con Dios el Padre, justificó nuestros pecados pasados por medio de su sangre. Así, después de arrepentirnos de nuestros pecados y aceptar el sacrificio de Jesucristo, es posible nuestra salvación—nuestra liberación de la muerte eterna.
Pero no podemos continuar quebrantando las leyes de Dios. “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” (Romanos 6:1-2). El apóstol Pablo nuevamente señaló este principio en el versículo 12: “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias”.
Pablo hizo después una importante pregunta: “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?” (Romanos 6:16).
La respuesta es obvia—el pecado conduce a la muerte, la obediencia a la justicia. El apóstol Pablo entendió que recibiría la corona de justicia en aquél día (2 Timoteo 4:8). También entendió que esta promesa no era únicamente para él—“a todos los que aman su venida”. Cuando se completa el proceso de salvación se recibe la vida eterna.
Entonces, queda en pie la pregunta: ¿estamos en el camino de la salvación? Si no es así, necesitamos comenzarlo. Si desea más información, por favor lea los artículos relacionados acerca del arrepentimiento, fe y salvación.