¿Por qué no se menciona el sol hasta el cuarto día de la semana de la creación, teniendo en cuenta que Dios dijo: “Que se haga la luz” en el primer día? ¿Es esto una contradicción?
Si se compara lo que sucedió en el primer día de la creación (“sea la luz”) con el cuarto día de la creación (“haya lumbreras”) esto lleva a algunas personas a concluir que la Biblia debe estar equivocada. ¿Cómo podía haber día y noche en la Tierra antes de que Dios hiciera “las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas” (Génesis 1:16)?
Por supuesto, esta preocupación no tiene en cuenta el poder de Dios. Definitivamente Dios pudo haber provisto la luz en los tres primeros días de la creación, tal como lo hará en un futuro próximo cuando “la ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella” (Apocalipsis 21:23).
Otra visión de lo que sucedió en el día 4
Sin embargo, otra evidencia bíblica sugiere una explicación diferente para la luz en la Tierra entre el día 1 y el día 4 de la semana de la creación: Dios podría haber creado el sol y otros cuerpos celestes antes del cuarto día, pero: “Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra” (Génesis 1:17) el cuarto día.
Proverbios 8 nos da un indicio acerca de este efecto. Esta parte de la escritura da un relato paralelo de la creación desde un punto de vista diferente: el de la sabiduría personificada. Después de explicar en el versículo 23 que ella estaba con Dios “desde el principio, antes de la tierra”, la sabiduría describe el establecimiento de nubes y fuentes y los límites para el mar en los versículos 28-29:
“Cuando afirmaba los cielos arriba, Cuando afirmaba las fuentes del abismo; Cuando ponía al mar su estatuto, Para que las aguas no traspasasen su mandamiento; Cuando establecía los fundamentos de la tierra”.
Cuando se compara con Génesis 1:6-10, ésta es una clara representación de los días 2 y 3 de la creación.
Teniendo en cuenta este orden cronológico, esperaríamos que el versículo anterior estuviera en consonancia con el día 1, cuando apareció la luz.
En efecto, Proverbios 8:27 dice: “Cuando formaba los cielos, allí estaba yo; Cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo”. ¿Qué es este círculo y qué tiene que ver con la semana de la creación?
Job 26:10 da una posible respuesta: “Puso límite a la superficie de las aguas, Hasta el fin de la luz y las tinieblas...” En otras palabras, el círculo que se describe aquí es la línea entre la luz y la oscuridad —día y noche— que circunnavega el globo. Cuando Dios “trazaba el círculo sobre la faz del abismo”, la mitad de la superficie de la Tierra estaba iluminada.
Dios “formaba los cielos”
La primera parte de Proverbios 8:27 da más detalles acerca del día 1 de lo que es evidente en Génesis. Antes de que la luz brillara sobre el agua, Dios “formaba los cielos”. “Cielos” podría referirse al espacio exterior o a la atmósfera, y aquí es más probable que sea la atmósfera.
Pero si la orden “sea la luz” implicaba que Dios “preparaba” la atmósfera, ¿por qué Génesis no lo menciona? Tenga en cuenta que Génesis 1 describe lo que habríamos visto desde la superficie de la Tierra, donde el Espíritu de Dios se movía sobre la “faz de las aguas” (Génesis 1:2). El uso de los términos “tarde y mañana” (claros indicadores de tiempo sólo en la Tierra) confirma este punto de referencia. Desde la Tierra, el efecto visible de preparar la atmósfera sería la luz.
Sin embargo, el sol, la luna y las estrellas claramente no eran visibles desde la superficie terrestre hasta el cuarto día. ¿Por qué pasaba esto?
En contraste, Proverbios 8 transmite una perspectiva más amplia y completa, mostrando al lector tanto los hemisferios luminosos como los oscuros de la Tierra a la vez. Las escrituras confluyen en la idea de que Dios preparó la atmósfera en el primer día para permitir el paso de la luz.
Tanto Génesis 1 como Proverbios 8 muestran que la luz que brillaba sobre el agua en el día 1 era direccional (iluminaba la mitad del planeta) y la Tierra rotaba con relación a su fuente (había ciclos de día y de noche). Estos patrones son consistentes con la luz del sol. Por lo tanto, parece probable que Dios hizo el sol antes del día 1.
Cubriendo y descubriendo los cielos
Sin embargo, el sol, la luna y las estrellas claramente no eran visibles desde la superficie terrestre hasta el cuarto día. ¿Por qué pasaba esto?
Varias escrituras demuestran que la luz de estos cuerpos celestes puede estar escondida de la vista de los observadores.
Por ejemplo, en Ezequiel 32:7-8, Dios describe “cubriré los cielos” en un proceso que suena contrario de sus acciones durante la semana de la creación: “Y cuando te haya extinguido, cubriré los cielos, y haré entenebrecer sus estrellas; el sol cubriré con nublado, y la luna no hará resplandecer su luz. Haré entenebrecer todos los astros brillantes del cielo por ti, y pondré tinieblas sobre tu tierra, dice el Eterno el Señor” (vea también Isaías 13:10; Joel 3:15; Amós 5:8; Mateo 24:29; Apocalipsis 8:12).
La Biblia muestra que Dios puede hacer que los cuerpos celestes aparezcan y desaparezcan alterando la atmósfera de manera sobrenatural.
Poner el sol “en el cielo”
En la descripción del día 4, Dios nos dice que Él “las puso [el sol, la luna y las estrellas] en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra” (Génesis 1:17). Las palabras “expansión de los cielos” se menciona tres veces en la descripción del cuarto día. La “expansión de los cielos” claramente tenía algo que ver con la atmósfera de la tierra, ya que involucra agua (v. 6) y se le llama “cielo” (v. 8).
En términos modernos, podríamos decir que Dios “puso el sol en el cielo”. Esta paráfrasis aclara la referencia del marco de los límites de la Tierra. Por supuesto, nuestra estrella local no está técnicamente en el cielo azul (o firmamento). Sin embargo, un observador en la Tierra raramente se refiere al “sol” en el sentido de la enorme estrella a millones de kilómetros de distancia. Normalmente nos referimos al pequeño y luminoso círculo que vemos “en el cielo” durante el día. Por otro lado, decimos que “no hay sol en el cielo” si el cielo está nublado, aunque el sol y sus efectos estén presentes.
Del mismo modo, el uso repetido de la “expansión de los cielos” en Génesis 1:14-19 muestra que el sol visible es lo que aquí se quiere decir. Hacer que el sol, la luna y las estrellas aparezcan en el firmamento es consistente con el propósito declarado por Dios, que debe ser: “sirvan de señales para las estaciones, para días y años” (v. 14). Una razón por la que Dios quería que los seres humanos percibieran lo que estaba sucediendo en el sistema solar es para que pudiéramos desarrollar un calendario, por medio del cual podamos guardar apropiadamente sus fiestas anuales.
El hecho de que un observador en la Tierra pueda ver las estrellas de inmediato también sugiere fuertemente que Dios las creó mucho antes de la semana de la creación. Además de nuestro sol, la estrella más cercana a la Tierra está a poco más de cuatro años luz de distancia, y la mayoría está mucho más lejos. Esto significa que la luz de las estrellas más cercanas tardaría años en llegar a la Tierra.
Por supuesto, Dios pudo haber suspendido las leyes de la física durante la creación, pero el peso de la evidencia bíblica y física indica que Dios hizo la luz, el sol, la luna y las estrellas antes del día 1 de la creación. Durante la semana de la creación los hizo visibles desde la Tierra.
Para más información acerca de lo que sucedió entre la creación de Dios de “los cielos y la tierra” en Génesis 1:1 y la semana de la creación, vea nuestros artículos “La teoría de la brecha” y “¿Cuánto duraron los ‘días’ en Génesis 1?”.