De la edición Marzo/Abril 2016 de la revista Discernir

Una crISIS apocalíptica

ISIS infunde miedo con su mezcla de terror cruel y fervor apocalíptico. ¿Qué es lo que motiva al autoproclamado Estado Islámico, y adónde nos llevará todo esto?

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Banderas negras macabras, sed sicópata de sangre y el restablecimiento de un califato ocupan los titulares, pero la base del Estado Islámico jihadista es un fervor apocalíptico que puede tener implicaciones cataclísmicas.

¿Cuáles son los antecedentes históricos que acechan detrás del surgimiento espectacular de ISIS? ¿Cuál es la ideología que inspira a este fanático culto de muerte?

¿Cómo se compara con las profecías de la Biblia esta oscura perspectiva del futuro, que se propaga por el terror y por Twitter?

El estado del Estado Islámico

Haciendo mercadeo con la carnicería y el salvajismo, ISIS ha avanzado al centro de las pesadillas geopolíticas a una velocidad alarmante. Es raro que transcurra una semana sin que haya un ataque directo o inspirado por ISIS —conocido por varios nombres tales como Daesh, Estado Islámico en Irak y en Siria, o ISIL (con una L que representa Levante, un área que incluye a Siria, Líbano, Jordania e Israel).

A pesar de los recientes reveses propinados por Estados Unidos —bombardeos dirigidos y una coalición de 65 naciones—, ISIS ha retenido el centro de su territorio, igual en tamaño a Gran Bretaña, mientras que sigue conquistando nuevos afiliados alrededor del mundo.

Con efectivo suficiente, informado como miles de millones de dólares, ISIS es una amenaza creciente. El primer ministro británico, David Cameron, ha descrito la lucha contra ISIS como “El conflicto de nuestra generación”, en tanto que el papa Francisco lo llamó “la Tercera Guerra Mundial por partes”.

ISIS se esparció globalmente en 2015, arremetiendo contra blancos fáciles en áreas desde Turquía hasta Indonesia. Francia se ha visto obligada a decretar un estado permanente de emergencia, pero no está sola. Se cree que más de 1.150 personas en 20 naciones más allá de Irak y Siria han sido muertas por ISIS o por ataques inspirados por ISIS, y este número se ha acelerado increíblemente en meses recientes.

Además de lanzar ataques contra Europa y los Estados Unidos, como el del “lobo solitario” que provocó una matanza en San Bernardino, California, y los ataques en París, el grupo ha amenazado abiertamente con derrocar a los aliados americanos en el Medio Oriente, desestabilizar los mercados de energía del mundo y fomentar la revolución en el extranjero.

Emergiendo de la sombra de al-Qaeda

Históricamente el Islam ha estado enfocado en el poder y la conquista. Aun en medio del Islam —ya sea entre las ramas de varias sectas suníes y chiitas, hermandades, movimientos y grupos jihadistas— hay contención por la supremacía. La violencia brutal y un enfoque apocalíptico cada vez mayor entre los árabes obligaron a al-Qaeda a evolucionar después de su apogeo entre 1998 y 2003.

ISIS surgió de al-Qaeda como una corriente especialmente bárbara que luego suplantó a su antiguo maestro. Aumentando gradualmente su mención de los tiempos del fin, ISIS decidió que era mejor ser temido que ser amado, esperando de esta forma obligar a los musulmanes en todas partes a someterse cobardemente.

La especulación mesiánica y la obsesión con la venida del Mahdi, el mesías musulmán del fin de la era, aumentó entre los musulmanes chiitas después de la revolución islámica en Irán en 1979. Esto ocurrió después en la rama suní del Islam, que representa entre el 85 y 90 por ciento de los musulmanes. Los suníes que crecieron en familias de la élite como Bin Laden desdeñaron la obsesión con el Mahdi. Pero después de la invasión de Estados Unidos a Irak en el 2003, las enseñanzas apocalípticas dejaron de ser un elemento de la conspiración marginal y se expandieron a la principal corriente árabe.

En 2012, según el Centro de Investigaciones de Pew, la mitad de todos los musulmanes en África del norte, el Medio Oriente y Asia del sur, esperaban que el Mahdi apareciera en cualquier momento. Por las revoluciones tumultuosas, guerras sectarias, caos en Irak y la presencia de “infieles” en la región, las condiciones estaban dadas para que ISIS se lanzara a la ofensiva.

Una apelación atractiva para los hombres impresionables

Si bien algunos de los reclutados proceden de la clase media, las promesas de botines, matrimonios, esclavos y violencia son el tono apocalíptico que es más efectivo para atraer hombres jóvenes impresionables, con frecuencia con antecedentes más seculares.

Según el artículo “Lo que ISIS quiere en realidad” (marzo de 2015), del erudito en el Medio Oriente y experto en la ideología de ISIS, Graeme Wood: “El estado Islámico no es sólo una colección de sicópatas. Es un grupo religioso que tiene creencias cuidadosamente elaboradas, entre ellas está la de que es un agente clave del apocalipsis venidero”.

El apocalipsis es una herramienta de mercadeo valiosa, pero no es la única. Según la profesora Jessica Stern, coautora de ISIS: The State of Terror [ISIS: el estado del terror]: “La narrativa de la victoria debe apelar a aquellos que sienten que han perdido algo. ISIS apela deliberadamente a los musulmanes privados de sus derechos, así como a los potenciales conversos alrededor del mundo; a aquellos, como ISIS lo explica: ‘que se están ahogando en océanos de desgracia, están alimentándose de la leche de la humillación, y son gobernados por las personas más viles de todas’ (“¿Qué quiere realmente ISIS ahora?”, Instituto Lawfare, 28 de noviembre de 2015).

Restaurar el Islam a las glorias pasadas y borrar la humillación de manos de Occidente es irresistible para los que buscan aventuras en poblaciones descontentas. Una instrucción histórica de Mahoma de “Ir a Sham” (que los jihadistas entienden como Siria), en los tiempos del fin multiplica el efecto. Hombres jóvenes, convencidos de que han sido comisionados por Alá, conforman el rebaño alrededor del mundo. Como resultado de ello, un número de reclutas sin precedentes ha estado reuniéndose para lo que muchos observadores piensan que es una simple guerra civil siria.

Según Jean-Pierre Filiu, un profesor francés de estudios del Medio Oriente y autor de Apocalypse in Islam [Apocalipsis en el Islam]: “Es una narrativa poderosa y emocional. Le da a los posibles reclutas y los combatientes actuales el sentimiento de que no solamente son parte de la élite, sino que también son parte de la batalla final” (citado en: “Estados Unidos trata de evitar la guerra terrestre a la que el Estado Islámico le da la bienvenida”; The New York Times, 7 de diciembre de 2015).

Bajo el estandarte negro

Cada aspecto de ISIS nos conduce cuidadosamente a las leyendas y paralelos con el ejército de Mahoma, haciendo eco de la expansión del Islam en el siglo séptimo. El color negro fue asociado tanto con el duelo por los mártires como con la venganza por la muerte injusta. Cuando el ejército de Mahoma, después de una pérdida temprana con los árabes paganos, se puso vestidos teñidos de negro e izó banderas negras, esto sentó el precedente para el Estado Islámico en la actualidad.

La bandera negra de ISIS fue diseñada como un recordatorio escueto de la perspectiva del mundo en blanco y negro, sin áreas grises. Creada para reunir y unificar a todos los musulmanes bajo un mismo estandarte, tiene un garabato blanco en la parte superior: “Ningún dios sino Dios”, que es deliberadamente irregular para evocar una era antes de la precisión del Photoshop.

Nuevamente según la profesora Stern, ese estandarte negro sirve como una herramienta con doble propósito para ISIS: “El primero es propagar un califato totalitario en toda la región y, finalmente, en el mundo. El segundo es polarizar a los musulmanes entre sí, para incitar divisiones internas en Occidente y hacer que éste se vuelva contra el Islam con la meta definitiva de provocar a Occidente a que se embarque a lanzar una ofensiva terrestre sin cuartel, con lo cual se dispondría el escenario para la batalla final entre los musulmanes y los cruzados [el mundo occidental cristianizado], que está profetizada que va a suceder en Dabiq en Siria”.

En las llanuras afuera de Dabiq

Aunque Damasco, Jerusalén y Roma sobresalen en las narraciones islámicas del tiempo del fin, ninguna tiene un papel más sobresaliente que la remota aldea de Dabiq en Siria. Es tan importante para las creencias de ISIS que en la revista de reclutamiento a través del Internet del Estado Islámico en inglés tiene el mismo nombre. Localizada en la parte noroccidental de Siria, sólo a unas pocas millas de la frontera turca, la ciudad de Dabiq no tiene ningún valor estratégico, pero está repleta de historia y mitología simbólica. En 1517 el imperio Otomano y el sultanato Mameluco se enfrentaron cerca de Dabiq, y la devastadora derrota del sultanato dejó a los árabes como subordinados en Siria durante los cuatro siglos siguientes.

Más importante aún, según un pasaje de la tradición islámica, Dabiq es el lugar donde va a ocurrir el malahim (Armagedón) final entre los ejércitos musulmanes y cristianos. Se cree que Mahoma dijo que “la última hora no vendrá” hasta que los musulmanes derroten a los romanos en “Dabiq o Al-A´maq”, ambas en la región de la frontera entre Siria y Turquía.

Ésta es la mitología oscura que inspiró el fundador de ISIS, Musab al-Zarqawi. Antes de ser muerto por un ataque de un dron en 2006, al-Zarqawi imploró a los combatientes de ISIS que continuaran con su brutal pelea porque “se ha encendido la chispa aquí en Irak y su fuego continuará intensificándose… hasta que queme los ejércitos cruzados en Dabiq”.

Un apocalipsis islámico

La ideología de ISIS no sólo resalta el apocalipsis venidero, sino que trata de encajar en la profecía para hacer que sucedan los acontecimientos. Graeme Wood dice que ISIS “Rechaza la paz por principio; está ávido de genocidio; y sin embargo sus valores religiosos lo hacen constitucionalmente incapaz de ciertas clases de cambio, aun si este cambio asegura su supervivencia; se considera a sí mismo un heraldo de —un jugador de primera línea en—  el inminente fin del mundo”.

La publicación digital de ISIS, Black Flags from Rome [Banderas negras de Roma] se elabora a partir de las perspectivas tradicionales islámicas de los tiempos del fin, detallando planes para arrollar y conquistar la capital italiana. Se describe un baño de sangre para los “infieles” de la plaza de San Pedro, transmitido en vivo ante una audiencia mundial en estado de shock. Concebida con el propósito de infundir miedo y estimular una respuesta militar, los “ejércitos de Roma”, descritos como “naciones reunidas bajo 80 banderas”, se movilizarán luego para confrontar los ejércitos musulmanes en las afueras de Dabiq, culminando con la derrota de Roma durante el enfrentamiento más trascendental en la historia.

Las profecías islámicas son una versión deformada de los sucesos del tiempo del fin descritos en la Biblia varios siglos atrás. Se menciona que la épica batalla de Dabiq desencadena la confrontación final en Jerusalén entre los enemigos del Islam y Jesucristo —el segundo profeta más reverenciado en el Islam— quien regresará con túnicas de color azafrán a un minarete blanco cerca de Damasco para después imponer la ley sharia en todo el mundo.

La luz profética de la Biblia

Finalmente, ISIS tal vez probará ser un fenómeno transitorio, pero aparentemente hay profecías bíblicas que faltan por cumplirse, tales como el Salmo 83, que predicen una época en la que el mundo árabe alcanzará cierto grado de unidad con la meta de una conquista militar.

La Biblia también describe una guerra culminante en el Medio Oriente, en Daniel 11:40. Un “rey del sur” del tiempo del fin “atacará” al “rey del norte”, un imperio romano resucitado en Europa que la Biblia también llama “la bestia” (Apocalipsis 17:12). Este ataque provocará una retaliación masiva de este poder europeo —el sucesor espiritual de los cruzados medievales.

Estas reyertas prepararán el escenario para una batalla aún más grande. Ejércitos de todas las naciones se reunirán “en el lugar que en hebreo se llama Armagedón” (Apocalipsis 16:16), antes de que Cristo regrese a la Tierra para defender a Jerusalén y hacerla su capital del mundo (Jeremías 3:17; Zacarías 8:3).

Luego, vendrá un tiempo de paz y prosperidad sin precedentes (Isaías 11:9), porque toda la humanidad tendrá la oportunidad de conocer las bendiciones de Dios.

Hasta que llegue esa época de paz, necesitamos “estar velando” (como se nos instruye en Lucas 21:36) por las gigantescas turbulencias que están convulsionando el volátil Medio Oriente. Esto continuará incrementándose, y es sólo cuestión de tiempo para que los sucesos bíblicos ampliamente profetizados empiecen a convertirse en una aterradora realidad.

Podemos hallar esperanza en las palabras de Isaías 55:6-7: “Buscad al Eterno mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Eterno, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”.

Si desea aprender más acerca del contexto profético de los sucesos del tiempo del fin puede leer nuestro folleto gratuito: El libro de Apocalipsis: La tormenta antes de la calma.

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