De la edición Noviembre/Diciembre 2019 de la revista Discernir

China y Rusia se unen en Oriente

China y Rusia están formando una alianza que pretende dominar Asia y el mundo oriental. ¿Cuál será el resultado?

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Mientras los líderes de América y Europa se reunían en las costas del Canal Inglés en junio del 2019 para conmemorar el aniversario número 75 del ataque a Normandía en el día D de la Segunda Guerra Mundial, otra importante reunión se llevaba a cabo en Moscú. Su objetivo era cimentar y celebrar una nueva, y tal vez más poderosa alianza para el siglo XXI.

El presidente ruso Vladimir Putin recibió al presidente chino Xi Jinping en el Kremlin para marcar siete décadas de relaciones diplomáticas entre Moscú y Beijing. Sus lazos son “firmes como roca”, aseguraron los líderes, jactándose de que China y Rusia unidos serán una “garantía confiable de paz y estabilidad” para el mundo.

¿Asegurará esta nueva coalición la armonía global? ¿Qué dice la profecía bíblica acerca del resultado de la unión entre estos titanes orientales?

Tan sólo semanas después, cuando diplomáticos americanos visitaron la región, los líderes eurasiáticos demostraron su creciente relación probando a sus adversarios vecinos. Con el fin de probar su capacidad militar conjunta, cuatro aeronaves chinas y rusas con capacidad nuclear penetraron el territorio aéreo de Corea del Sur y Japón, haciendo que ambos países desplegaran jets y avivando la tensión en la región.

La balanza se inclina hacia oriente

China y Rusia son ahora más que un contrapeso para Estados Unidos y los países de occidente. Según un reporte del Fondo Carnegie para la Paz Internacional en febrero del 2018, estas potencias “buscan acelerar lo que ven como el debilitamiento de los Estados Unidos”.

“Con un deseo común de mover el centro del poder mundial desde el territorio euroatlántico hacia el este”, continúa el reporte, “su objetivo es reescribir al menos algunas de las reglas de gobierno mundial”.

Como era de esperarse, China y Rusia se mueven al unísono en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, al que ambos pertenecen. Votan igual 98 por ciento del tiempo, y Rusia ha apoyado cada veto de China desde el 2007.

“Su cooperación”, según Douglas Schoen y Melik Kaylan, autores del libro The Russia-China Axis [El eje Rusia-China], “casi invariablemente tiene ramificaciones antiamericanas y antioccidentales… Sin duda, Rusia y China agravan prácticamente todas las amenazas y problemas que Estados Unidos enfrenta hoy” (pp. 3, 5).

Lazos que amarran

Uno de los principales pensadores estratégicos del siglo XX y ex consejero de seguridad, Zbigniew Brzezinski, hizo sonar la alarma en su libro El gran tablero mundial. Analizando las amenazas a la seguridad estadounidense, Brzezinski advirtió que “el escenario más peligroso sería una coalición entre China [y] Rusia… unidos no por ideologías, sino descontentos complementarios” (p. 55).

Los descontentos y el orgullo nacional lastimado son alicientes poderosos. Tanto Moscú como Beijing tienen una creciente lista de quejas en contra de Washington y occidente. Las restricciones impuestas bajo un orden mundial liderado por Estados Unidos están uniendo a los gigantes asiáticos cada vez más.

Atrapados simultáneamente en conflictos económicos con los Estados Unidos, “Rusia y China han decidido acercarse más para trabajar, en parte porque Estados Unidos les preocupa más”, asegura el experto en relaciones exteriores Walter Russell Mead (“Why Russia and China Are Joining Forces” [Por qué Rusia y China están uniendo sus fuerzas], The Wall Street Journal, 29 de julio del 2019).

El año pasado, la administración del presidente Trump anunció que dejaría a un lado la guerra contra el terrorismo para enfocarse en desalentar a sus “competidores estratégicos” China y Rusia. El señor Trump además puso en la lista negra a algunas empresas de tecnología chinas, e impuso una serie de aranceles aduaneros para las exportaciones provenientes de China, país que según el Departamento del Tesoro está manipulando la moneda. Estados Unidos también expandió su presencia militar en el Mar de China Meridional para evitar que Beijing se adjudicara más poder en ese territorio.

Por otro lado, su confrontación con Rusia ha incluido la renuncia a un tratado de desarme nuclear, el mantenimiento de sanciones por su ocupación del territorio ucraniano y acusaciones de manipular las elecciones estadounidenses.

Dos grandes líderes se unen

El ministro de exterior chino, Wang Yi, al parecer dijo en abril del 2018 que las relaciones con Rusia estaban “mejor que nunca en la historia”. Y en junio del mismo año, Xi Jinping supuestamente describió a Vladimir Putin como su “mejor, más cercano amigo”.

El fuerte lazo entre estos líderes (se han reunido 30 veces en los pasados seis años) sirve tanto para impulsar como para amortiguar conflictos, cuando es necesario.

Según las encuestas de opinión, en el 2018 un 69 por ciento de los rusos tenía una perspectiva negativa de los Estados Unidos, mientras que el mismo porcentaje veía de forma positiva a China. Y cuando se les preguntó a quién percibían como su enemigo, dos tercios de los rusos apuntaron a Estados Unidos, declarándolo el mayor adversario de Rusia. Pero sólo el dos por ciento consideraba a China como enemigo.

Aliados improbables

Estas dos potencias tienen una historia compleja y conflictiva, marcada por sospechas mutuas, rivalidades comerciales y desacuerdos ideológicos. Además, han pasado por períodos de hostilidad intensa en su disputada frontera de 4.180 km.

La expansión rusa hacia el oriente, que abarcó Siberia y el extremo oriente ruso en la década del 1800, dio lugar a tratados inequitativos que obligaron a China a cederle más de 1,5 millones de kilómetros cuadrados a Rusia imperial.

Luego se convirtieron en aliados por breve tiempo, tras el establecimiento del Partido Comunista en Beijing (1949), cuando Moscú mandó ayuda y consejeros a China. Pero tras la muerte del líder soviético Joseph Stalin, los regímenes comenzaron a intercambiar críticas y eventualmente balas. En 1969, la fuerte división condujo a una serie de escaramuzas fronterizas que casi provocaron una guerra nuclear. La tensión se mantuvo por años.

Debido a esta antigua ruptura sino-soviética, Estados Unidos y sus aliados de occidente han estado relativamente despreocupados ante la posibilidad de que el bloque vuelva a surgir. Pero en la última década, mientras las relaciones de China y Rusia con el occidente se enfrían, ambos países han enfrentado la disyuntiva de aliarse o quedar aislados.

Beneficios para ambos

Si bien la economía de China es seis veces mayor que la de Rusia, la alianza tiene cierta lógica, considerando los vastos recursos naturales rusos y el poder industrial de China.Rusia y China se han presentado a sí mismos como (en palabras del analista para el Washington Post, Adam Taylor) “campeones del libre comercio y enemigos del proteccionismo, mientras ambos creen que sus economías principalmente exportadoras están bajo amenaza” por parte de occidente.

Si bien la economía de China es seis veces mayor que la de Rusia, la alianza tiene cierta lógica, considerando los vastos recursos naturales rusos y el poder industrial de China.

China está emergiendo como una potencia mundial con liquidez financiera y una gran población, pero le faltan recursos. Rusia, por otra parte, está en dificultades económicas, pero tiene la experiencia necesaria en temas fundamentales, como la diplomacia, la defensa y el espacio, en tanto que sus territorios despoblados están llenos de madera, agua, minerales, oro, petróleo y gas natural que necesitan un mercado.

En el 2010, China se convirtió en el mayor consumidor de energía del mundo, sobrepasando a Estados Unidos. Y recientemente, Rusia desplazó a Arabia Saudita como la fuente principal de petróleo de China. Hace una década, todas las cañerías de gas de Rusia fueron dirigidas hacia Europa, pero con el gasoducto Poder de Siberia —parte de un contrato de gas de $400.000 millones de dólares a 30 años— que se pondrá en marcha este año, China se convertirá en el segundo mercado más grande para el gas ruso, precedido sólo por Alemania.

El comercio bilateral entre China y Rusia se ha expandido de $69.000 millones de dólares en el 2016 a $107.000 millones el año pasado. La fusión entre la ambiciosa Iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda de China, y el plan de Rusia para la integración económica de los antiguos países soviéticos, Greater Eurasian Partnership [Asociación euroasiática ampliada], promete ser una alianza impresionante con implicaciones que afectarán a Asia y Europa.

¿Una nueva unión militar?

<p>Organización de Cooperación de Shanghái (OCS)</p>

Organización de Cooperación de Shanghái (OCS)

En junio del 2001, en Shanghái, las dos potencias crearon una especie de alternativa a la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN), llamada Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). Conformada en un principio por Rusia, China y varias repúblicas antes pertenecientes a la Unión Soviética, la OCS recientemente ha crecido con la adhesión de India y Pakistán, y se ha convertido en un esfuerzo inclusivo por fortalecer lazos económicos, políticos y militares.

Recordando la historia soviética con miras hacia el futuro, Vladimir Putin describió esta organización como “una nueva versión del Pacto de Varsovia”.

El nuevo eje asiático además es incentivado por el percibido declive de la voluntad americana para usar su poderío militar para apoyar a sus aliados del mundo. Tanto Rusia como China han optimizado y modernizando sus fuerzas militares. Y, si bien el prospecto de una alianza militar a gran escala sigue siendo remoto por ahora, los ejercicios navales conjuntos y el intercambio de tecnologías avanzadas y sistemas de armas sofisticados se han convertido en rutina entre estos dos países.

Para destacar su nueva alianza, durante el otoño pasado China y Rusia participaron juntos en los Vostok-2018, los mayores ejercicios militares que el mundo ha visto desde la Guerra Fría. La demostración militar incluyó cientos de miles de tropas rusas acompañadas de soldados chinos, en lo que el periódico South China Morning Post describió como “el ‘espíritu de Shanghái’ de mutua confianza, beneficios y asesoría” (18 de septiembre de 2018).

Nuevas rutas de comercio

Moscú y Beijing también están desarrollando nuevas infraestructuras de energía, transporte y telecomunicaciones en el Ártico. Las aguas del Ártico que atraviesan las costas rusas, y se cree contienen el 13 por ciento del petróleo virgen del mundo, además de casi el 30 por ciento del gas natural aún no descubierto, son una potencial supercarretera marítima. Como pieza fundamental de la iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda de China, la ruta del Mar del Norte fue diseñada para conectar los océanos Atlántico y Pacífico por medio de la costa de Siberia y el extremo oriente rusos.

China, que ha comenzado a identificarse como un “país casi Ártico”, asegura que esta ruta es hasta 15 días más rápida que la del Canal de Suez en Europa occidental.

En espera de Europa

Europa sigue siendo un mercado y una fuente de tecnología fundamentales para las ambiciones chinas y rusas. Pero con todos sus recientes problemas internos (el Brexit, la inmigración y el autoritarismo), no le ha puesto mucha atención a la amenaza de un posible gigante eurasiático en ciernes.

Según el exparlamentario europeo y autor de The Dawn of Eurasia [El surgimiento de Eurasia], Bruno Maçães, una alianza euroasiática entre China y Rusia tendría un impacto considerable:

“En la conciencia de occidente, combinaría el miedo asociado a Rusia y la aparente invulnerabilidad de China. Washington se sentiría bajo ataque; Europa, intimidada e inquieta. El Viejo Continente además enfrentaría un quiebre entre Europa occidental y los países de Europa central y oriental, lo cual cambiaría su enfoque hacia el oriente bajo la influencia de una pudiente China lista para invertir en la región. Sería un mundo completamente diferente, uno que cada vez se acerca más a convertirse en realidad” (Político).

La “isla mundial”

El supercontinente euroasiático constituye la mayor masa continental del mundo, contiene el 70 por ciento de la población mundial, y es responsable de dos tercios del crecimiento económico global. Su gran tamaño, riqueza y potencial han fascinado a los estrategas más importantes a través de la historia.

Mackinder no estaba tan lejos de la verdad. Como vemos en la profecía bíblica, Eurasia será el frente y centro de una serie de enfrentamientos titánicos en el tiempo del fin.Hace más de un siglo, Halford Mackinder describió a Eurasia como la “isla mundial” y el centro de la geopolítica. Según su teoría, quien controle el centro de Eurasia, controlará el mundo.

Mackinder no estaba tan lejos de la verdad. Como vemos en la profecía bíblica, Eurasia será el frente y centro de una serie de enfrentamientos titánicos en el tiempo del fin.

Eurasia en la profecía

Mientras los líderes políticos del mundo diseñan planes para dominar a Eurasia, el Dios de la Biblia dice claramente que sólo Él puede predecir el futuro y hacerlo realidad (Isaías 46:8-11). Al mostrar que es Él quien está a cargo, sus profecías revelan desde ya el importante papel que esta región tendrá en los tiempos del fin.

El libro de Daniel describe un enfrentamiento en el que el rey del norte (una nueva superpotencia europea históricamente conectada con el Imperio Romano) vencerá al rey del sur (un conglomerado de países del Medio Oriente) (Daniel 11:40-45).

Luego, la victoriosa y orgullosa potencia europea recibirá malas noticias provenientes “del oriente y del norte” que la perturbarán (v. 44). Si tomamos la Israel actual como referencia, esto se refiere a Rusia y China, quienes intentarán oponerse o hacerle contrapeso a la súper alianza europea.

Europa entonces lanzará un ataque preventivo: “saldrá con gran ira para destruir y matar a muchos” (v. 44). Y el gigante eurasiático —descrito como “los reyes del oriente” en Apocalipsis 16:12— contratacará con un gran ejército desde el este del río Éufrates (Jeremías 50 y 51), matando a “la tercera parte de los hombres [la humanidad]” (Apocalipsis 9:15). Luego los reyes de oriente avanzarán hacia Medio Oriente para librar una batalla final con el rey del norte (Apocalipsis 9:13-18 y 16:12) y, según ellos, la batalla final para la humanidad.

Pero entonces, ambos ejércitos serán enfrentados y vencidos por el mismo Jesucristo a su regreso (Apocalipsis 17:14; 11:15).

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