De la edición Septiembre/Octubre 2016 de la revista Discernir

Regresa el azote de la esclavitud

Se estima que 46 millones de personas han sido esclavizadas en todas partes del mundo. ¿Cuáles son las raíces de este azote malvado, y cómo será erradicado?

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Dos siglos después de que comenzara el movimiento de la abolición, la esclavitud es ilegal a nivel universal, pero comprar y vender personas para una labor obligada todavía es un negocio floreciente. El increíble número de esclavos en el mundo actual, a la vez escondido a plena luz y acechando en las sombras, ha sido largamente invisible en las noticias y en la atención de las personas.

Teresa May, la primera ministra británica se ha atrevido a hacer de la guerra contra la esclavitud moderna un punto focal de su nueva administración. Anotando que el número de víctimas con las que se trafica en Inglaterra se ha elevado 245 por ciento en los últimos cinco años, la señora May, en su anterior posición como secretaria de estado, fue la fuerza detrás del Acta de la Esclavitud Moderna de 2015, que fortalecía la conciencia, prevención e instrumentos policiales vitales contra la esclavitud.

La señora May prometió el 31 de julio de 2016 que Inglaterra encabezará la lucha contra la esclavitud moderna y sacará del mundo “la maldad barbárica” que ella llamó “el gran tema de los derechos humanos de nuestro tiempo”.

¡Hay más esclavos ahora que en cualquier otra época de la historia humana!

Contar el número de personas en esclavitud actualmente es muy difícil por factores tales como la naturaleza oculta de las compañías criminales que se benefician de ella, pero hay un consenso en aumento acerca de la magnitud del problema.

Se cree que cerca de 46 millones de personas alrededor del mundo están atrapadas en diferentes formas de esclavitud, según un informe de derechos humanos de mayo de 2016. El Índice Global de Esclavitud de la Fundación Walk Free, muestra que hay 28 por ciento más personas esclavizadas que las que habían estimado dos años atrás. Walk Free define la esclavitud moderna como alguien que se posee, alguien trabajando como un trabajador obligado o una prostituta, alguien en servidumbre por deudas, o alguien en un matrimonio forzado.

Esta industria creciente genera ganancias ilícitas estimadas en 150 mil millones de dólares anuales. Esto rivaliza con el tráfico ilegal de drogas en su alcance global, y en su destrucción de vidas.

Según el Estimado Global de Labor Forzada de 2012, más personas viven en esclavitud actualmente que en cualquier otro momento de la historia. De hecho, según un artículo escalofriante en The Atlantic, “actualmente hay el doble de personas esclavizadas en el mundo de las que ha habido en 350 años de comercio transatlántico de esclavos”.

Definiendo la enormidad del problema

  • Sólo cinco naciones tienen el 58 por ciento de todos los esclavos del mundo, pero la esclavitud está presente en 167 países. Está aumentando en Norteamérica y Europa, en dónde la Organización Internacional del Trabajo de las Naciones Unidas estima que hay más de 1,5 millones de víctimas.
  • Sólo en India —el peor infractor— hay 18,4 millones de esclavos y 3,4 millones más son esclavos en China; en Paquistán hay dos millones; y Bangladesh, Uzbekistán y Rusia, cada uno tiene más de un millón.
  • Corea del Norte tiene el porcentaje más alto de su población en esclavitud, y se estima que 4,3 por ciento de la población está en esclavitud moderna. Se estima que sólo en su sistema gulag hay 200.000 personas.
  • De las 20,9 millones de víctimas obligadas a trabajar identificadas por la Organización Mundial del Trabajo, aproximadamente 2,2 millones son mantenidas cautivas por fuerzas militares y estatales, 4,5 millones son trabajadoras sexuales y 14,2 millones son obligados a trabajar en otras formas de actividad económica —especialmente agricultura, minería, manufacturas, construcción y labores domésticas
  • Las mujeres y jovencitas representan 70 por ciento de las víctimas del tráfico humano.
  • El Informe del Departamento de Estado de Estados Unidos acerca del Tráfico de Personas, de 2015, mostró que menos de 45.000 de las víctimas del tráfico —menos de una décima parte del uno por ciento— fueron rescatadas el año anterior.

La explotación de personas desesperadas

Pobreza, conflictos, inequidad en los géneros y la presión incesante para reducir costos son las condiciones más comúnmente asociadas a la esclavitud. La desesperación y el temor, no los revólveres y las cadenas, son los que mantienen a los esclavos modernos en cautividad. (Por supuesto, multitudes tales como las mujeres jóvenes y las niñas son traficadas para la industria del sexo, y todavía son forzadas a trabajar bajo la amenaza de maltrato físico.)

Según un reciente artículo en The Guardian: “La demanda por bienes baratos, obra de mano barata y sexo barato, es una demanda insaciable que hace que nos cuestionemos como sociedad. Por otra parte, hay un suministro sin fin de personas vulnerables” (Mark Townsend, “Modern Slavery and Human Trafficking on the Rise in UK” [La esclavitud moderna y el tráfico de seres humanos está aumentando en el Reino Unido], 9 de julio de 2016).

La primera ministra May lamentó “los crímenes inhumanos y aberrantes” del tráfico de seres humanos de esta forma: “Las personas vulnerables que han viajado largas distancias creyendo que se encaminan a trabajos legítimos, se están dando cuenta de que han sido engañadas, forzadas a hacer trabajos pesados, y luego menospreciadas y abusadas. Personas inocentes están siendo llevadas a la prostitución, con frecuencia a manos de personas en las que ellas pensaban que podían confiar”.

Las naciones con alto índice de pobreza y un crecimiento explosivo de la población proveen a los traficantes con un número casi ilimitado de víctimas potenciales a un precio dramáticamente reducido en el negocio del tráfico de almas humanas.

Según Sean Carasso, fundador de Falling Whistles, una agencia no gubernamental dedicada a liberar niños soldados en el Congo, “el costo promedio de un esclavo estaría alrededor de $40.000 dólares (teniendo en cuenta la inflación). Actualmente, el costo de un esclavo es escasamente de $90 dólares y con frecuencia puede ser negociado a un precio menor”.

¿A qué se parece la esclavitud moderna?

Si bien las subastas de esclavas sexuales en el territorio controlado por ISIS en el Medio Oriente son los ejemplos más visibles y escandalosos, no hay una cara única de la esclavitud moderna porque el tráfico de seres humanos abarca muchas formas diversas de explotación. Muchas clases de labores tradicionales, sencillas, no técnicas, pueden prestarse al abuso de la fuerza o a la imposición de trabajadores forzados, incluyendo inmigrantes, sirvientes domésticos, trabajadores de confecciones y agricultores.

Un método común de atrapamiento es el yugo de la deuda. Éste es el círculo vicioso en el que familias que necesitan desesperadamente alimentos, medicinas, funerales o bodas, están confinados a una desesperada espiral de deuda financiera que con frecuencia es transferida a las generaciones futuras u obliga a los padres a vender a sus hijos para servidumbre.

Niños en esclavitud

Según el Informe Global Acerca del Tráfico de Personas de las Naciones Unidas, uno de cada tres esclavos es un niño. Buscados específicamente por su vulnerabilidad, los niños son traficados y son obligados a trabajar en las minas de oro en América Latina, en los hornos para cocer ladrillos en la India, en los talleres de ropa en Bangladesh haciendo confecciones o en los barcos camaroneros en Tailandia —en algunos casos trabajando hasta 20 horas diarias.

El secuestro brutal de jovencitos y jovencitas para servir en los conflictos militares es otra cosa trágica que ocurre con frecuencia. La UNICEF estima que 300.000 jovencitos menores de 18 años son obligados a servir en los conflictos armados alrededor del mundo.

Esclavas sexuales

Las niñas de las áreas rurales de las naciones en desarrollo con frecuencia son atraídas con la oferta de un trabajo legítimo, secuestradas con violencia o aun vendidas por sus familias. El miedo y la intimidación de la tortura, la violación y la humillación, traumatiza a las mujeres hasta el punto en que se someten. Después son obligadas a prostituirse hasta que son descartadas cuando ya no son tan útiles por la edad o la enfermedad.

Un negocio moderno, transnacional

Según el fundador australiano de la Fundación Walk Free, Andrew Forrest: “La esclavitud es el lado oscuro de la globalización”. Según Siddharth Kara, director del Programa de Tráfico de Seres Humanos y Esclavitud Moderna en la Escuela del Gobierno Kennedy, de la Universidad de Harvard, “los productos hechos por los esclavos, tocan casi todo aspecto de la economía global, incluyendo al pescado congelado, té, café, arroz, trigo, diamantes, tapetes de lana hechos a mano, sal, cigarrillos e implementos deportivos”.

El tráfico de seres humanos es con frecuencia un negocio que se desplaza muy rápido, dependiendo de las comunicaciones modernas y la logística para aprovechar la situación y mover rápidamente los recursos. Las dificultades económicas regionales y los desastres naturales ofrecen oportunidades para que los círculos de tráfico de seres humanos intervengan. Después del devastador terremoto que azotó Haití en 2010, la capital se llenó rápidamente con círculos oportunistas de tráfico de seres humanos que trataban de vender a los niños para hacer trabajo doméstico obligado o para trabajar en burdeles.

El meollo del asunto

A través de la historia, millones de personas han vivido y han muerto en esclavitud. La Biblia describe la naturaleza humana y el egoísmo como el corazón de un problema espiritual (Jeremías 17:9). Es por ello que los seres humanos se han endurecido y han subvalorado y explotado a otros seres humanos. El concepto de la Regla de Oro —tratar a otros como a usted le gustaría ser tratado— tristemente parece ser algo anticuado en un mundo dominado por una codicia cada vez más inhumana y un endurecimiento que aumenta día a día.

Las profecías relativas al tiempo del fin describen acertadamente las características exhibidas por aquellos que comprarían, venderían y abusarían de su prójimo: “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros… impíos, sin afecto natural… intemperantes… crueles, aborrecedores de lo bueno” (2 Timoteo 3:1-3).

Otra profecía alarmante que parece sacada de los titulares de noticias en la actualidad la encontramos en Apocalipsis 18:13; en donde el comercio de algunos mercaderes incluye “esclavos, almas de hombres” —un recordatorio espeluznante del profundo abismo en que el mundo que rechaza a su Creador va a caer

A pesar de esto, vendrá una época —representada por las fiestas anuales de Dios (Vea Las fiestas santas de Dios: Él tiene un plan para usted)— cuando Jesucristo regresará a la Tierra para romper todo yugo de esclavitud humana, liberando a la humanidad de su autoinfligida esclavitud. Él entonces va a “pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos… a poner en libertad a los oprimidos” (Lucas 4:18). Entonces “Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte del Eterno… y nos enseñará en sus caminos y andaremos por sus veredas” (Miqueas 4:2). Lea más acerca de esta época maravillosa en nuestro folleto gratuito, El Misterio del Reino.

Hasta ese momento, aquellos que hayan escuchado el llamado de Dios, estarán brillando y llorando por los caminos perversos de la humanidad (Ezequiel 9:4), y estarán anticipando con gran expectativa una nueva forma de vida al regreso de Cristo. 

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