La oferta escondida
En un mundo lleno de consumismo, atiborrado de ofertas, se dificulta mucho saber cuál es la más conveniente.
La publicidad que invade todos los espacios de nuestra vista nos atrae a cada minuto, colocando ante nuestros ojos objetos de todas variedades, gustos y precios.
De hecho, hay tantas ofertas de cada cosa, que ni usted ni yo sabemos realmente si es una verdadera oferta, o un truco publicitario.
Meditando en el propósito de la vida, ¿ha encontrado usted una gran y real oferta?
Quizás usted piense que no existe tal oferta, o si existe, no es verdadera. En los tiempos del apóstol Pablo, la gente pensaba así: “si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, porque mañana moriremos.”
Esto suena demasiado real. La vida se presenta así todos los días: sin propósito, haciendo muchas veces de ella una melodía monótona.
¿Cree usted que existe una oferta de parte de Dios para su vida? ¿Será que sólo vinimos a comer, beber y morir?
Aunque le parezca una sorpresa lo que escuchará, Dios sí tiene una real oferta para usted y para mí. Lamentablemente es una oferta que ha estado escondida de toda la humanidad, que no ha sido publicitada, y que el no saberla ha socavado la esperanza en este mundo.
¿Quiere saber usted cual es esa oferta?
La respuesta es sorprendente, pero quiero presentársela con otra pregunta.
¿Si le dieran a elegir entre vivir una vida o dos, qué elegiría?
Pienso que la respuesta es obvia, ya que a muchos he hecho la misma pregunta y todos eligen dos vidas. Por supuesto que es una buena elección, es la mejor elección.
Ahora quiero decirle lo siguiente: la gran oferta de Dios para toda la humanidad es esto mismo. Él ofrece al mundo vivir dos vidas.
No es cierto que sólo vivimos una vida. No es cierto que hay que sobrevivir esta vida y malgastarla porque igual moriremos para siempre.
Dios ha hecho una oferta única a todos los que la quieran tomar. Es una oferta muy clara que ha sido desaprovechada por el hombre.
La Palabra de Dios presenta la oferta de esta forma en Deuteronomio 30:19-20: “A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando al Eterno tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días”.
Sí, Dios le mostró al hombre una oferta increíblemente conveniente, la mejor que usted escuchará, sin duda. La oferta consistía en escoger la vida para amar a Dios, escuchar su Palabra y obedecerle. Sólo así se podía obtener la bendición.
Usted pensará en este momento: ¿dónde está la otra vida?
Jesucristo presentó esta oferta cuando vino por primera vez. La hizo pública. La predicó por todos los lugares donde anduvo. El evangelio muestra esta oferta como la mejor de la vida, para todos los que creen en Dios el Padre y Jesucristo. Jesús mencionó: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.”
¿Lo escuchó bien? Jesucristo dijo que sus ovejas, a los que le obedecían: “yo les doy la vida eterna”.
¿Qué le parece? ¿Puede ver la oferta claramente? Son dos vidas las que Dios ofrece para todos. La primera es ésta que estamos viviendo ahora. Esta vida es para escoger la vida verdadera y eterna junto a Dios, aquí en la Tierra.
¿Se perderá usted esta oferta? Creo que como todos, usted se preguntará: ¿qué es lo que hay que hacer para obtener la otra vida?
Por medio de esta página, estamos mostrando y explicando en detalle esta maravillosa oferta de parte de Dios para usted, para mí y para todos los que quieran obtenerla.
Para Vida, Esperanza y Verdad les habló Álvaro Matamala.