“A través de muchas tribulaciones” … ¿Qué significa?

¿Ha sufrido usted alguna vez de una forma intensa, de tal manera que afectó su fe en Dios? El apóstol Pablo les dijo a los primeros cristianos que este tipo de sufrimiento era necesario para poder entrar en el Reino de Dios.

La noche del 8 de agosto del 2020 sucedió un evento en mi vida que me dejará marcado por mucho tiempo. Esa noche vi apagarse poco a poco la vida de mi padre, a causa de un daño pulmonar severo que acabó con la capacidad de oxigenar las células de su cuerpo.

Sin oxígeno en los pulmones del hombre, no hay vida.

En mi angustia empecé a rogarle a Dios que hiciera un milagro. Pensé que ése era el momento perfecto para ver un milagro… pero no fue así. Regresé a mi casa enmudecido. Era la segunda persona en mi familia que falleció a causa del Covid-19, y yo estuve allí en ambos casos. En el caso de mi padre, me mantuve mirándole a los ojos, mientras esperaba un milagro. Nunca me he sentido tan solo y triste como aquella noche.

Los días siguientes me pregunté varias veces: ¿por qué tiene que ser así?

Gajes del oficio

En principio, es necesario considerar una realidad del camino cristiano, expresada por el propio Creador de todas las cosas, quien fue experimentado en dolores y quebrantamiento del alma (Isaías 53:3). Él también dijo: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). La Biblia no nos promete a los cristianos una vida fácil y sin problemas. Por el contrario, se nos invita a entrar por “la puerta estrecha”, advirtiéndonos que es “angosto (difícil) el camino” que nos puede llevar a la vida eterna (Mateo 7:13 -14).

En ocasiones, los cristianos tendremos que pasar por sufrimientos a nivel personal, aunque estemos esforzándonos por obedecer y agradar a Dios. Puede ser que ahora mismo algunos nos encontremos orando y ayunando para que el sufrimiento termine, los problemas se solucionen o podamos superar alguna prueba difícil. Sí, como cristianos eventualmente tendremos pruebas; de una forma u otra experimentamos aflicción, y no siempre es fácil comprender el propósito de todo ello.

Los cristianos del primer siglo también atravesaron muchas pruebas, incluso encarcelamientos, persecución y muerte, a causa de seguir la fe de Jesucristo. Puede que en tales circunstancias algunos de ellos se hicieron la icónica pregunta: ¿Por qué tiene que ser así?

En Hechos 14:22, el apóstol Pablo fue inspirado por Dios para darnos la respuesta a esta trascendental pregunta en nuestra vida cristiana: “Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios”. Esa sería la respuesta corta para explicar el por qué de nuestro sufrimiento y de nuestras pruebas. Sencillamente, atravesar nuestras tribulaciones con fe, es un requisito indispensable para poder estar en el Reino de los Cielos. Son gajes del oficio en la vida de un cristiano. Afortunadamente para nosotros, la Biblia no sólo declara verdades absolutas, sino que también nos anima y ayuda a vivir por ellas.

Los cristianos del primer siglo también atravesaron muchas pruebas, incluso encarcelamientos, persecución y muerte, a causa de seguir la fe de Jesucristo.

En este mismo pasaje Pablo dice lo siguiente: “confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permanecieran en la fe”. Al igual que con ellos, Dios nos anima a mantenernos firmes en las promesas que se les ofrece a los cristianos, las cuales sólo podemos recibir a plenitud, luego de pasar por nuestras pruebas. Dios, como nuestro Creador, sabe que tenemos el profundo deseo de entender más allá del por qué de las cosas, así que no sólo nos declara el requisito para entrar en su reino, sino que también nos explica el propósito de las pruebas y tribulaciones. ¡Así es, las pruebas sí tienen un importante propósito en nuestra vida!

El valioso fruto que producen las pruebas

Tomemos en cuenta lo que dice el autor del libro de Hebreos acerca de esto: “Es verdad que ningún castigo al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; más después da fruto apacible de justicia a los que en él son ejercitados” (Hebreos 12:11). Nadie está gozoso al sufrir aflicciones. Eso no es natural. Sin embargo, luego de superar la tristeza, podemos apreciar los resultados que las pruebas han producido en nuestra fe. Si bien éstas pueden afectar nuestra confianza en Dios, su finalidad no es tomarnos por sorpresa, sino hacernos partícipes de su gloriosa naturaleza (1 Pedro 4:12-14).

Pasar por pruebas nos permite desarrollar el carácter de Dios, el cual necesitamos para llegar a ser como Él. Obtener éste tipo de carácter es el fruto espiritual que debemos producir en esta vida para llegar a participar de la naturaleza divina.

El señor Herbert W. Armstrong, definió este fruto espiritual de la siguiente manera: “El carácter perfecto, santo y justo es la capacidad, en un ente independiente, de llegar a discernir el camino correcto y verdadero del falso, de entregarse voluntaria, total e incondicionalmente a Dios y su camino perfecto, de acatar a Dios y rendirse ante Él, de decidirse a vivir y a obrar bien aún en contra de las tentaciones y los deseos… pero sólo después de pruebas severas” (El Misterio de los Siglos, pág. 58).

Considere esta definición del carácter de Dios. ¿Estaría usted dispuesto a seguir creyendo en Dios y a hacer lo correcto, aún después de sufrir intensamente? Esta es una pregunta directa y frontal que Dios les hace a quienes desean seguir su camino. La lista de personas que respondieron satisfactoriamente a dicha pregunta en la Biblia, es un testimonio animador para los cristianos de hoy.

Para aprender más sobre el propósito de las pruebas en esta vida, lea nuestros artículos “A través de muchas tribulaciones”¿Por qué permitió Dios que Jessica muriera?

El milagro de ser consoladores

Unos días después del fallecimiento de mi padre, recibí un mensaje de un amigo que me produjo mucho consuelo. Él escribió brevemente sobre lo triste y miserable que se había sentido el día en que falleció su padre, cinco años atrás, producto de un accidente de tránsito. Fue sincero conmigo al describir su dolor y luego me dijo que podía contar con su ayuda. Eso bastó para fortalecerme en mi aflicción. Él entendía bien lo que significaba perder a un padre y también lo que era seguir adelante, animando y ayudando a otras personas. La herramienta que empleó para consolarme fue una de las cualidades del carácter de Dios.

¿Estaría usted dispuesto a seguir creyendo en Dios y a hacer lo correcto, aún después de sufrir intensamente? Esta es una pregunta directa y frontal que Dios les hace a quienes desean seguir su camino.

En 2 Corintios 1:4-5, se describe en detalle esta hermosa cualidad del carácter de Dios: “el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación”.

Meses después de haber sido consolado, me encontré con otras personas que habían pasado por una experiencia similar a la mía. Ellos estaban sufriendo mucho aún por la pérdida de algún ser querido y necesitaban consuelo. Desde ese momento empecé a entender mejor mi propia experiencia de sufrimiento y el gran milagro que Dios había estado haciendo en mi vida.

Fuí consolado en mi aflicción para que tiempo después pudiese servir de consuelo a quienes estaban atribulados. Por mi experiencia, encontré las palabras necesarias de consuelo para otros. Un gran milagro se hacía visible: Me había convertido en un consolador para otras personas, pero sólo “luego de sufrir las mismas aflicciones” (versículo 6).

El milagro detrás de Hechos 14:22

Esta experiencia afectó rotundamente mi fe en Dios. Después de pasar por ella, empecé a creer con más firmeza en la promesa que Él nos hace de consolarnos de nuestro sufrimiento y de renovar nuestro ánimo para ser consoladores de otros también. Es necesario atravesar por tribulaciones para poder estar afianzados en el don de ser consoladores.

A través de nuestras propias experiencias podemos entender mejor el sufrimiento de los demás y darles esperanza. Ser consoladores es parte de la naturaleza de Dios, porque Él es consolador por excelencia. Necesitamos adquirir su naturaleza y su carácter para poder entrar en su reino eterno. Ese es el poderoso significado de Hechos 14:22, que cambió mi perspectiva acerca del sufrimiento y que puede cambiar la suya también.

Aprenda más sobre el consuelo de Dios, leyendo nuestros artículos: Consuelo para aquellos que han perdido a sus seres queridosLo que podemos aprender de Bernabé, el hijo de consolación, y Padre de misericordias y Dios de toda consolación.

Acerca del autor

Manuel Sánchez

Manuel Sánchez

Manuel Sánchez es miembro de la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial, en Perú. Casado con Annika Peters. Tiene una hija pequeña, de nombre Amedea Sophie.

Es abogado de profesión. Trabaja como vendedor de productos naturales en Trujillo, impulsando su propio negocio.

Con su familia participa en la congregación de Trujillo de la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial en Perú. Le gusta la lectura, el estudio relacionado con la historia universal y escribir.

Ask a Question