¿Es pecado utilizar un lenguaje soez?

El lenguaje inapropiado o las vulgaridades, son muy comunes en nuestro mundo. ¿Realmente debemos evitar el lenguaje soez o no es algo que tenga tanta relevancia? ¿Qué dice la Biblia acerca del lenguaje inapropiado?

Recuerdo que cuando era niño, mi tío me decía que las vulgaridades o utilizar un lenguaje soez era una señal de un lenguaje limitado. En otras palabras, si usted tiene que recurrir a ese tipo de lenguaje, significa que no tiene la suficiente educación como para poder expresar sus pensamientos y sentimientos de una manera socialmente más aceptable.

Pero, ¿acaso insultar no es más que una violación de una concepción social arbitraria del lenguaje? ¿Qué tan preocupado debería estar un hijo de Dios acerca del uso del lenguaje crudo y ofensivo? ¿Realmente es importante?

En otras palabras, ¿es pecado utilizar este tipo de lenguaje?

La tendencia del uso del lenguaje inapropiado va en aumento

Según los informes, el uso del lenguaje soez y palabras obscenas aumenta constantemente en el mundo occidental. Mientras que las generaciones de más edad son menos propensas a usar ese tipo de lenguaje, las generaciones más jóvenes tienden a aceptar y a usar todo tipo de palabras obscenas, desde las relativamente moderadas hasta las extremadamente vulgares.

Este tipo de palabras son cada vez más aceptadas como medios de expresión personal, y vemos que son utilizadas amplia y casualmente en prácticamente todos los escenarios. ¡Incluso, algunas personas afirman que son convenientes y una señal de una mayor inteligencia!

Es fácil verse involucrado en ese tipo de pensamiento. Cuando escuchamos toda clase vulgaridades a nuestro alrededor —en las tiendas, en el trabajo, en la escuela, las películas y los programas de televisión— existe una mayor probabilidad de que esas palabras aparezcan en nuestra mente. Y si realmente esto no tiene tanta importancia, entonces, ¿por qué deberíamos preocuparnos por cuidar nuestras palabras y nuestra mente? Es mucho más sencillo ir con la corriente y hacer lo que todo el mundo hace.

No obstante, Dios es muy claro cuando dice que los valores de nuestra sociedad no deben ser las normas por las que un hijo de Dios se deba regir (Romanos 12:2). Un hijo de Dios se debe asegurar de que sus normas sean bíblicas. Un hijo de Dios debe preocuparse por la perspectiva de Dios —no por la de las personas.

Todo lo que hablamos tiene que ver con lo que hay dentro de nuestro corazón

Uno de los argumentos para utilizar un lenguaje gráfico crudo y grosero es que las palabras tienen un sentido sólo porque la sociedad les ha asignado un significado. Y ese significado difiere con el lenguaje y evoluciona con el tiempo.

Pensemos en esto, en español decimos “gracias”, en Twi “medaase”, en alemán “danke” y “en francés “merci”. Estos sonidos se han convertido en palabras a lo largo del tiempo y el ser humano les ha asignado un significado. Por consiguiente, se afirma que el lenguaje vulgar es realmente sólo una concepción social, una combinación de varios sonidos y no algo inherentemente correcto o incorrecto.

Si deliberadamente utilizamos palabras crudas y soeces, conociendo de antemano su significado, o rehusándonos a cuidar nuestras palabras, ponemos de manifiesto un corazón irreverente e irrespetuoso hacia Dios y nuestros prójimos.Las palabras que utilizamos, junto con el tono en el que las pronunciamos, revelan lo que hay dentro de nuestro corazón —quienes somos en nuestro interior. Pero esa perspectiva ignora el aspecto más importante del lenguaje: ¡las palabras si tienen un significado y nuestras palabras revelan lo que hay en nuestro interior!

Analicemos lo que dice Jesús acerca del significado de nuestras palabras: “Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre” (Mateo 15:18-20).

Si deliberadamente utilizamos palabras crudas y soeces, conociendo de antemano su significado, o rehusándonos a cuidar nuestras palabras, ponemos de manifiesto un corazón irreverente e irrespetuoso hacia Dios y nuestros prójimos. Si usted desea aprender más acerca de este tema, lo invitamos a leer (“Lenguaje profano: Por qué a Dios le importan las palabras que usamos”).

Usar el nombre de Dios sin reverencia

Uno de aspectos más importantes del lenguaje obsceno es la transgresión del Tercer Mandamiento: “No tomarás el nombre del Eterno tu Dios en vano; porque no dará por inocente el Eterno al que tomare su nombre en vano” (Éxodo 20:7). El nombre de Dios lo representa a Él y a toda su sabiduría, poder y gloria.

¡Dios espera que nosotros usemos su nombre con un gran respeto!

Sin embargo, hoy en día escuchamos que el nombre de Dios se utiliza cómo una expresión de emociones fuertes tales como entusiasmo, horror, disgusto o condena. En otras ocasiones, se emplea simplemente cómo algo para decir, prácticamente cómo un complemento o para añadir énfasis a un enunciado. En ninguno de estos casos, las personas están pensando respetuosamente acerca de Dios o alabándolo. Su nombre se utiliza frívolamente sin ningún tipo de consideración o cuidado. Si usted desea aprender más acerca del uso apropiado e inapropiado del nombre de Dios, lo invitamos a leer “Tercer Mandamiento: no tomarás el nombre del Eterno tu Dios en vano”.

¿Qué dice la Biblia acerca del lenguaje obsceno?

Para poder entender la perspectiva de Dios frente al uso de nuestro lenguaje, analicemos las siguientes escrituras cómo un ejemplo de lo que enseña la Biblia acerca del lenguaje profano:

  • “Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca” (Colosenses 3:8).
  • “Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias” (Efesios 5:3-4).
  • “Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad” (2 Timoteo 2:16).
  • “Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana” (Santiago 1:26).

En lugar de esto, si deseamos ser unos verdaderos hijos de Dios, se no exhorta a:

  • “Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno” (Colosenses 4:6)
  • “Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes; presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros” (Tito 2:6-8).
  • “Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Eterno, roca mía, y redentor mío” (Salmos 19:14).

El rey Salomón resume estos principios en este enunciado: “La boca del justo producirá sabiduría; Mas la lengua perversa será cortada. Los labios del justo saben hablar lo que agrada; Mas la boca de los impíos habla perversidades” (Proverbios 10:31-32).

Cómo dejar de utilizar un lenguaje soez

Una vez nos damos cuenta de lo que Dios espera de nosotros, nos enfrentamos a un nuevo desafío: ¿cómo podemos cambiar? Con frecuencia vemos que el uso de un lenguaje profano está tan arraigado, que las palabras simplemente salen sin tener que pensar demasiado. Para algunas personas, utilizar este tipo de lenguaje es tan habitual que deja de ser una decisión consciente. ¡Parece que las palabras simplemente brotaran!

Si deliberadamente utilizamos palabras crudas y soeces, conociendo de antemano su significado, o rehusándonos a cuidar nuestras palabras, ponemos de manifiesto un corazón irreverente e irrespetuoso hacia Dios y nuestros prójimos.

A continuación tres pasos que usted puede seguir para dejar de utilizar un lenguaje soez:

1. Arrepiéntase delante de Dios por utilizar un lenguaje inapropiado

Después de percatarnos que es un pecado utilizar un lenguaje soez, debemos sentirnos avergonzados y acudir a Dios por medio de la oración, pidiéndole perdón y su ayuda para cambiar. Si continuamos batallando contra el lenguaje inapropiado, debemos orarle a Dios regularmente acerca de este asunto.

Debemos pedirle continuamente a Dios para que nos de fuerza para cambiar. (Si usted desea más información acerca de cómo tener la voluntad de cambio, lo invitamos a leer nuestro artículo “¿Cómo debemos arrepentirnos?”.)

2. Ser muy conscientes de nuestras palabras

Si ponemos especial atención a todo lo que decimos, podemos ver la magnitud del problema y dónde y cuándo necesitamos cambiar. Debemos ser cuidadosos con nuestras palabras y esforzarnos por ser más conscientes y controlar todo lo que sale de nuestra boca.

Preguntarle a nuestros amigos y familiares puede ser de gran ayuda porque ellos en ocasiones escuchan cosas que nosotros quizás no reconocemos.

3. Apártese al máximo de las fuentes de lenguaje soez.

Entre menos escuche o lea ese tipo de palabras, menos probabilidad habrá de que estén en su mente. Esto puede significar que se aleje de algunas personas o de algunos ambientes en donde el lenguaje soez es común. Quizás signifique que deba abstenerse de algunos medios que están plagados de lenguaje inapropiado. Si usted desea más información acerca de cómo escoger influencias positivas, lo invitamos a leer “Rodéese de buenas personas”.

Al comienzo, es probable que usted deba luchar para detener las malas palabras cuando las tenga en la punta de su lengua, pero que aún no las ha pronunciado. A medida que vaya progresando, va a comenzar a rechazarlas cuando se le vengan a la mente. Eventualmente, ira creciendo al punto de que rara vez, si es que llegase a suceder, se le vengan a la mente. Aquí es dónde debemos llegar. Usted puede orarle a Dios y pedirle ayuda para que ni siquiera se le ocurra utilizar un lenguaje soez.

No obstante, habrá momentos en lo que vamos a tropezar. Es posible que surjan malas palabras en momentos de ira repentina, frustración o desesperación. Cuando esto suceda, es importante que acudamos a Dios, pidamos de nuevo su perdón y redoblemos nuestros esfuerzos para vencer este hábito de pecado.

¿Utilizar un lenguaje soez es una señal de un vocabulario limitado? Si, esto es cierto, porque existen muchas otras formas de expresar nuestros sentimientos y emociones sin tener que emplear un lenguaje de este tipo. Pero, más importante aún, es señal de un corazón vulgar que no respeta a Dios ni a las demás personas.

¿Es pecado utilizar un lenguaje soez? Si, ¡rotundamente si!

Acerca del autor

Tom Clark

Tom Clark

Tom Clark se casó con su encantadora esposa, Mary, en 1985. Tienen tres hijos adultos y tres nietos (y hay más en camino). Tom fue ordenado ministro en 1989 y ha servido a congregaciones en Georgia, Oklahoma, Texas, Missouri, Kansas, Minnesota y Dakota del Norte. Actualmente es pastor de las congregaciones de la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial, de Bentonville, Van Buren y Mena, Arkansas. Además de sus responsabilidades pastorales en los Estados Unidos, sirve en el extranjero como pastor principal de las congregaciones en Ghana, África Occidental, donde ha trabajado desde el 2006. Normalmente viaja a Ghana para las visitas pastorales tres veces al año, pasando aproximadamente de cinco a seis semanas allí a lo largo del año.

En sus charlas, a menudo se centra en los temas de saber lo que usted cree y por qué lo cree y la importancia vital de la oración, el estudio bíblico, el ayuno y la meditación en la vida de un cristiano. También dirige un campamento de preadolescentes de la Iglesia en Arkansas y hace parte del grupo de ministros de Correspondencia Personal que contestan cartas y correos electrónicos que se reciben en Vida, Esperanza y Verdad.

Entre sus actividades favoritas están pasar tiempo con sus hijos, nietos, leer y actividades al aire libre como la caza con arco y la pesca.

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