Medite en estas cosas: “Todo lo que es de buen nombre”

El sexto aspecto de Filipenses 4:8 es meditar en las cosas “de buen nombre”. A todos nos encantan las buenas noticias, pero ¿hay algo más que sólo centrarse en lo positivo?

Estamos inmersos en un mar de malas noticias: guerra, crimen, desastres naturales, escándalos políticos, peleas entre celebridades y noticias del entretenimiento sin sentido (sólo por nombrar algunos ejemplos).

Es crucial que tengamos algo bueno qué escuchar con regularidad para equilibrar la ola de malas noticias. No podemos pretender que las cosas malas no suceden. No podemos ignorar las noticias desagradables.

Pero podemos asegurarnos de equilibrar todas las malas noticias con una dosis diaria de cosas que son “de buen nombre”.

¿Cómo podemos hacer esto exactamente?

¿Qué significa “de buen nombre”?

Thayer y Strong dan una idea de la frase de buen nombre (o buen informe) a través de estas descripciones: bien hablado, de buena reputación, que suena bien o cosas dichas de una manera amable o con una buena voluntad hacia los demás.

Por lo tanto, de buen nombre [o un buen informe] es una buena noticia, de buena reputación, que se comparte con una buena intención.

Muchos versículos de la Biblia nos recuerdan los beneficios de un buen informe:

Algo de buen nombre [o un buen informe] es una buena noticia, de buena reputación, que se comparte con una buena intención.

  • “La congoja en el corazón del hombre lo abate; Mas la buena palabra lo alegra” (Proverbios 12:25).
  • “El hombre se alegra con la respuesta de su boca; y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!” (Proverbios 15:23).
  • “Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos” (Proverbios 16:24).

Por eso es importante para nosotros escuchar noticias buenas y positivas.

Pero vivimos en un mundo donde las malas noticias son una realidad, y no podemos ignorarlo.

Piense en lo siguiente: algo de buen nombre también puede referirse a la reputación y la veracidad de una afirmación, así como a la intención que hay detrás de ella. Por ejemplo, decirle a alguien que tiene bajada la cremallera o que tiene pedazos de espinaca en los dientes no es una buena noticia. Pero la forma que se diga y la intención detrás de esto (mostrar bondad para que el problema pueda remediarse) puede convertirse en una buena noticia (Proverbios 27:6).

Desafortunadamente, los medios de comunicación a menudo publican una variedad de historias con la intención de hacer que una figura pública parezca tonta o malvada, o bien para provocar una escalada de conflictos, sólo para generar noticias. Ninguna de estas intenciones es compatible con el buen nombre.

Cuando se pone a la par de la verdad, la nobleza, la justicia, la pureza y la hermosura, algo que es de buen nombre puede parecer fuera de lugar o menos importante. Sin embargo, estos son los elementos básicos de cómo discernimos entre lo que debemos y no debemos dejar entrar en nuestra mente. Esto nos ayuda a evaluar las noticias en función de su calidad y la forma en que se dan.

1. Pensar lo que es de buen nombre

Para pensar lo que es de buen nombre, esfuércese por evitar:

  • Sitios de noticias, podcasts u otros medios descaradamente tendenciosos. Meditar sobre una noticia mala que se repite es enfermante. Si un blog, podcast, revista o programa de noticias indican claramente la intención de hacer que un lado del espectro político se vea genial y el otro ridículo, no obtendremos de ahí un buen informe. No hay buena voluntad o amabilidad asociada con ello. Eso se parece más a una rivalidad entre hermanos que a una buena fuente de noticias.
  • La norma de insistir en lo negativo y minimizar lo positivo. No tenemos que ser ingenuos (de enfocarse sólo en lo positivo), reformulando cada posible adversidad en una bendición. Sin embargo, tampoco debemos pensar que no hay aspectos positivos ni bendiciones en muchas cosas. Evite la perspectiva constantemente negativa que la mayoría de la gente tiene sobre otras personas. 

Para pensar lo que es de buen nombre, esfuércese por abrazar:

  • Una amplia variedad de fuentes de información, desde las noticias que consumimos hasta los informes de otras personas. Cuando alguien relata su experiencia de manera privada con alguien, debemos tener cuidado de dejar que ese sea nuestro único filtro de cómo vemos a esa persona. Puede haber más en la historia, ¡así que debemos ver más profundo!

    El hecho de que una fuente haya dado un informe potencialmente sesgado sobre una situación, no significa que esa sea toda la historia. Cuando observamos diferentes relatos y perspectivas, obtenemos una imagen más clara, o una buena información.

    Considere que la historia de la vida de Jesús fue contada por cuatro escritores diferentes de los evangelios, con diferentes perspectivas y estilos. Tenemos que leer y estudiar las cuatro perspectivas para obtener una “buena información” completa de la vida de Cristo.
  • El evangelio del Reino de Dios. La palabra evangelio significa buenas noticias. Jesús trajo un mensaje de buenas noticias, o una buena información. Las buenas nuevas de la venida del Reino de Dios fueron las que Jesús predicó a otros (Mateo 4:23; 9:35; 24:14; Marcos 1:14-15).

    Jesús nos dijo que buscáramos el Reino por encima de todas las cosas, incluso por sobre nuestras necesidades físicas (Mateo 6:33). Si estamos buscando algo de buen nombre, ¡no podemos obtener mejores noticias que las buenas noticias del Reino de Dios!

    Para saber más, lea “¿Qué es el evangelio del Reino?”.

2. Hablar lo que es de buen nombre

Para hablar lo que es de buen nombre, evite:

  • La adulación. Puede ser difícil decir verdades duras o dar una opinión honesta a amigos o seres queridos, incluso cuando se hace con mucho tacto y amabilidad (Proverbios 27:6). Sin embargo, la adulación es mucho peor, ya que esencialmente es una mentira y a menudo se usa para manipular (Judas 1:16).

    La adulación puede ser una forma de engaño, en la que la manipulación emocional se hace tan bien que la persona halagada realmente cree la adulación.
  • El chisme. A veces es necesario compartir alguna información que conocemos sobre otros para poder brindarles el apoyo que necesitan si tienen problemas o necesitan oraciones. Pero el chisme es muy diferente y no tiene intenciones tan nobles y honorables (1 Timoteo 5:13).

    El deseo equivocado de compartir públicamente estas “cosas sin importancia” (Proverbios 18:8) sobre los problemas de los demás, es lo opuesto a cosas de buen nombre. En realidad, es muy dañino e incluso puede ser una forma pasivo-agresiva de venganza e intimidación.

    Antes de decir algo sobre otra persona, podemos preguntarnos: ¿diría esto si esa persona estuviera parada aquí? ¿Lo que voy a decir ayudará o dañará a esta persona y, cómo afectará lo que la gente piense de él o ella? ¿Cuál es mi motivación de lo que voy a decir?

    Para obtener más información sobre este tema, lea “El dominio de la lengua: ¿qué opina Dios del chisme?”.

Para hablar lo que es de buen nombre, abrace:

  • Decir lo que se debe decir. Aunque puede ser difícil encontrar el equilibrio adecuado entre tacto, amabilidad y sinceridad al comunicarse, los beneficios valen la pena. Si queremos hablar lo que es de buen nombre, no estaremos obligando a otros a tratar de leer nuestra mente (cosa que no se debe hacer) o dando mensajes contradictorios que requieran que otros lo interpreten, lo que podría ser engañoso y podría ser un mensaje pretencioso (cosa que no se debe hacer).

    Una comunicación asertiva siempre funcionará mejor que la comunicación pasivo-agresiva. Decir lo que queremos con tacto, amabilidad y verdad es un desafío, pero cuanto más lo practicamos, mejor lo haremos.

    Si tenemos algo difícil que decir a alguien, podemos escribirlo antes y luego practicarlo antes de decírselo. También podemos pedirle a un amigo de confianza que nos escuche practicar nuestro dicho, con la intención de transmitir correctamente nuestras palabras, tono y lenguaje corporal.
  • Compartir información que sea útil o inspiradora para los demás. Podemos ser los que levantan el ánimo, o podemos ser los pesimistas. Si compartimos información sobre alguien, debemos estar seguros de que sea lo necesario para que los demás sepan y así poder orar por ellos o ayudarlos. Cuando compartimos noticias o información, podemos equilibrar la información negativa con la información positiva. No queremos ser conocidos como personas que sólo comparten un flujo constante de pesimismo y negatividad.

    Para obtener más información sobre este tema, estudie nuestro artículo "4 claves para vencer emociones malsanas".

Haga lo que sea de buen nombre

La mayoría de los seres humanos quieren que los demás piensen bien de ellos, a veces incluso hasta el punto de equivocarse.

  • ¿Es nuestro carácter conocido por ser veraz, honorable, justo y puro?
  • ¿Somos conocidos por apreciar lo que es hermoso y positivo?
  • ¿Tenemos una buena reputación entre otros por ser virtuosos (el siguiente punto en la lista de Filipenses 4:8)?

Hacer lo que es de buen nombre está directamente relacionado con lo que está pasando por nuestra cabeza y lo que sale de nuestra boca. ¿Cómo queremos que sea la reputación de nuestro carácter?

Medite en lo que es de buen nombre

En el mundo hay muchas malas noticias, chismes y palabras ociosas en las que podemos concentrarnos hoy. Pero, ¿de qué nos sirve eso realmente? Llenar nuestra mente de negatividad no nos hace nada de bien. Solo despierta la ira, la ansiedad y la depresión.

Cuando meditamos sobre lo que es un buen nombre (reputación), estamos eligiendo centrarnos principalmente en la inspiración, la edificación de los demás y en los ejemplos positivos. Estas son cosas que enriquecen nuestra vida espiritual. En el penúltimo concepto de Filipenses 4:8, la virtud, continuaremos viendo cuán interconectados están todos estos puntos.

Lea las publicaciones anteriores de esta serie:

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Acerca del autor

Eddie Foster

Eddie Foster

Eddie Foster nació en Ohio, y después de vivir en varias partes del noreste de los Estados Unidos, una vez más vive en Ohio, probablemente de manera definitiva esta vez. Vive en el área de Dayton con su esposa, Shannon, y su hija, Isabella. Ellos asisten a la congregación de la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial de Cincinnati/Dayton.

Eddie es graduado en ciencias de la educación infantil de la primera y segunda infancia del Bluefield State College (West Virginia) y una maestría en patología del habla y el lenguaje de la Universidad de Cincinnati. Trabaja en escuelas públicas, atendiendo a estudiantes de primaria y secundaria con impedimentos de habla y lenguaje y tambien a niños con otras discapacidades.

También le gusta escribir, especialmente sobre temas que ayudan a la gente a luchar y ganar la batalla contra los pecados, que él cree son la causa principal de la miseria. Es un apasionado en compartir los métodos de “cómo hacerlo” y los conocimientos que ha aprendido mientras pelea sus propias batallas para vencer el pecado y aprender del Dios de amor y sabiduría.

En su tiempo libre, disfruta viendo películas épicas de ciencia ficción. También le gusta el debate respetuoso de diferentes ideas, el jazz y el ritmo y los blues de los 70´s, escribir poesía y tratar de llevar alegría a la gente a través de la risa.

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