Vida, Esperanza y Verdad

Ser ordenados, ¿nos trae la felicidad?

En los últimos años se ha desatado un inusitado fervor en muchas personas por ordenar los hogares. Marie Kondo, una escritora japonesa ha revolucionado muchas familias con su método de orden. ¿Realmente trae felicidad ordenar la casa, como ella dice? ¿Cuál es la importancia del “orden” en su vida?

Millones de personas alrededor del mundo se han visto influenciadas por la última moda: ordenar sus casas siguiendo el método de Marie Kondo. Elegida por la revista Times como una de las 100 personas más influyentes del mundo en 2015. Esta escritora japonesa ha escrito libros que lograron ser best sellers rápidamente. El libro “La Magia del Orden”, traducido al coreano, chino, francés, alemán, inglés y español, con más de seis millones de copias vendidas en todo el mundo, continúa revolucionando la vida de muchos.

La popularidad de Marie Kondo se vio aún más incrementada cuando Netflix, la famosa empresa que ofrece películas y series por internet, decidió auspiciar toda una serie titulada: “¡A ordenar con Marie Kondo!”. Su primera temporada, de ocho capítulos, presenta una serie de familias (algunas no pueden llamarse “familia” en el sentido bíblico) en distintas situaciones, pero que tienen un problema común: su casa o algún rincón de ésta es un auténtico desorden. Aplicando su método, Marie Kondo ofrece su orientación para dejar sus casas en óptimo estado de orden.

No estamos recomendando que usted compre los libros ni que vea la serie. De hecho, todas las ideas “innovadoras” de Marie Kondo pueden resumirse en unas pocas líneas. El tema profundo de toda esta filosofía es: si usted ordena su casa, su vida se ordenará y usted será feliz. En palabras de Marie Kondo: “Mi misión es llevar felicidad al mundo a través del orden”. Es cierto que en alguna medida el orden de la casa, de la oficina, de la cocina, etcétera, contribuye a sentirnos bien, pero, ¿nos traerá felicidad completa el orden? Al fin y al cabo, ¿acaso Dios no es un Dios de orden (1 Corintios 14:33-40)?

Flagrante idolatría

La idea de que los objetos tienen “vida” es constante en el método Marie Kondo. Se da una palmadita para “despertar” a los libros y se agradece y acaricia a la ropa si uno va a deshacerse de ella. Cuando usted ve uno de los capítulos de “¡A ordenar con Marie Kondo!” notará que siguen un esquema habitual. Luego de hacer una recorrida por todo el desorden hogareño, Marie Kondo hace una propuesta a la familia. La “organizadora” buscará un lugar adecuado, se pondrá de rodillas e inclinará su rostro. Su propuesta es “comunicarle a la casa que estamos agradecidos porque nos protege y que iniciarán un proceso de orden”. La organizadora propone a la familia que se sume al ritual cerrando los ojos y agradeciendo. Algunos la imitan y se arrodillan. Hay unos minutos silenciosos donde Marie Kondo, ya de rodillas, se inclina una o más veces hacia el suelo.

Notablemente, en una sociedad que se considera a sí misma cristiana, este ritual parece no despertar oposición. Sin embargo, observe lo que la Biblia dice: “cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y veneraron y rindieron culto a la creación antes que al Creador” (Romanos 1:25, RVA 2015). El segundo mandamiento enfatiza que no debemos arrodillarnos y adorar objetos de invención humana (vea Éxodo 20:5).

Del caos pre adánico al orden divino

De un buen amigo colombiano adquirí la expresión “caos pre-adánico”. Solía llamar así a un lugar desordenado y caótico. ¿Estaba en lo correcto?

Quizá se sorprenda al saber que este mundo en el que usted siempre ha vivido no es la creación original. Las primeras palabras de la Biblia son éstas: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1). Sin embargo, en el segundo versículo de Génesis nos encontramos con una declaración perturbadora: “Y la tierra estaba desordenada y vacía y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo” (v. 2). Reflexionemos un momento. ¿Pudo un Creador detallista y ordenado crear un mundo en caos, confusión y tinieblas? La clave para entender este asunto está en el verbo hebreo empleado en este versículo: hayah. Esta palabra puede traducirse “estaba”, pero también “se volvió” según el contexto. Observe, por ejemplo, que unos capítulos más adelante, cuando Génesis describe la destrucción de Sodoma y Gomorra, leemos que la esposa de Lot "se volvió [hayah] estatua de sal" (Génesis 19:26). La Tierra no fue creada en estado de desolación y caos.

Ciertamente nosotros los cristianos debemos ser personas ordenadas en todo lo que hacemos, pero la felicidad real no se encuentra en el orden físico de las cosas.

Para entender la causa por la cual la creación original fue arruinada debemos prestar atención a otras dos palabras hebreas de este versículo: tohu y bohu, traducidas como "desordenada y vacía". Estas dos palabras se emplean juntas en las Escrituras solamente otras dos veces más (Isaías 34:11 y Jeremías 4:23). Siempre indican un lugar inhabitable, en estado de destrucción y ruina. Al analizar estos otros dos pasajes (donde se usan juntos tohu y bohu) encontramos que tales estados de desolación y confusión fueron consecuencia del pecado. ¿Pudo el pecado causar el caos pre-adánico? ¡Efectivamente! La Biblia afirma que Lucifer (quien llegó a ser Satanás) y un grupo de ángeles, mucho antes de Adán, ¡se rebelaron contra el Rey del universo! Esa catástrofe cósmica introdujo el caos y la confusión en la perfección de la creación original de Dios.

Toda la Escritura, de Génesis a Apocalipsis, se puede resumir en la historia de cómo Dios llevará a esta Tierra ─y al universo entero─ de aquel caos al orden perfecto. Ciertamente nosotros los cristianos debemos ser personas ordenadas en todo lo que hacemos, pero la felicidad real no se encuentra en el orden físico de las cosas.

El orden y la felicidad

La promesa de felicidad que se le ofrece como consecuencia de ordenar su casa es limitada. Es cierto que un ambiente hogareño ordenado y pulcro puede darle una sensación temporal de satisfacción y placer. Pero sus conflictos familiares, sus insatisfacciones y su carácter no cambiarán con ello. Puede mejorar mucho el ambiente externo ─y por cierto lo animamos a hacerlo─ pero será efímero. Necesitamos cambiar y ordenar nuestro interior, lo que realmente somos.

Marie Kondo propone un método basado en cuatro puntos para ordenar su casa. Dios le ofrece a usted diez puntos para ordenar su vida: los Diez Mandamientos. Para saber cómo dar esos pasos le ofrecemos, sin costo, un folleto revelador: ¡Cambie su vida!

Si ha pensado en tener una casa ordenada, ha tenido una excelente idea. Pero sepa que hay algo más que traerá verdadera felicidad a usted y a quienes lo rodean.

Por eso, mejor, ¡ordene su vida!

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Acerca del autor

Daniel Campos

Daniel Campos

Daniel Campos nació en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina. De adolescente fue un apasionado lector de la publicación predecesora de la actual revista Discernir. Está casado con Norma Beatriz Navarrete que es bibliotecaria escolar, oriunda de Bahía Blanca, Argentina. Hoy, ambos viven en Buenos Aires, tienen cuatro hijos, y pertenecen a la congregación local de la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial de esa ciudad.

Daniel se dedicó a la docencia por más de 30 años, siendo maestro de primaria y profesor de Historia y Geografía en enseñanza media, y en colegios de adultos para estudios superiores. Ahora está jubilado de la docencia y disfruta de más tiempo para dedicarse a lo que le apasiona. Próximamente planea trabajar como bibliotecario de instituciones educativas.

Le gusta mucho viajar, estar informado de las noticias, estudiar la historia de la Iglesia y la profecía bíblica. Fue bautizado en diciembre de 2019 y en noviembre de 2020 fue ordenado diácono. En Argentina disfruta de visitar las congregaciones en diferentes lugares y conocer nuevos hermanos. 

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