Daniel 11: la profecía más detallada de la Biblia

La profecía de Daniel 11 incluye detalles sorprendentes acerca de grandes imperios, acontecimientos políticos y poderes del tiempo del fin que van a afectar al pueblo judío.

La introducción a la profecía de Daniel 11 empieza en el capítulo anterior. Esta introducción es bastante extensa —todo el capítulo 10. “En el año tercero de Ciro rey de Persia fue revelada palabra a Daniel, llamado Beltsasar; y la palabra era verdadera, y el conflicto grande; pero él comprendió la palabra, y tuvo inteligencia en la visión” (Daniel 10:1).

Según El comentario expositor de la Biblia, el tercer año de Ciro fue “535/534, con toda probabilidad, sólo unos pocos años antes de la muerte de Daniel” (comentario de Daniel 10:1). A través de los sueños de Nabucodonosor (Daniel 2:1) y a través de la visión de las cuatro bestias de Daniel (Daniel 7), Dios ya había revelado que vendrían cuatro imperios mundiales seguidos por el Reino de Dios.

Ahora Dios le daría a Daniel unos detalles impresionantes acerca de las grandes potencias mundiales, empezando por el imperio medo-persa y continuando hasta el tiempo del fin justo antes de la segunda venida de Cristo. El ángel que le ayudó a Daniel a entender la visión le dijo que la visión hacía énfasis en “lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días” (Daniel 10:14).

Lo que le sucediera al pueblo de Dios en la visión de Daniel y en el futuro, le interesaba mucho a él, ya que para ese entonces 42.360 judíos habían regresado a Jerusalén cumpliendo un decreto de Ciro, el cual les permitía volver a su tierra (Esdras 2:64).

Debido a los varios componentes tan complejos de la profecía de Daniel 11, algunos estudiosos sugieren que el libro de Daniel fue escrito cientos de años después, durante el año 160 a.C. aproximadamente, cuando estos acontecimientos ya habían ocurrido. Pero predecir el futuro no es difícil para Dios. Como Dios dice: “Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero” (Isaías 46:9-10).

Ya que otras profecías que se encuentran en el libro de Daniel, como la profecía de los 70 años de Jeremías y la profecía de las 70 semanas (que indica el año en el que aparecería el Mesías), se cumplieron exactamente como se habían predicho, podemos estar seguros de que Dios también dio los detalles de la profecía encontrada en Daniel 11 mucho antes de que se cumpliera. Si desea estudiar más acerca de profecías cumplidas vea, “Profecías cumplidas, evidencia de la existencia de Dios” y “Las profecías de Daniel: prueba de la existencia de Dios”.

Los aspectos iniciales de la profecía de Daniel 11 se han venido cumpliendo precisamente como Dios lo predijo. Una comparación de la historia secular con el registro bíblico va a revelar unos detalles fascinantes. Otros apartes, incluyendo la identidad del rey del norte y el rey del sur de los tiempos del fin, aún están por cumplirse. Estas partes desconocidas de la profecía han sido selladas “hasta el tiempo del fin” (Daniel 12:4).

Un aspecto muy interesante de esta profecía es que aparentemente fue transmitida oralmente. A diferencia de los demás sueños y visiones que aparecen después en el libro de Daniel, que contienen imágenes que deben ser interpretadas, esta visión simplemente le dio a Daniel las “palabras” con respecto a lo que le sucedería al pueblo judío de ese momento en adelante (Daniel 10:7, 9).

El imperio medo-persa sería conquistado por Grecia

La profecía de Daniel 11 comienza con la predicción de “He aquí que aún habrá tres reyes en Persia, y el cuarto se hará de grandes riquezas más que todos ellos; y al hacerse fuerte con sus riquezas, levantará a todos contra el reino de Grecia” (v. 2). Una fuente de consulta bíblica, The Expositor´s Bible Commentary [El comentario expositor de la Biblia], nos da la explicación histórica para esta profecía. Con respecto a este versículo, el libro dice: “El rey persa que invadió Grecia, fue sin duda, Jerjes, quien reinó del año 485-464 a.C.”.

En Daniel 11:3-4 se habla de la aparición de “un rey valiente” cuyo reino será “será quebrantado y repartido hacia los cuatro vientos del cielo”. El The Expositor explica: “el versículo 3 nos introduce a la siguiente fase de los imperios mundiales: El surgimiento de Alejandro Magno. Aunque este versículo no es del todo claro al decir que este ‘rey valiente’ iba a iniciar un nuevo imperio en lugar del persa, el versículo 4 no deja ninguna duda de que él era el gobernante que ahí se describe…

“En siete u ocho años logró la conquista militar más deslumbrante de toda la historia. Pero sólo vivió cuatro años más; y después de una de sus borracheras, murió de una fiebre en la capital del imperio de Babilonia. El versículo 4 predice la división de los dominios de Alejandro entre cuatro imperios más pequeños y débiles”.

Después de la muerte de Alejandro, su imperio fue dividido entre cuatro de sus generales. Estos cuatro reinos y sus gobernantes fueron, greco-macedonio gobernado por Antípatro y su hijo, Tracia-Asia menor bajo Lisímaco, el resto de Asia excepto la parte baja de Siria y Palestina bajo Seleuco Nicátor y Egipto y Palestina bajo Ptolomeo.

La parte restante de Daniel 11:5-39 narra las acontecimientos de los dos últimos reinos de estos —Egipto al sur de Jerusalén (el lugar del pueblo de Daniel, los judíos, Daniel 10:4) y Siria al norte de Jerusalén. En esta parte de la escritura, a los reyes y a sus sucesores se les llama “rey del norte” y “rey del sur”.

El rey del norte contra el rey del sur

Geográficamente ubicados entre reinos muy ambiciosos, el pueblo judío, en tiempos de post-exilio, se veía atrapado a menudo por las disputas de poder entre Egipto y Siria. No es el propósito de este artículo hacer una exposición detallada de cada versículo de Daniel 11:5-39 ni su cumplimiento histórico, pero a continuación mencionaremos algunos aspectos importantes.

Versículo 5: el The Expositor explica: “El rey del sur (v. 5) es Ptolomeo I (Sóter), hijo de Lagos, cuyas ambiciones se extendían más allá de las fronteras de Egipto (donde Alejandro lo había puesto a cargo), Palestina y el resto de Asia”.

Cuando nos damos cuenta de la cantidad de detalles proféticos de Daniel 11 que se han cumplido así como se predijeron, podemos estar seguros de que las profecías restantes de este capítulo y las demás que están en la Biblia por cumplirse, van a ocurrir así como Dios lo ha ordenado. El príncipe que estaba bajo el mando de Ptolomeo I, que se volvería más fuerte que Ptolomeo I era “Seleuco Nicátor del imperio Seléucida” (ibidem).

Versículo 6: el “acuerdo” fue un tratado de paz en el que Antíoco II se debía casar con Berenice, la hija de Ptolomeo II. Pero “Antíoco ya tenía una esposa, una poderosa e influyente mujer llamada Laodicea. No recibió muy bien la noticia de que fuera a divorciarse… por eso decidió organizar una conspiración exitosa… Hizo los arreglos para que, tanto Berenice como su hijo, quien era descendiente de Antíoco, fueran asesinados. No mucho después, el rey fue envenenado (247 a.C.), y la maquinaria pro-Laodicea orquestó un golpe de estado y la puso como reina regente mientras que su hijo Seleuco II (Calínico) cumplía la mayoría de edad. De esta manera entonces se cumplió la profecía acerca de Berenice, que ella seria “entregada”, junto con los nobles que le ayudaron en Antioquía” (ibidem).

Versículo 7: “Ptolomeo III (Evergetes) organizó una gran fuerza expedicionaria contra Siria, para vengar la muerte de su hermana. Esta guerra duró del año 246 al 241… regresó a Egipto cargado con el botín. Tuvo éxito en otros frentes también, anexó a Cirene (al extremo oeste de Libia) a los dominios Ptolemaicos, después de gozar de 12 años de independencia. También recuperó todas las conquistas de su padre en las costas de Asia menor y ganó control temporal sobre algunas partes de Tracia” (ibidem).

Versículo 8: “Ptolomeo III recuperó los ídolos de Egipto que habían sido llevados por Cambises en el año 524 a.C.

Versículo 9: aunque no entró a Egipto personalmente, Seleuco II retomó el control de la parte norte de Siria y Fenicia.

Versículos 10-12: este pasaje “anticipa un nuevo surgimiento en la lucha entre dos grandes potencias, con la llegada de Antíoco el Grande (Antíoco III) y su conquista de la Tierra Santa… Después Antíoco III lanzó una expedición en contra de Fenicia y Palestina (219-218) que terminó siendo un serio revés en la batalla de Rafia, cuando fue estruendosamente derrotado por el pequeño ejército de Ptolomeo IV… pero finalmente en el año 203, Antíoco vio la oportunidad de atacar a Egipto otra vez, ya que Ptolomeo IV acababa de morir y había sido sucedido por Ptolomeo V (Epífanes) que era un simple niño de cuatro años” (ibidem).

Versículo 13-16: Estos versículos documentan la lucha que Antíoco el Grande sostuvo con Egipto por el control de la Tierra Santa. Versículo 17-19: esperando ganar control sobre Egipto, Antíoco el Grande dio a su hija Cleopatra como esposa a Ptolomeo V en el año 195 a.C. Pero la hija de Antíoco se puso del lado de su marido y ninguna ventaja pudo ganar. Después Antíoco perdió una batalla contra el ejército romano.

Después de su derrota, “tuvo que rendir toda su brigada de elefantes, su armada y veinte rehenes muy importantes. Finalmente fue obligado a pagar una indemnización de quince mil o veinte mil talentos durante un periodo de varios años. El segundo hijo de Antíoco, que fue nombrado después de él, estaba entre los veinte rehenes llevados a Roma, donde pasó sus años de formación. Después se convertiría en el temible perseguidor de judíos, Antíoco Epífanes” (ibidem).

Sin poder cumplir con los pagos de la indemnización, Antíoco el Grande fue muerto cuando trataba de saquear un templo en Elam.

Versículo 20: el corto reinado de 12 años, del hijo mayor de Antíoco III, Seleuco IV, se caracterizó por impuestos muy altos en toda Palestina. Seleuco fue envenenado rápidamente por su ministro, Heliodoro.

Versículo 21-34: estos versículos ilustran la tirana opresión hacia los judíos por parte de Antíoco Epífanes, quien a la fuerza trató de que el pueblo judío olvidara su religión y adoptara todas las costumbres griegas. Este fue la época de los macabeos, que se resistieron a la influencia helenística. (Para un breve explicación de todas las acciones de Antíoco en contra del pueblo judío y como cumplieron la profecía, lea “La abominación desoladora: ¿qué es?”.)

Cumplimiento doble

Versículos 35-39: la referencia “hasta el tiempo determinado” en el versículo 35, ofrece un desafío a la hora de su interpretación. Algunos lo entienden como el tiempo justo antes del regreso de Cristo y otros lo ven como el final de las luchas de los macabeos. Algunas de las acciones se le pueden atribuir a Antíoco Epífanes y otras parecen ser profecías del poder de la bestia que va a existir al final de esta era. Estos versículos aparentemente tienen doble cumplimiento, que abarca desde la época de los macabeos hasta el regreso de Cristo.

Los siguientes versículos de Daniel 11 representan profecías extremadamente detalladas que se han cumplido exactamente como le fueron reveladas a Daniel. Es importante tener en cuenta que el imperio romano derrotó a la Siria Seléucida en el año 65 a.C. y que derrotó a Egipto en el año 30 a.C. De esta manera las primeras identidades del rey del sur y del rey del norte llegan a su final.

El tiempo del fin

En los versículos 40-45 leemos acerca de las acciones de un rey del sur y un rey del norte en “el tiempo del fin” (v. 40). La identificación de estas naciones del tiempo del fin no se ha determinado todavía. La creación del estado moderno de Israel en 1948 parece ser clave en el desarrollo del cumplimiento de estos versículos de los tiempos del fin. Desde el momento de la destrucción de Jerusalén a manos de los romanos en el año 70 d.C. hasta 1948, no existía una nación judía.

Ahora con una nación judía de nuevo en el Medio Oriente, es pertinente la identificación de los grandes gobiernos mundiales como un rey del norte y un rey del sur, con relación al pueblo judío viviendo en Jerusalén. Dele un clic a los siguientes enlaces para aprender un poco más acerca de cómo serán estos futuros reyes, el rey del norte y el rey del sur.

Lo que significa para nosotros

Cuando analizamos todos los detalles proféticos que se cumplieron tal cual se predijeron en Daniel 11, podemos estar seguros de que va a ocurrir lo mismo con las otras profecías de este capítulo y las otras que se describen en la Biblia que faltan por cumplirse.

Por medio de un sueño, Dios le reveló al antiguo rey Nabucodonosor y a nosotros que los reinos de este mundo eventualmente serán reemplazados por el Reino de Dios. Así como Daniel le explicó al rey: “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre” (Daniel 2:44). Para aprender más acerca de este futuro reino de gobierno mundial y cómo puede usted ser parte de él, vea la sección de “El reino de Dios”.

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