A lo largo de la historia hay personas que han afirmado ser profetas enviados con mensajes divinos. ¿Podemos reconocer a los falsos profetas?
Diversas religiones y culturas—incluyendo el Judaísmo, la Cristiandad, el Islam, la antigua Grecia, los vikingos y otros—han tenido profetas.
En la Biblia, la palabra profeta viene de la palabra hebrea nabi, que significa portavoz. Otra palabra hebrea, ro’eh, significa literalmente uno que ve—un vidente. En griego, la palabra es profetes, que significa uno que “habla por adelantado” (Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y Nuevo Testamentos, 1985).
De este modo, un profeta es alguien que habla por otro, adivina el futuro o proclama un mensaje.
Encontramos una función importante de un profeta verdadero en una declaración de Dios a los israelitas antiguos a través de Moisés: “Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare” (Deuteronomio 18:18). Dios estaba prediciendo que, al igual que Moisés, Jesucristo vendría como un profeta verdadero y Dios hablaría a través del Él.
La Biblia explica que, además de profetas verdaderos, también habría profetas falsos. Cualquiera que afirme falsamente hablar las palabras de Dios o que enseñe errores en su nombre no es un profeta verdadero.
¿Por qué hay profetas falsos?
Satanás el diablo, un ángel caído, es el padre de las mentiras y ha engañado al mundo entero (Juan 8:44; Apocalipsis 12:9). Su meta ha sido torcer y falsificar la verdad de Dios y desalentar a la humanidad de seguir el camino a la felicidad verdadera y vida eterna. Él influye en las personas para que se conviertan en profetas falsos y lo ayuden en su objetivo.
Otra razón dada en la Biblia es que algunas personas hablan de su propia imaginación. Dios dice: “¡Ay de los profetas insensatos, que andan en pos de su propio espíritu, y nada han visto!” (Ezequiel 13:3). A lo largo de los siglos, numerosos profetas falsos han surgido a causa de sus propios deseos y la influencia de Satanás.
Cuatro pautas para probar si un profeta es verdadero
Nosotros necesitamos considerar cuidadosamente la Palabra de Dios—para discernir entre los profetas falsos y los verdaderos. La Biblia ofrece cuatro pruebas para determinar la autenticidad de un profeta.
1. ¿Refleja un carácter piadoso la conducta del profeta?
Jesús y los apóstoles advirtieron muchas veces acerca de los profetas engañadores. En el Sermón del Monte Jesús dijo: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7:15-17).
Estos profetas pueden ser identificados por sus “frutos”—un término metafórico utilizado por Jesús para describir los actos y carácter de uno. La ley de Dios es el único estándar que tenemos para determinar si los frutos de alguien son buenos o malos. Los verdaderos profetas vivirán de acuerdo a la ley de Dios.
2. ¿Se cumplen las predicciones del profeta?
Moisés enseñó al antiguo Israel: “Si el profeta hablare en nombre del Eterno, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que el Eterno no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él” (Deuteronomio 18:22).
La Biblia da unas pocas excepciones. Muestra que Dios tiene la prerrogativa de cambiar su decisión, como fue el caso con las profecías de Jonás acerca de Nínive (Jonás 3:10). También, esto no significa que los verdaderos siervos de Dios no puedan equivocarse acerca del tiempo, como Pablo se equivocó al asumir que él estaría con vida al regreso de Cristo (1 Tesalonicenses 4:15).
Excepto en circunstancias como estas, si las predicciones de un profeta no se cumplen, entonces él o ella no es un verdadero profeta.
3. ¿Son las palabras del profeta consistentes con las Escrituras?
Dios explicó a los que tontamente buscan conocimiento de los médiums y hechiceros, “¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido” (Isaías 8:19-20).
Pedro declaró que los apóstoles podían atestiguar verazmente acerca de las muchas profecías bíblicas cumplidas relacionadas con la vida y hechos de Jesucristo. “Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. Tenemos también la palabra profética más segura” (2 Pedro 1:16, 19).
Pedro también declaró que los verdaderos profetas no hablan sus propias palabras. Como escribió Pedro, “Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:20-21, énfasis agregado).
4. ¿Se beneficia la gente espiritualmente del ministerio del profeta?
Dios deseaba que el antiguo Israel sirviera como una nación modelo y lo representara ante las naciones alrededor de ellos. Israel sería bendecido si cumplía el deseo de Dios.
Con este antecedente, Dios advirtió a su pueblo, “He aquí, dice el Eterno, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié ni les mandé; y ningún provecho hicieron a este pueblo, dice el Eterno” (Jeremías 23:32; leer también los versículos 13-14).
Los resultados del ministerio de un profeta pueden indicar también si esta persona es un falso o verdadero profeta.
Dios explica porque a algunas personas les encanta escuchar mentiras y fábulas
Dios dijo que los profetas que hablaron mentiras eran como “cosa espantosa y fea” e hizo notar que “los profetas profetizaron mentira…y mi pueblo así lo quiso” (Jeremías 5:30-31). ¿Por qué los escucharía la gente?
Antes de la muerte del apóstol Pablo, él predijo que algunos hermanos se dejarían llevar fácilmente por los falsos maestros. “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas” (2 Timoteo 4:3-4).
Dios advierte a los falsos profetas
Los falsos profetas le hicieron mucho daño al antiguo Israel. Por ello Dios advirtió a través de Moisés, “El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá” (Deuteronomio 18:20).
Pedro explicó que los falsos profetas habían venido en el pasado y que falsos maestros continuarían viniendo con mensajes dañinos llenos de mentiras. “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina” (2 Pedro 2:1).
Una advertencia para la generación justo antes del regreso de Jesucristo
Durante su ministerio terrenal Cristo describió las condiciones de los últimos días justo antes de su regreso a la tierra en gloria para establecer su Reino. Él dijo que los falsos profetas tendrían poder para mostrar grandes milagros fraudulentos que casi engañarían aun a los fieles. “Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes” (Mateo 24:24-25).
Una prueba de Dios
Es importante notar un punto adicional respecto a la gente que afirma ser un profeta. Dios dijo que aun si las predicciones de un profeta se cumplieran, la gente no debía seguir a esta persona si él o ella hablaban a favor de otro dios.
“Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios, y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque el Eterno vuestro Dios os está probando, para saber si amáis al Eterno vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma” (Deuteronomio 13:1-3).
Esta misma situación podría presentarse en la actualidad. El apóstol Juan advirtió: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En eso conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios” (1 Juan 4:1-2).
Dios es misericordioso y benigno para revelar el futuro por adelantado a través de sus verdaderos profetas. Utilice la información que le hemos dado para asegurarse de no ser engañado por los falsos profetas.