¿Cómo podría Balaam hablar en nombre de Dios para bendecir a Israel y luego aconsejar a los enemigos de Israel para que supieran cómo destruirla? ¿Qué podemos aprender de la vida de Balaam?
Como la vida de muchas personas, la historia de Balaam es compleja. Es compleja porque Balaam tomó malas decisiones, no porque el estilo de vida y las instrucciones de Dios no sean claras. A veces parecía servir como portavoz de Dios, pero sus acciones demostraban definitivamente que no era un hombre fiel a Dios. (Ésta es la razón por la que este artículo está publicado en la sección de los profetas falsos de este sitio web.)
Hay cierto humor en esta historia, como a veces sucede cuando las personas demasiado centradas en la riqueza están cegadas ante otros asuntos más importantes que suceden a su alrededor. Y lo más importante para nosotros es que su historia sigue teniendo relevancia para los cristianos de hoy.
Para entender el significado de la vida de este hombre, comencemos con los antecedentes del relato de Balaam en la Biblia. A continuación, vamos a hacer un recuento de sus acciones y las lecciones que se desprenden de ellas para nosotros en la actualidad.
Antecedentes
La primera mención de Balaam en la Biblia ocurre a mediados del siglo XV a.C. con los antiguos israelitas que viajaron alrededor de Edom y derrotaron al rey de Arad (Números 21:1-3), a los amorreos (vv. 21-26, 31) y a Basán (vv. 33-35). La nación fronteriza de Moab temía que pronto sería el próximo país derrotado por esta nación advenediza dirigida por Moisés. El rey Balac de Moab decidió tomar medidas inmediatas para proteger a su pueblo. Pidió a Balaam, que vivía cerca del río Éufrates en Mesopotamia, que le ayudara a hacer frente a esta amenaza para su nación.
¿Por qué llamó el rey a Balaam? Números 22:5-6 explica: “Por tanto, envió mensajeros a Balaam hijo de Beor, en Petor, que está junto al río en la tierra de los hijos de su pueblo, para que lo llamasen, diciendo: Un pueblo ha salido de Egipto, y he aquí cubre la faz de la tierra, y habita delante de mí. Ven pues, ahora, te ruego, maldíceme este pueblo, porque es más fuerte que yo; quizá yo pueda herirlo y echarlo de la tierra; pues yo sé que el que tú bendigas será bendito, y el que tú maldigas será maldito”.
Balaam claramente tenía la reputación de ser capaz de bendecir o maldecir a la gente. Aparentemente, esta habilidad se basaba en la brujería. Albert Barnes afirma que fue un “célebre adivino, en Mesopotamia” (Notas de Albert Barnes sobre la Biblia, Números 22:5). Además, el rey Balac asumió que él era alguien que practicaba magia, ya que sus mensajeros trajeron con ellos unas “dádivas de adivinación” para dar a Balaam si accedía a maldecir a Israel (v. 7). Y el relato bíblico nos dice claramente que Balaam había tratado de usar la “brujería” (Números 24:1).
Los profetas fieles de Dios no practicaban la hechicería ni recibían dádivas de adivinación. No les pagaban honorarios por comunicar fielmente los mensajes de Dios. Los mensajes que daban eran a menudo impopulares, y era bastante común que tuvieran que soportar la ira de los destinatarios a los que les habían dado los mensajes.
Con estos antecedentes en mente, estamos listos para examinar la reacción de Balaam a las repetidas peticiones que recibiría para maldecir a Israel.
Balaam: el profeta codicioso
Después de recibir la oferta del rey Balac de pagarle una tarifa por maldecir a Israel, Balaam les dice a los mensajeros del rey: “Reposad aquí esta noche, y yo os daré respuesta según el Eterno me hablare” (Números 22:8, énfasis añadido). En vez de decir: “Sí, aceptaré el dinero y maldeciré a Israel por vosotros”, Balaam les dice que primero tendrá que consultar a Dios.
“Entonces dijo Dios a Balaam: No vayas con ellos, ni maldigas al pueblo, porque bendito es” (v. 12). Después de oír las instrucciones de Dios, Balaam dijo a los mensajeros del rey: “Volveos a vuestra tierra, porque el Eterno no me quiere dejar ir con vosotros” (v. 13).
En este encuentro inicial, parece que Balaam es un hombre según Dios. Pero la respuesta de Balaam de que Dios “no me quiere dejar ir con vosotros” es la clase de respuesta que se puede interpretar de dos maneras. Si bien Balaam informó fielmente que Dios no le había dado permiso para ir, también se podía interpretar como si Balaam estuviera diciendo que no podía ir en ese preciso momento.
La segunda vez que el rey Balac envió mensajeros con la misma petición de venir y maldecir a Israel, nos enteramos de que Balaam realmente quería ir con ellos, presuntamente para ganar las dádivas de adivinación (vv. 15-21). Como un incentivo adicional del rey Balac, se le dijo a Balaam que sería honrado y que podría fijar sus propios términos para venir. ¡Él podría fijar su propio precio!
Después de esta oferta, Dios vuelve a hablar con Balaam. La instrucción explícita de Dios a Balaam fue “pero harás lo que yo te diga” (v. 20). Tal vez Dios sabía que Balaam era un hombre que se vería tentado a ignorar algunas partes de sus mandamientos. Tal vez Dios vio que Balaam sentía codicia por el dinero y sabía que se sentiría tentado a ayudar al rey Balac.
A la mañana siguiente, en vez de esperar a ser invitado por los hombres como Dios lo había instruido (v. 20), Balaam decidió que ahora tenía permiso para ir (v. 21). Como resultado, “la ira de Dios se despertó porque él fue” (v. 22). Los profetas fieles de Dios no añaden ni quitan nada al mensaje de Dios. No comprometen las instrucciones de Dios ni tratan de llegar a un acuerdo con la parte que se opone a la voluntad de Dios.
Así que Balaam no pensó ni respondió a las instrucciones de Dios como un fiel profeta de Dios. En cambio, estaba tratando de obedecer técnicamente (aunque mínimamente) a Dios y, al mismo tiempo, gestionar una oportunidad financiera para hacer algo contrario a Dios.
El asna de Balaam habla
Habiendo tenido un mal comienzo esa mañana debido a la ira de Dios, el día de Balaam no mejoró. Su normalmente bien entrenada asna seguía apartándose fuera de la carretera. Lo que Balaam no sabía es que el asna vio al “Ángel del Señor” con una espada en la mano y que ella estaba cuidando a su amo que no veía el peligro delante de él (vv. 22-27).
Primero, el asna de Balaam se salió de la carretera para entrar en un campo. Luego se acercó demasiado a una pared y le aplastó el pie contra la pared. Después de haberla golpeado en cada una de estas ocasiones, Balaam realmente se enojó cuando el asna se acostó literalmente en el camino mientras caminaban. Pero cuando la golpeó de nuevo, pasó algo extraño.
“Entonces el Eterno abrió la boca del asna, la cual dijo a Balaam: ¿Qué te he hecho, que me has azotado estas tres veces?” (v. 28). En los siguientes versículos vemos a Balaam conversando con su asna acerca de lo que acababa de suceder.
Al analizar este encuentro en retrospectiva, vemos que hay algo de humor irónico involucrado. La vida del pobre Balaam no iba muy bien. Cuando pensó que finalmente estaba teniendo la oportunidad de ir a ver al rey Balac y posiblemente plantear sus propias condiciones financieras, su asna, normalmente de confianza, le defraudó. Ella no permanecía en la carretera, le hizo daño en el pie y, finalmente, se había acostado debajo de él. Además de esto, empezó a tener una conversación con ella, ¡su propia asna! Una lección aquí es que cuando la gente comienza a desobedecer a Dios, su vida a menudo se sale de control.
El camino de Balaam es perverso
En este punto, “Entonces el Eterno abrió los ojos de Balaam, y vio al ángel del Eterno que estaba en el camino, y tenía su espada desnuda en su mano. Y Balaam hizo reverencia, y se inclinó sobre su rostro. Y el ángel del Eterno le dijo: ¿Por qué has azotado tu asna estas tres veces? He aquí yo he salido para resistirte, porque tu camino es perverso delante de mí. El asna me ha visto, y se ha apartado luego de delante de mí estas tres veces; y si de mí no se hubiera apartado, yo también ahora te mataría a ti, y a ella dejaría viva” (vv. 31-33, énfasis añadido).
Entonces Balaam reconoció su pecado (v. 34); y desde ese momento en adelante, tuvo cuidado de decir sólo lo que Dios le permitió decir —incluso bendiciendo a Israel en lugar de maldecirlo como el rey Balac quería (Números 23:11, 20; Números 24:2-9, 17-18). Aquí también, pareciera que Balaam está honrando y obedeciendo a Dios. Sin embargo, una vez más, cuando examinamos de cerca el registro bíblico, vemos que esto no es cierto.
Aunque Dios no le permitió a Balaam maldecir a Israel, éste encontró una manera de eludir el mandato de Dios y hacerle daño a Israel. Lo que hizo fue aconsejar al rey Balac para que las mujeres de Moab invitaran a los hombres israelitas a los sacrificios a sus dioses, una forma de adoración pagana que incluía la prostitución ritual (Números 25:1-3; Números 31:16). Al seducir a los israelitas a pecar, los moabitas influenciaron a Dios para que los castigara él mismo.
En una serie final de profecías pronunciadas por Balaam (Números 24:14-25), Dios le pidió que explicara lo que sucedería en los “últimos días” (v. 14). Por inspiración de Dios, dijo Balaam: “Lo veré, mas no ahora; Lo miraré, mas no de cerca; Saldrá ESTRELLA de Jacob, Y se levantará cetro de Israel, Y herirá las sienes de Moab, Y destruirá a todos los hijos de Set” (v. 17).
El cumplimiento de esta profecía por parte del rey David fue un ejemplo de lo que será el cumplimiento final. El rey David derrotó a los moabitas, y ellos se convirtieron en sus esclavos (2 Samuel 8:2). El antitipo y el enfoque más importante de esta profecía es Jesucristo, el Mesías prometido. La referencia a una “estrella” significa una persona prominente, y “cetro” se refiere al gobierno. Jesús es llamado la “estrella resplandeciente de la mañana” (Apocalipsis 22:16), y es el cumplimiento de la promesa del cetro a Judá (Génesis 49:10; Isaías 11:10; Romanos 15:12).
Lecciones para hoy
Después de la primera venida de Cristo a la Tierra, Pedro usó el ejemplo de Balaam para enseñar a los cristianos del primer siglo y a nosotros hoy cómo vivir.
Al advertir contra los falsos maestros, Pedro escribió: “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina... Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad, y fue reprendido por su iniquidad; pues una muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, refrenó la locura del profeta” (2 Pedro 2:1, 15-16).
En el libro de Apocalipsis, Jesucristo también se refiere a Balaam. En un mensaje a la Iglesia de Pérgamo, dijo: “Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación” (Apocalipsis 2:14).
En estos pasajes, vemos que Balaam es un ejemplo perdurable de un hombre que transigió con su comportamiento según Dios para obtener ganancias deshonestas. Trató de obedecer a Dios y aun así hacer su propia voluntad sin tener éxito. Al servir a Dios hoy, debemos servirle de todo corazón (Salmo 119:2; Mateo 22:37).
Servir plenamente a Dios debe ser nuestra principal prioridad (Mateo 6:33). A los que se ven tentados a servir a Dios y al mundo, Santiago les advierte: “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones” (Santiago 4:8).
El ejemplo de Balaam es un ejemplo perdurable de lo que no funciona con Dios. Dios merece y requiere de toda nuestra atención y obediencia. ¡No pongas todo en riesgo como Balaam!
Para más estudio de los profetas de la Biblia, vea los artículos en esta sección “Profetas”.