¿Quién era Simón el mago, el que se menciona en el libro de Hechos del Nuevo Testamento? ¿Qué significa su historia para los cristianos hoy en día?
El Simón mencionado en Hechos 8:9-24 es comúnmente llamado Simón el hechicero o Simón el mago aunque el término “mago” no se menciona en este pasaje, es una descripción apropiada ya que en Hechos 8:9 “se utiliza el participio presente mageuon, y se traduce… ‘usaba la hechicería’” (La enciclopedia bíblica internacional estándar, “Simón el mago”).
La hechicería es otro nombre para la brujería. Es una forma de trabajar la magia con la ayuda del Diablo o de espíritus malignos. Dios prohíbe específicamente esta práctica.
Dios le dijo a los antiguos israelitas: “No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con el Eterno cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones el Eterno tu Dios echa estas naciones de delante de ti” (Deuteronomio 18:10-12).
Simón el mago había “hechizado” (Hechos 6:9, 11) a la gente de Samaria “porque con sus artes mágicas les había engañado mucho tiempo” (v. 11). La gente de esa ciudad había asumido de manera errónea que él era “el gran poder de Dios” (v. 10).
“Este ‘poder’ era considerado una chispa del mismo Dios” (A.T. Robertson, Imágenes de palabras del Nuevo Testamento, comentario de Hechos 8:10). “Ellos creían que Simón era un poder personificado de Dios” (M.R. Vincent, Estudio de palabras del Nuevo Testamento, comentario de Hechos 8:10).
Simón el mago puede haber pretendido que él era un ángel revelador de Dios, o éste puede haber sido el origen de la doctrina gnóstica de emanación o varios espíritus “emanando” de la deidad. Los samaritanos veían a los ángeles como “poderes”.
El estatus de Simón el mago se vio amenazado cuando Felipe entró en la ciudad y empezó a predicar el evangelio del Reino de Dios.
Cuando la gente “…creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres” (v. 12). Simón estaba entre los que creyeron y fue bautizado también. Él “viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito” (v. 13).
Simonía
Ya que las personas a las cuales Felipe había bautizado no habían recibido la imposición de manos para recibir el Espíritu Santo, Pedro y Juan fueron de Jerusalén a Samaria para llevar a cabo esta parte tan importante del bautismo (vv. 14-16). Viendo que la gente recibía el espíritu santo a través de “imposición de las manos de los apóstoles”, Simón les ofreció dinero a cambio del poder para él darle el espíritu santo a la gente también (vv. 17-19).
Históricamente, éste es el origen de la palabra “simonía” —acción o intención de negociar con cosas espirituales, como los sacramentos o los cargos eclesiásticos.
Tristemente, la petición de Simón estaba basada en motivos impuros. De pronto vio esto como una oportunidad de ganar más dinero o aumentar su reputación. Era común entre los magos comprar trucos de otro mago, entonces Simón vio a los apóstoles como “magos” religiosos o vendedores ambulantes y estaba tratando de comprarles su “truco”.
Al darse cuenta que su propósito estaba equivocado, Pedro reprendió fuertemente a Simón el mago diciéndole: “Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios. Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás” (Hechos 8:20-23).
La ultima información que se tiene acerca de Simón el mago en la Biblia, es que en lugar de arrepentirse de su pecado, sólo le pide a Pedro: “Rogad vosotros por mí al Señor, para que nada de esto que habéis dicho venga sobre mí” (v. 24).
Hechicería versus evangelio
Este relato de Simón el mago ejemplifica uno de los grandes retos para los que predicaban el evangelio del Reino de Dios durante los primeros siglos. Como explica La enciclopedia bíblica internacional estándar: “No es extraño ver el evangelio confrontado directamente con los magos, ya que en los siglos I y II había una multitud de personas que pretendían tener poderes sobrenaturales y trataban de engañar a la gente” (artículo: “Simón el mago”).
Unos años más tarde, el apóstol Pablo tuvo una experiencia similar con un hechicero. Cuando le estaba explicando el camino de vida de Dios a un procónsul llamado Sergio Paulo en Páfos “Elimas, el mago (pues así se traduce su nombre) les resistía, procurando apartar de la fe al procónsul” (Hechos 13:8).
Pablo confrontó a este hombre que trataba de engañar al procónsul, diciéndole: “¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor? Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano” (vv. 10-11).
Para contrarrestar el engaño de los hechiceros tales como Simón y Elimas, Dios les dio a sus siervos la habilidad de llevar a cabo milagros a través del poder del Espíritu Santo. Cuando estaba con Simón el mago, Felipe hizo milagros y señales (Hechos 8:13). Pablo, mientras confrontaba a Elimas, le dijo que quedaría temporalmente ciego (Hechos 13:11).
Relatos extra bíblicos
Varios escritores cristianos primitivos mencionan a Simón el mago. Ellos confirman el relato bíblico y le agregan algunos detalles. Justino Mártir escribió que Simón venía de una ciudad llamada Gitta. Jerome dice que los escritos de Simón decían: “Yo soy la palabra de Dios, yo soy el que Consuela, yo soy todopoderoso, yo soy todo lo que hay en Dios” (Henry Longueville Mansel, Herejías gnósticas del primer y segundo siglo, p. 82)
Ireneo dijo que Simón el mago había pagado una prostituta llamada Elena, y que a través de ella, él había concebido el pensamiento de hacer ángeles y arcángeles” (ibídem).
Los seguidores de Simón el mago eran llamados simonianos. Los miembros de esta pequeña secta gnóstica combinaban elementos del paganismo, judaísmo y cristianismo entre sus creencias equivocadas. Orígenes escribió que llamaban erróneamente a Simón el poder de Dios. Orígenes y otros escritores primitivos mencionaban a Simón como el fundador del gnosticismo.
Con respecto a la muerte del mago existen muchas teorías. Una dice que él les dijo a unas personas que lo enterraran en una tumba y que él resucitaría después de tres días. Pero no resucitó. Otra teoría dice que él estaba volando alrededor de Roma con la ayuda de espíritus malignos pero cayó al suelo y murió (La enciclopedia bíblica internacional estándar, “Simón el mago”).
Lección para nuestros días
Aunque es difícil saber con certeza si estas leyendas acerca de Simón el mago son verdad, hay una lección bíblica segura para nosotros hoy. Cuando estaba corrigiendo a Simón el mago, Pedro le dijo: “No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios. Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón” (Hechos 8:21-22).
La instrucción de tener un corazón “limpio” y “leal” hacia Dios es un tema que se ve a lo largo de la Biblia (1 Crónicas 28:9; Salmos 51:10). El punto es que Dios espera que nosotros le sirvamos completamente con nuestros pensamientos y obras. No podemos tener una doble vida, tratar de servir a Dios mientras vivimos según el mundo (Santiago 4:8; Mateo 6:24).
¿Qué va hacer usted con el conocimiento de Dios que leyó en esta página web? ¿Se va a esforzar por actuar de todo corazón de acuerdo con esta información? ¿O va a permitir que este conocimiento invaluable —que le puede dar una mejor vida ahora y una vida eterna en el futuro— pase de largo?
¡Escoja la vida! ¡Escoja el camino que Dios quiere que usted siga! Vea la sección Cambio en esta página web para aprender a tener la clase de corazón que va a complacer a nuestro Creador y le va a brindar la vida más satisfactoria posible.