La parábola del sembrador: por qué no la entienden las personas

Muchas personas dicen que Jesús utilizó las parábolas para que algunas verdades espirituales cobraran vida, para que fueran más claras. Pero la parábola del sembrador nos ayuda a ver que ése no era su propósito en absoluto.

Imagínese está escena:

“Hay una persona nueva en la ciudad. Algunos dicen que ha llevado a cabo sanaciones impresionantes a personas que eran ciegas y a paralíticos. En ocasiones, Él y sus amigos ofrecen buena comida. He escuchado que la forma en que predica es muy diferente a la de otras personas religiosas, los escribas y fariseos.

“Vamos a verlo. Él está cerca al lago en este momento”.

La historia de un granjero (la parábola del sembrador)

“Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa. Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga” (Mateo 13:1-9).

¿Cuál era el significado de la parábola del sembrador?

¡Eso fue lo que escuchó la multitud ese día! Una historia corta acerca de un granjero que plantaba semillas en diferentes tipos de suelo y cuán productivos eran cada uno de esos suelos. Hoy en día la conocemos como la parábola del sembrador.

Pero, ¿qué significaba eso?

Sus discípulos le preguntaron por qué hablaba por parábolas

Después del corto mensaje que Jesús le transmitió a la multitud, sus discípulos le preguntaron: “¿Por qué les hablas por parábolas?” (v. 10).

¡No es de extrañar! Los discípulos debieron pensar: si nosotros no entendimos, entonces es muy probable que la multitud tampoco haya aprendido mucho de la parábola.

Jesús respondió: “Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado” (v. 11).

Él continúa diciendo que, ya que las multitudes preferían la ignorancia espiritual a la verdad, Él hablaría de tal manera que el significado iba a ser menos claro para la mayoría de las personas. Lea a partir del versículo 12 hasta el 17 (Mateo 13:12-17).

La respuesta de Jesús revela dos sorprendentes verdades que con frecuencia pasamos por alto. Una es que Dios actualmente no está tratando de salvar a todas las personas. Éste no es el único día de salvación. La segunda es que, en este momento, sólo unos pocos han sido llamados por Dios específicamente y se les ha dado el verdadero conocimiento del Reino de Dios.

La explicación de la parábola del sembrador

Luego Jesús comenzó a explicarles a sus discípulos el significado de la parábola del sembrador. Como usted podrá ver, tiene el mismo sentido:

“Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador: Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino. Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza. El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa. Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno” (Mateo 13:18-23).

Satanás hace todo lo posible para evitar que las personas entiendan la verdad de Dios. También trata de confundir a aquellos que manifiestan interés o quiere sacar el mensaje de Dios fuera de nuestras vidas.

Las personas que han sido llamadas a entender en este momento deben prestar atención a la parábola del sembrador y entenderla como una advertencia de los engaños de Satanás. La parábola del sembrador les dice a los cristianos que deben esforzarse por ser buena tierra, comprometerse, perseverar y dar frutos. (Para más información acerca del tema, lo invitamos a leer “Viaje: el fruto del espíritu”).

Pero, ¿qué pasa con las personas que quedaron junto al camino y todavía no entienden el mensaje?

Junto al camino: un mundo engañado, con ceguera espiritual

El apóstol Juan escribió que Satanás ha engañado al mundo entero (Apocalipsis 12:9), incluyendo al mundo religioso. La mayoría de las personas están contentas con el conocimiento que se ha transmitido de generación en generación.

Han encontrado maneras y creencias con las que se sienten cómodos y no quieren ser molestados con nada que cuestione o contradiga sus creencias o camino de vida. “Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos” (Mateo 13:15).

Ese engaño de Satanás se remonta hasta nuestros padres, Adán y Eva. Ellos escogieron creerle a Satanás, la serpiente, en lugar de creerle a Dios. Y ése ha sido el patrón que la mayoría de la humanidad ha seguido. Dios lo permitió. Él sabía que muchas personas querrían seguir su propio camino antes que seguir el camino de Dios.

Una de las grandes lecciones de la historia es que el camino del hombre no está dando resultado. Con el tiempo, el ser humano va a ver y va a estar listo para intentar un nuevo camino, el camino de Dios, que conlleva a una mejor vida física y finalmente a la vida eterna.

Jesús sabía que entre más conocimiento tuviera la persona, más responsabilidad tendría acerca de ese conocimiento (Lucas 12:48), por eso le hablaba con menos claridad a las multitudes. Fue un acto de misericordia de su parte. Más adelante Él se encargaría de ellos.

Todas las personas que vivieron sin haber comprendido el mensaje que Jesús trajo al mundo, van a vivir de nuevo en una época en que la ceguera espiritual ya no va a ser un obstáculo para el entendimiento total de la verdad de Dios. (Lo invitamos a leer más acera de este tema, en nuestros artículos “¿Está la mayoría de personas perdida para siempre?” y “¿Qué pasa con aquellos que murieron sin esperanza?”.)

Sembrar la semilla en buena tierra: bienaventurados vuestros ojos

Esos discípulos, esos seguidores de Cristo, podían entender. Su ceguera había sido removida.

“Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado” (Mateo 13:10-11).

Jesús añadió, “Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron” (vv. 16-17).

Ellos podían ver lo que la mayoría no podía.

¿Qué piensa usted? ¿Tiene sentido para usted lo que está leyendo en este sitio web? ¿Las cosas que encuentra en la Biblia tienen ahora más sentido para usted? Si es así, entonces es muy probable que Dios le está quitando parte de esa ceguera, así como lo hizo con esos discípulos anteriormente.¿Qué piensa usted? ¿Tiene sentido para usted lo que está leyendo en este sitio web? ¿Las cosas que encuentra en la Biblia tienen ahora más sentido para usted? Si es así, entonces es muy probable que Dios le está quitando parte de esa ceguera, así como lo hizo con esos discípulos anteriormente.

Como siempre lo ha hecho, Dios está escogiendo sólo a unos pocos —entre los miles de millones de personas que hay en la Tierra actualmente— para entender su maravilloso plan de salvación antes que las demás personas.

Dios tiene que llamarnos primero

“Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto [por el momento]; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:3-4).

Lo que era verdad en ese entonces, sigue siendo verdad en este momento.  La mayoría de la humanidad, “el mundo entero”, está espiritualmente ciego al evangelio que predicó Jesucristo y que también fue proclamado por Pablo y los siervos de Cristo más adelante.

La ceguera está presente hasta que Dios interviene en la vida de la persona para que sea posible que entienda su verdad. Jesús dijo: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6:44). Y de nuevo: “Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre” (v. 65).

La mayoría de las personas no responden al llamamiento de Dios en este momento (Mateo 22:14), pero algunos pocos son invitados por Dios el Padre para que hagan parte de la Iglesia que Cristo le dijo a sus discípulos que iba a edificar (Mateo 16:18). Y si ellos responden a esta invitación, entonces Dios les va a quitar más de ese velo de su ceguera espiritual.

“Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado… Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará” (2 Corintios 3:14, 16). Para leer más de lo que dice la Biblia acerca de este tema, lo invitamos a ver nuestro artículo, “Muchos son llamados, y pocos escogidos”.

“El que tiene oídos para oír, oiga”

A los discípulos de Jesús les fue removido el velo de la ceguera de sus ojos y oídos.

“Entonces les dijo: El que tiene oídos para oír, oiga” (Marcos 4:9). Y unos pocos versículos después, lo repite otra vez, “Si alguno tiene oídos para oír, oiga” (v. 23). Un oído que puede oír es un don divino, pero cada cual decide si lo utiliza o no. Nosotros debemos escoger oír. Debemos poner atención a lo que Dios quiere que aprendamos.

Jesús les dijo después: “Mirad lo que oís” (v. 24, énfasis añadido). No escuche todo lo que le digan las personas. Ellos son falsos maestros. Adán y Eva debieron escuchar con más atención lo que Dios les dijo. No debieron escuchar a la serpiente. Siempre debemos comprobar con la Biblia todo lo que nos digan las demás personas. Tenemos que ser selectivos con lo que leemos y escuchamos.

Lucas nos muestra que Jesús también dijo que debíamos tener cuidado con lo que escuchábamos, “Mirad, pues, cómo oís” (Lucas 8:18, énfasis añadido). Nosotros decidimos qué y cómo escuchamos.

Es importante como escuchamos. Debemos tomar muy en serio lo que Dios nos ha escrito. Pero eso sólo es el comienzo. ¿De que sirve el conocimiento si no lo ponemos en práctica? Tenemos que ser hacedores de la palabra y no sólo oidores (Santiago 1:22).

Si usted está empezando a entender estas maravillosas verdades, entonces decimos que “bienaventurados vuestros ojos” porque usted está empezando a entender cosas que la mayoría no entiende todavía. Nos encantaría ayudarlo mientras usted emprende ese viaje espiritual hacia el Reino de Dios. Lo invitamos a aprender más acerca del tema, con nuestros Viajes bíblicos, comenzando por “Viaje 1: Conociendo a Dios”.

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