¿Es la forma en que manejamos “nuestro” dinero un tema meramente físico? O ¿tiene que ver con nuestro carácter? Haga un estudio completo acerca de lo que dice la Biblia al respecto.
La administración del dinero: ¿se trata de un tema eminentemente secular, o tiene que ver con lo espiritual —una prueba del carácter cristiano? La Biblia dice que puede ser ambos. Para entender mejor este tema, es necesario estudiar todo lo que Dios dice al respecto.
El dinero es simplemente una cosa, un concepto físico. Y, por sí mismo, no satisface ninguna de nuestras necesidades básicas: comida, abrigo y techo. No podemos comer dinero. No podemos vestirnos con dinero. Y no podemos vivir en el dinero.
En nuestras sociedades modernas sin trueque, el dinero en realidad representa poder de adquisición. Es el medio para conseguir otros bienes y servicios que sí satisfacen la mayoría de nuestras necesidades: algo para comer, algo para vestir y un lugar para protegernos de los elementos climatológicos. El dinero hace posible que proveamos para nuestra familia.
Entonces, es entendible que el dinero y su administración se vean como temas físicos y aritméticos únicamente. El objetivo es que nuestros ingresos sean por lo menos iguales a nuestros gastos.
Muchos temas relacionados con el dinero son espirituales, porque implican decisiones y carácter
Pero no todo se trata de aritmética. La forma en que obtenemos el dinero y cómo lo gastamos implica tomar algunas decisiones —y las decisiones involucran el carácter y lo espiritual.
Por ejemplo, ¿es igual para Dios si nos “ganamos” el dinero con fraudes y engaños que si lo hacemos con trabajo honesto? ¿Es indiferente para Dios si ganamos dinero trabajando un jueves o si lo hacemos en su día de reposo?
O, imagine que una persona tiene cien dólares. ¿Lo juzgaría igual Dios si gasta el dinero en comida para su familia o si lo gasta en drogas —o en apuestas o en pornografía?
Cuando hablamos acerca de la administración del dinero, no pasa mucho tiempo antes de que salgan a colación temas espirituales relacionados con nuestro carácter y el juicio de Dios.
¿Qué dice la Biblia acerca del dinero, las riquezas y su administración?
Considere la siguiente pregunta: ¿cuál es el versículo más importante de la Biblia acerca del dinero, las riquezas y su administración?
Muchas posibles respuestas se vienen a la mente. Estos son algunos versículos y pasajes que tal vez le gustaría repasar antes de formular su respuesta:
¿Es lo que dijo Jesucristo en Mateo 6:25-34?
¿O lo que el apóstol Pablo le escribió a Timoteo en 1 Timoteo 6:10? ¿O lo que escribió en 1 Timoteo 5:8?
¿O es lo que Dios dijo a través del profeta Malaquías en Malaquías 3:10?
Jesucristo también dijo algunas cosas acerca del dinero y las riquezas. ¿Será alguna de estas enseñanzas: Lucas 6:20; Marcos 10:23-25; o Lucas 12:15?
¿O será lo que el salmista escribió en Salmos 112:1-3?
¿O lo que se dice de Abraham, el “amigo” de Dios y “padre” de los fieles en Génesis 13:1-2?
Lo invito a leer todos estos pasajes, y otros que le vengan a la mente, antes de responder la pregunta “¿cuál es el versículo más importante de la Biblia acerca del dinero, las riquezas y su administración?”.
¿Cuál es su respuesta?
La riqueza es una bendición: una posible respuesta
Algunas personas eligen su respuesta de entre los siguientes candidatos: Génesis 12:1-3; 13:1-2; Deuteronomio 28:1-8; Malaquías 3:10; Salmos 37:25; 112:1-3; Proverbios 3:13-16; 10:22; y 3 Juan 1:2. Lo invito a leer todos estos versículos.
Luego de elegir algún versículo de la lista, se puede desarrollar una visión del dinero, la riqueza y su administración que podría resumirse de la siguiente forma:
La Biblia enseña que Dios bendice de una forma material y financiera a quienes le obedecen, y que tener dinero y riquezas en abundancia es algo bueno que proviene de Él.
El dinero y la riqueza física (las posesiones) son simplemente cosas. No son inherentemente buenas o malas. Lo que a Dios realmente le interesa es cómo las usamos y qué actitud tenemos hacia ellas.
Algunas veces, quienes se enfocan sólo en estos pasajes se adhieren al llamado evangelio de la prosperidad o evangelio de la salud y la riqueza. La lógica es: si obedezco a Dios y hago cosas que le agraden, Él me bendecirá materialmente para que sea rico. Tal vez es entendible que algunos lleguen a esa conclusión; después de todo, parece tener sustento bíblico.
Bienaventurados los pobres: otra posible respuesta a la misma pregunta
Otros responden la pregunta usando algún pasaje de la siguiente lista (nuevamente, lo invito a leerlos todos): Marcos 10:23-25; Lucas 6:20; 1 Timoteo 6:10; Santiago 2:5; y Apocalipsis 2:8-10.
Cualquiera sea el versículo que elijan, su visión acerca del tema es diferente al que mencionamos antes, y podría resumirse como sigue:
La Biblia enseña que Dios permite (o hace) que su pueblo sea pobre y que tener abundancia física es algo espiritualmente peligroso, problemático y gravoso para los justos —algo contrario a la voluntad de Dios.
Esta idea también parece estar respaldada por la Biblia. Sólo lea los versículos mencionados. Quienes piensan de esta manera, están convencidos de que Dios quiere que sus fieles sean pobres en esta vida, porque es lo mejor para ellos. Tener dinero y riqueza los echará a perder.
Una visión más completa y equilibrada
Dependiendo de las circunstancias y de la forma en que Dios esté trabajando con su pueblo en cierto momento y contexto, cualquiera de las respuestas anteriores podría ser la correcta. Es mejor estudiar varios pasajes, no sólo uno o unos pocos, para alcanzar un entendimiento maduro y equilibrado acerca de un tema tan amplio como el dinero, las riquezas y su administración.
De hecho, la pregunta que hicimos al principio de este artículo era un poco capciosa. No existe un único versículo en la Biblia que sea más importante que los demás. Todo lo que Dios dice acerca de un tema debe ser estudiado, y debemos evitar cualquier método que conduzca a un entendimiento doctrinal basado en un solo versículo.
El tema de este artículo es sólo un ejemplo. Siempre debemos estudiar todas las escrituras relacionadas, no sólo unas pocas, para comprender la voluntad de Dios acerca de cualquier tema. Y, por supuesto, es importante orar para que Dios nos dé una perspectiva madura y balanceada después de estudiar tantos pasajes bíblicos como podamos acerca del tema de nuestro interés.
Dios y el dinero: una conclusión más completa
Éste es un tercer grupo de escrituras, muchas de las cuales no se encuentran en las dos listas anteriores. Si desea tomarse el tiempo para hacer un estudio personal acerca del tema del dinero en la Biblia, lo animo a considerar los versículos siguientes: Deuteronomio 6:10-13; Salmos 62:10; Proverbios 6:6-9; 13:22; 15:16-17; Mateo 6:25-34; 13:22; Luca 3:14; 9:23-25; 12:15-21; Hechos 20:35; Filipenses 4:11-12; 1 Timoteo 6:8, 10, 17-18; y Apocalipsis 3:15-18.
Estudiar estos pasajes pidiéndole a Dios que nos llene con su entendimiento nos ayudará a desarrollar una visión más madura y completa acerca del tema del dinero. Luego, algo similar al siguiente resumen probablemente sería apropiado:
El dinero y la riqueza física (las posesiones) son simplemente cosas. No son inherentemente buenas o malas. Lo que a Dios realmente le interesa es cómo las usamos y qué actitud tenemos hacia ellas. A veces, Dios permite que su pueblo atraviese pobreza y necesidades como una prueba. En esos casos, debemos agradecer y aceptar las necesidades con contentamiento, confiando en la ayuda y provisión de Dios. En otros casos, Dios bendice a su pueblo con abundancia y debemos estar agradecidos, siempre recordando de dónde provienen las bendiciones.
Si desea estudiar este tema tan importante con más profundidad, vea los artículos de VidaEsperanzayVerdad.org:
- La Biblia, su dinero y usted
- Seis principios bíblicos acerca de las finanzas personales
- ¿Qué dijo Jesús acerca del dinero?
La oración de Agur
Aunque no existe un versículo que sea el más importante acerca del dinero y la riqueza, tal vez sería bueno concluir con un pasaje final que expresa una perspectiva madura y equilibrada en cuanto al tema.
Se trata de la sabiduría que encontramos en la oración de Agur: “Dos cosas te he demandado; no me las niegues antes que muera: vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; no me des pobreza ni riquezas; manténme del pan necesario; no sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es el Eterno? O que, siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios” (Proverbios 30:7-9).