Echando toda vuestra ansiedad sobre Él
Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
Si nosotros pudiéramos ver siempre cuán débiles e impotentes somos en comparación con el asombroso Dios Creador, no tendríamos problema para ser humildes. Pero el engañador, Satanás el diablo siempre está tratando de aumentar nuestro orgullo. Su plan es asegurarse de que no seamos fáciles de enseñar y sumisos, que no estemos dispuestos a humillarnos delante de Dios y al actuar así no seremos enaltecidos como miembros de la familia de Dios.
Si estamos apercibidos de sus tácticas y resistimos los ataques de Satanás, nosotros podemos aprender humildemente de Dios y esforzarnos por vivir como Él vive. A medida que hacemos eso, nosotros podemos echar nuestras ansiedades —todas las innumerables cosas que están más allá de nuestro control— sobre Él. Jesucristo habla acerca del tema de la preocupación con más detalles en Mateo 6:25-34.
Saber que el Todopoderoso Creador cuida de nosotros es algo grandioso. Él no sólo nos ama de manera abstracta. Él se interesa íntimamente acerca de nuestras preocupaciones, nuestros achaques, nuestros dolores, nuestras ansiedades. Jesucristo vivió como ser humano y puede sentir empatía con nuestras debilidades (Hebreos 4:15).
Pedro pudo haber estado aludiendo al Salmo 55:22: “Echa sobre el Eterno tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo”. ¡Qué promesa tan maravillosa!
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