Ellos recibirán consolación
Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
Al principio del famoso Sermón del Monte de Jesús, Mateo registra las bendiciones que han llegado a ser conocidas como las Bienaventuranzas. Esta segunda Bienaventuranza provee consuelo y aliento a los que se están lamentando ahora —como todos nosotros lo hacemos en varias ocasiones en esta vida de pruebas y sufrimiento.
Dios el Padre es “Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos nosotros también consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios” (2 Corintios 1:3-4).
Finalmente en el Reino de Dios terminará todo lamento: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:4).
Si desea saber más acerca de esta bienaventuranza, vea “Bienaventurados los que lloran”. Para más escrituras animadoras, vea nuestros artículos acerca de: “Versículos bíblicos alentadores”.